Capítulo 17: Hasta el diablo tendría miedo.

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Advertencia: Este capítulo puede contener algunos spoilers de los sacrificios de la luna. No hay detalles tan relevantes, pero ya saben, soldado advertido no muere en guerra ;) 

Espero que disfruten este capítulo.

Espero que disfruten este capítulo

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 Dejar a Juliette ir a dormir fue un poco complicado para mí. Sabía que ella necesitaba descansar, después de tan largo viaje. Sin embargo, estaba tan nervioso por tenerla aquí, en mi hogar.

En este castillo crecí y todos los que aquí habitaban me eran leales, sin embargo, eso no calmaba mi ansiedad.

Si alguno se atrevía a poner un dedo sobre ella, cabezas comenzarían a rodar.

Desde que me convertí en el monarca, nunca me quedé en un solo sitio. Viajando por todas partes en el mundo, vigilando los diferentes territorios de los vampiros, molestando a los lobos y simplemente huyéndole a mis responsabilidades. Por eso el castillo estaba un poco abandonado. Solo tenía el personal necesario para lidiar con todo el lugar, concentrándome en la protección.

No quería que nadie supiera dónde me encontraba, al menos por un tiempo mientras Juliette se adaptaba.

Me encontraba en mi despacho, bebiendo whisky para calmar mis nervios y revisando todos los papeles que tenía frente a mí. Debía ponerme al día con los asuntos vampíricos, asegurarme de que todo estuviera en orden.

Por eso me sorprendió escuchar un ligero toque en la puerta, solicitando permiso para ingresar.

—Señor —la mucama hizo una reverencia, era bajita, con cabello oscuro. Se mostraba nerviosa por lo que tendría que decirme—. Las habitaciones de sus invitados están vacías.

Pocas personas podían interrumpirme cuando me encontraba aquí, con algunas excepciones. Como aquella en la que mis invitados desaparecían de sus habitaciones.

—¿Eh? ¿Cómo que vacías? —pregunté, sintiendo la preocupación envolverme.

Había elegido este castillo porque confiaba en cada uno de los habitantes de este lugar. Pero si alguien me había traicionado...

¿Quién se atrevería a traicionar al monarca de los vampiros? Era una muerte asegurada. No me parecía una decisión muy inteligente. Yo no era un rey precisamente benevolente. Y tampoco era un rey sádico. Pero por Juliette estaba muy dispuesto a convertirme en uno.

—Solo una —se apresuró a decir la mucama, temerosa. Como si sintiera mi sed de sangre—. Solo una sigue ocupada.

—Esto debo verlo por mí mismo.

Me dirigí a paso apresurado hasta el tercer piso, subiendo las escaleras en un dos por tres. Solo transcurrieron dos horas desde que los dejé en sus respectivas habitaciones. ¿Cómo es que ya se habían revuelto?

Planeaba utilizar el tiempo en organizar todo lo necesario en el castillo para la estadía de Juliette y compañía, mientras esperaba que mi visitante llegara. La cocinera, Marilyn, parecía feliz de tener humanos a los que alimentar, puesto que los vampiros apenas y comían. Y como ella antes era una humana que amaba cocinar, estaba entusiasmada por tener personas reales que probaran sus platillos.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora