-¡Visitas sin motivo antes de la boda, cultivo en pareja previo al matrimonio, apariencia inadecuada y estas... estas muestras de cariño sinvergüenza! ¡No crie a mi hijo para que se comportase de forma tan inadecuada!
-Nuestro hijo está enamorado, mi señora. -Suspiró a Jiang FengMian-. Nunca había visto a A-Cheng sonreír así antes.
-Tampoco es que te hubieses fijado mucho en él antes. -Auch-. Vamos. No quiero perder a ese maldito de vista.
-No creo que eso impida que duerman juntos, de todas formas...
-¿Has dicho algo, A-Li?
-Nada, madre.
Jiang YanLi le mostró a sus progenitores una sonrisa tan dulce como impenetrable, una auténtica muralla de hierro. Yu ZiYuan bufó y rebufó. Jiang FengMian juraría que cada día admiraba más a su hija.
Como tantas otras veces, el primer jade siguió a los asistentes de Jiang Cheng en dirección al Salón de la Espada ignorando a los tres fantasmas que llevaba detrás. Uno de los discípulos le preguntó que qué tal le había ido el viaje desde los Recesos de la Nube y él, todo un derroche de sonrisas y luminosidad divina, contestó que de maravilla. Lo había hecho volando en espada, sin séquito alguno, fugaz y eficiente. Solo se detuvo una vez en una ciudad a medio camino, y fue para comprar algunos pasteles de luna fuera de temporada. Lo hizo porque eran el dulce favorito de su prometido, podría comerlos a todas horas, y le encantaba llevárselos para amenizar el té. Se los dejó al otro asistente, que se encargaría de transportarlos a las cocinas y servirlos con otros refrigerios. Lan XiChen asintió con una sonrisa cuando el discípulo le comentó que había traído un montón. Pidió que no se sirviesen todos, un brillo cariñoso dominando sus ojos. Jiang YanLi a sus espaldas suspiró. Tanto ella como su cuñado sabían que, en determinados días de exceso de trabajo, probablemente esos pastelitos fuesen lo único capaz de hacer que su hermanito comiera algo.
A veces le daba la impresión de que Jiang Cheng era capaz de cuidar de cualquier persona en aquella secta, menos de sí mismo.
-Qué naturalidad trae. -Masculló sardónica Yu ZiYuan según llegaban al Salón de la Espada-. Ya casi parece el maestro de esta secta.
-No comprendo tu queja, mi señora.
-¡Se mueve por el Muelle del Loto como si fuera su casa!
-Bueno, A-Cheng le dijo que podía considerarla como tal.
-Y estábamos presentes cuando lo dijo. Fue muy emotivo.
-¡No es excusa! ¡Y no fue para tanto!
Salvo que... sí, lo es. Jiang Cheng le había dotado de la misma autoridad que tendría el segundo maestro del Muelle del Loto el mismo día en el que se pidieron matrimonio. Lan XiChen escogía no ejercerla por respeto a su prometido, pero eso no quitaba que ya se conociese cada rincón de aquel sagrado lugar y que sus habitantes lo respetasen tanto como a su líder. Y sí, es correcto. Se pidieron matrimonio. La sugerencia de casarse vino algunos meses después de la boda de sus hermanos, al poco tiempo de que Lan Huan abandonase la reclusión. Fue una tarde de otoño hacía casi un año, cuando Jiang WanYin le confesó que se negaba a seguir escondido más tiempo, que sentía que les estaba matando a los dos tanto o más de lo que lo había hecho la traición de Jin GuangYao. Por toda respuesta, el primer jade le había sonreído, todavía triste y cansado, pero con un brillo renovado en los ojos. Había atado su cinta de la frente en torno a las muñecas de ambos, proclamando que quería hacer ese lazo suyo visible para el mundo pero que no sabía cómo decírselo.
Desde entonces, la cosa empezó a mejorar.
-¿Piensas probarle, madre?
-¿Otro reto? -Cuestionó la Araña Violeta, mirando en dirección a su primogénita solo un poco más calmada. Jiang FengMian quiso echarse a temblar ante las implicaciones de esas dos simples palabras-. ¿Estrangularle cuenta?
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Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanfictionO: Manual de supervivencia de Lan XiChen para una boda exitosa. El anuncio de la boda del ilustre primer jade de Gusu Lan causó sensación en el mundo del cultivo. El nombre de la pareja lo sacudió hasta los cimientos y puso a toda una generación a t...
Paso 4: Muestra tus respetos más sinceros
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