chapter six.

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Perdió el aliento por un par de segundos.

Era mucho más atractiva que cualquier foto que hubiera visto de ella antes. Tenía una mirada penetrante y tenaz, su rostro era totalmente su tipo. Su cabello negro era bastante largo y estaba suelto acunando sus facciones a la perfección. Le costaba emitir palabra, estaba en shock. Nunca antes había conocido una mujer que le produjera esa sensación de incertidumbre.

—Lo mismo digo... —No podía hablar sin sentir el nerviosismo en su propia voz.

Ella lo observó un par de segundos haciéndolo sentir más pequeño en su lugar. Y luego habló.

—Acércate, no muerdo. —Demandó y él no tuvo más remedio que acatar.

Caminó un par de pasos más cerca del escritorio donde ella se encontraba.

—Estás demasiado callado, a juzgar por tus mensajes creí que serías el primero en decir algo oportuno. ¿Quieres hacerlo en mi escritorio?

Las mejillas de Bright se tiñeron violentamente y negó rápido.

—No claro que no, hay mejores lugares. Mi departamento por ejemplo, o un hotel. Dónde sea menos acá... —Habló rápidamente. Por primera vez se sentía un poco más cómodo que hace minutos.

Era extraño, se sentía como un idiota. Estaba actuando como un niño virgen de 15 años, él no era así. Es solo que ella lo intimidaba con la mirada, lo hacía sentir extraño.

—Un hotel. Uhm podría ser, pero siendo honestos la comodidad es lo primero. Vayamos a mi departamento.

Dicho esto Vincent se paró de su silla y Bright quiso desfallecer. La mujer era casi tan alta como él, sus piernas eran increíblemente largas, eran para infartarse. Tenía un cuerpo increíble y ella tenía puesto un traje, estaba seguro que con algo diferente sus curvas se verían incluso mejor. Su postura era exquisita, era elegante e imponente.

Tomó dos cosas de su escritorio y caminó hacia él. Olía exquisito, era un mezcla extraña entre roble y canela. Él conocía un tanto de perfumes, era apasionado en coleccionar sin embargo, había algo más, ese aroma se mezclaba con otro olor. Y por alguna razón su cuerpo también lo notaba.

—¿Vas a venir o te vas a quedar mirando a la nada?

Su voz lo sacó del trance y caminó hacia la puerta.

Ambos caminaron hacia al ascensor.

El ambiente era extraño, al menos para Bright que todavía se debatía en cómo actuar con ella. ¿Debía acercarse a ella? ¿Debía rodear su cintura? Siendo honestos no tenía respuestas para aquellas preguntas, jamás había tenido una salida casual. Jamás había salido literalmente a acostarse con alguien por una noche, sus relaciones anteriores habían sido relaciones formales con todo. Citas románticas, salidas a parques, cenas y series hasta la madrugada. En esos momentos Bright sabía que hacer o cómo actuar, porque el ambiente lo ayudaba a crear situaciones sin embargo en esos momentos no había nada de eso, no había un "ambiente" eran sólo ellos dos en un ascensor. Vincent tampoco se parecía a ninguna de las novias que había tenido en el pasado, no parecía frágil ni mucho menos dependiente de alguien. Tampoco parecía alguien romántica, aunque podría estar juzgándola mal para haberla conocido 30 minutos antes. Lo único que sabía era que, esta noche estaba lejos de ser algo que él hubiera experimentado antes. Lo sabía.

Una vez en la planta baja del edificio pasaron por la recepción y la secretaria que antes lo había atendido hizo una reverencia y luego lo observó, era una mirada extraña. Sin embargo no pudo terminar de descifrarla ya que Vincent caminó más rápido de caminó al estacionamiento.

Se acercaron a un auto negro bastante lujoso y ella sacó sus llaves, el auto hizo un ruido y las puertas se abrieron, deslizándose para arriba. Joder que tenía dinero.

Por primera vez en todo el trayecto Vincent pronunció palabra.

—Sube.

Bright dudó.

—Eh, mi auto... Yo vine en auto y–

—Sube al auto.

El menor no dijo nada más y subió cómo le fue indicado. Una vez los dos adentro las puertas cerraron automáticamente. Ambos se colocaron el cinturón de seguridad y acto seguido partieron.

No tenía idea a dónde estarían yendo, no conocía la zona por la que estaban pasando. El viaje no fue muy largo a decir verdad, 20 minutos después estacionaron en frente de una edificio bastante grande y bajaron. Bright se limitó a seguir a Vincent. Ella abrió la puerta y prendió las luces.

El departamento era inmenso, y a simple vista podía intuir que era bastante caro. Toda la decoración era minimalista, habían pocos muebles pero los suficientes para hacer del lugar algo acogedor.

Vincent tiró su abrigo en el sillón.

—Cierra la puerta.

Bright se sonrojó. Se había quedado parado en la entrada y con la puerta abierta, rápidamente la cerró de atrás de él y caminó hasta donde estaba ella.

—Mi habitación está arriba, tengo que buscar unos papeles y hacer una llamada. Puedes ir duchándote y esperarme. No tardo.

Dicho esto Vincent desapareció por el ala izquierda del departamento y Bright se relajó un instante. Comenzó a mirar con más curiosidad el lugar, la cocina era bastante amplia, era más grande que la suya por supuesto. Había una biblioteca por la parte derecha en la que no indagó mucho y comenzó a subir las escaleras hacia la habitación que Archen le había mencionado. En el segundo piso habían tres habitaciones, Bright se preguntó para qué necesitaría tantas.

Aunque su problema real era adivinar cuál de los tres pertenecía a Vincent.

Primera habitación a la derecha: estaba cerrada con llave, rápidamente supo que no era. Quién en su sano juicio cerraría con llave su propia habitación.

Segunda habitación, en el medio: a diferencia de la primera, esta sí abrió. Entró despacio. La habitación tenía una cama matrimonial en el medio y era bastante normal, aunque no parecía una habitación que fuera utilizada a diario. Concluyó que era la habitación de huéspedes, habían valijas en el lugar. Cómo si alguien se hubiera quedado allí recientemente.

Cerró lentamente.

Y por fin dirigió su vista a la tercera habitación. Abrió la puerta y lo supo.

Esa era la habitación se Vincent.

Olía a roble y canela, al igual que ella. Era grande y también contaba con una cama matrimonial, pero a diferencia de las dos anteriores, esta tenía papeles y carpetas por varios lugares. También tenía un escritorio y una mesa donde estaban distribuidas varía de las cosas que un empresario podría necesitar. Por el resto la habitación estaba impecable. Bright cerró detrás de él.

Dejó su saco en la cama y buscó el baño. Entró y se miró al espejo.

Su rostro se veía igual que siempre aunque tenía las mejillas sonrojadas, sacudió su cabeza y entró a la ducha. Se enjabonó rápido, no era como si tuviera tiempo de disfrutar del agua cayendo sobre él. Pensando fríamente ni siquiera sabía porque se estaba bañando, después de todo iba a sudar y tendría que volver a ducharse. En fin. Salió luego de 10 minutos y maldijo a su madre.

No tenía una toalla o ropa limpia que ponerse. Y no se había percatado de eso antes de entrar a ducharse.

Buscó en el armario pequeño del lugar y por suerte encontró una bata. Suspiró aliviado. Secó su pelo con la toalla de manos, lo máximo que pudo y tomó su ropa para salir de allí.

Cuando levantó la vista casi muere del susto.

—¿Qué demonios?

un poco tarde la actualización pero había perdido este capítulo en los borradores.

sí alguien está leyendo esto, gracias.

desire | bright vachirawit & mew suppasit.Where stories live. Discover now