Capítulo 37: Dos vampiros.

16.4K 2.4K 692
                                    

Después de la intensa conversación con Raven, Donovan y yo nos dirigimos hacia la habitación de Julia. Me sentía tan confundida, sin saber cómo demonios se esperaba que reaccionara. Yo misma había visto todos los peligros que ser una donante provocaban. Y Raven no era precisamente un vampiro común.

No quería que mi hermana menor se convirtiera en una herramienta más en este juego político en el que yo apenas me estaba enterando de su existencia.

Raven suplicó no alejarse de Julia y Donovan confirmó que esa no sería la mejor idea. Julia no tendría muchos problemas, pero Raven sí. Él ya estaba consciente de aquella conexión y estar alejado solo le haría daño.

Eso era un problema al que no tenía una solución inmediata. Tampoco era que quisiera separarlos.

Pero Julia solo era una niña. Una bebé. Y aunque Raven era mayor que ella solo por algunos años, esa diferencia en este momento era gigante.

Por supuesto, debía darle el beneficio de la duda. Él ya había demostrado un gran autocontrol, algo que incluso Donovan no logró.

—Estoy bien —declaró apenas me vio.

Julia no tenía idea de lo que estaba pasando, noté cuando me sonrió al verme, su rostro estaba bañado por las lágrimas que había derramado, pero ahora se estaba haciendo la fuerte.

La dejamos descansando un rato, pues, aunque no fue una herida grave, le costaba un poco caminar. Así que mientras la herida cicatrizaba, tendría que pasar un par de días en reposo. Lo cual no sería nada fácil considerando lo inquieta que era.

Pero era un peligro tener a una niña sangrante paseando por los pasillos de un castillo llenos de vampiros.

Preocupada, miré a Donovan apenas salimos de la habitación. Él me devolvió la mirada, intentando tranquilizar mi mente inquieta.

—Iré a reunirme con un par de personas importantes —hizo un par de comillas con los dedos—. Nos veremos en la cena. ¿De acuerdo? Estaré ocupado.

Su tono fue amargo, lo que me indicó que no estaba demasiado feliz por tener que encontrarse con aquellas personas, pero era obvio que no podría tomarse un par de días para él después de todo lo ocurrido en el banquete.

Después de todo, no podíamos seguir fingiendo que no había pasado nada. No conocía mucho de política, pero según había investigado, existían vampiros poderosos fuera de la familia del monarca. Como el padre de Camille, aquel hombre aterrador que parecía ansioso por apoderarse de todo.

Ahora era su trabajo lidiar con todos estos vampiros. Y aunque quisiera, no iba a poder ayudarlo demasiado. Aún me quedaba un largo trayecto en mi aprendizaje de su mundo.

Lo miré caminar, alejándose de mí. Quería quedarme a su lado, sin embargo, me mordí la lengua para no decirlo. Además, yo tenía que conversar con mi familia. Las cosas se estaban complicando y necesitaba el consejo de mi mamá.

Así que tomé una respiración profunda y me encaminé hacia allá.

Raven y Julia... ¿Qué debía hacer respecto a ellos?

No podía solo separarlos y mantenerlos lejos. Eso no sería justo con nadie. Sin embargo, mi hermana era demasiado pequeña como para pensar en tener pareja en un futuro cercano.

Y lo que más me preocupaba, eran los instintos vampíricos. Ahora estaban bien... ¿Y cuándo ambos crecieran un poco? ¿Qué haría cuando Raven tuviera dieciocho, mientras Julia solo doce? Actualmente ambos eran niños, así que no había mucho que preocuparse.

Raven prometió que serían amigos.

Y no había razón alguna para negarme a que fueran amigos.

¿A quién podía pedirle consejo? Necesitaba a alguien que me entendiera. Jamás en mi vida me lamenté tanto no tener amigos cercanos. Personas que me escucharan y aconsejaran.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora