Capítulo 43: La traición, la decepción hermanos.

14.6K 2K 851
                                    

—Bien, lo haces bien —indicó la suave voz de Aria—. Respira, concéntrate en tu alrededor, en las vibras que te rodean.

Obedecí, respirando hondo. Percibí el pasto que pisaba, la brisa que bailaba a mi alrededor. El sol calentaba mi espalda y podía escuchar los murmullos de los dos idiotas que ahora eran parte de mi entrenamiento.

—¿Acaba de llamarnos mala vibra? —Preguntó Brett.

—Sí —confirmó Mara.

Nos había tomado días enteros de entrenamiento. Después de mucho sudor, quejas y lágrimas, ahora era capaz de percibir la magia.

Y no siempre podía. Días mejores, días peores. Solo había logrado percibirla unas tres veces luego de aquel extraño entrenamiento con Brett. Bastaba con que él se acercara para que yo pudiera notar la ausencia de magia a su alrededor. Una vez que notaba la diferencia entre un ambiente con magia y uno libre de ella, fue más sencillo para mí distinguir aquella particular energía que habitaba entre nosotros.

Y aunque estaba mejorando, la verdad era que comenzaba a frustrarme por no ver frutos de mi entrenamiento. No sabía por qué razón se me dificultaba tanto, ni tampoco estaba segura de que este entrenamiento sirviera de algo.

—Silencio —ordené.

Solté el aire poco a poco, tal y como ella me lo indicó. Ahora lo importante era hacer una conexión con la magia. La sentía como si la tuviera en la punta de los dedos, pero aun así no era capaz de comunicarme con ella.

—¿Puedes sentirlo? Está a tu alrededor, solo tienes que notarlo.

—Solo está molestándose porque no lo logra —intervino Mara.

—No me molesta que leas mi mente constantemente, pero sí me gustaría que al menos mantuvieras esa información para ti misma —le dediqué una mala mirada.

Ella solo comenzó a reír. Su pasatiempo favorito era hacer enojar a las personas. Y era trampa, porque era capaz de leer los pensamientos de todos y encontrar la fórmula exacta para hacer enojar a cualquiera.

—A mí no me gusta ser utilizado por ustedes para todos sus experimentos. Primero con Eleanna, ahora con la Barbie gótica.

Mi poca paciencia comenzó a esfumarse gracias al inoportuno comentario de Brett.

—Uh, a la Barbie gótica no le gusta escuchar ese nombre —se burloneó Mara.

—¿Cuál? ¿Eleanna?

—Ah, que refrescante —sonrió Mara—. Los celos siempre son divertidos.

—Pensé que esto era un entrenamiento, no la hora de burlarse de Juliette —tercié.

—¿Estás celosa de Eleanna? —preguntó de nuevo Brett—. ¿Por qué?

—Yo te lo puedo decir —se emocionó Mara.

—Suficiente —intervino Aria—. ¿Por qué cuándo se juntan se portan como unos niños?

No era mentira. Los entrenamientos con Brett eran útiles, pero él siempre estaba con Mara, por orden de Elliot. Y Mara era una bomba de energía. Pero por más extraño que sonara, cuando estaba junto a ellos avanzaba mucho más que cuando practicaba sola.

Era tan extraño tener este tipo de entrenamientos poco convencionales. Cuando Aria Matthews dijo que aceptaba entrenarme, debo confesar que imaginé mil cosas diferentes, exceptuando esta.

Sentarme, meditar, escuchar y respirar. Eso era todo lo que hacíamos al menos tres veces a la semana. Y ya teníamos dos meses en esto.

Yo seguía investigando todo lo que podía sobre la sombra de la rosa. Aquel grupo de humanos con habilidades sorprendentes, capaces de hacerle frente a los vampiros.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora