Capítulo 3 - Tarde como siempre

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Eran las 6 am del día Miércoles, aún no había logrado conciliar el sueño después de una muy larga noche poniéndome al día con uno de los más nuevos proyectos publicitarios que habíamos conseguido y que teníamos que presentar en los próximos meses,...

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Eran las 6 am del día Miércoles, aún no había logrado conciliar el sueño después de una muy larga noche poniéndome al día con uno de los más nuevos proyectos publicitarios que habíamos conseguido y que teníamos que presentar en los próximos meses, el cuerpo y el cerebro habían superado sus límites y ya totalmente destrozada me decidí a descansar, pero antes de eso necesitaba relajarme, así que salí de mi estudio el cual estaba ubicado en la en el entrepiso de mi casa y me dirigí a la cocina para hervir el agua y luego poder prepararme una taza de té.

Una vez que logré terminar el bendito ritual que implicaba prepararme mi té, agarré la taza que contenía al mismo y me dirigí a mi habitación, la cual apenas entré me recibió con el habitual perfume de vainilla, consecuencia de mi obsesión con los sahumerios.

Me senté en mi cama y procedí a beber la infusión mientras observaba el hermoso amanecer de enero por el ventanal apenas abierto de la habitación mientras una sonrisa aparecía en mi rostro al ver como mi pequeño bulldog francés Romeo dormía pansa para arriba en un asiento con almohadones que tengo justo en el suelo cerca de mi cama para que él se recueste. Sabía que había perros raros pero mi Romeo era inigualable si hablábamos de rarezas.

Definitivamente había pasado mucho tiempo desde la última vez que me detuve a observar un amanecer, ya había olvidado lo hermoso que es sentir la brisa fresca de la mañana mezclada con la humedad típica de Buenos Aires, como los pequeños pájaros empiezan a cantar y como el molesto perro de mi vecina empieza a ladrar como si fuera un gallo cantando al salir el sol.

De repente empiezo a recordar porque es que no me gusta quedarme a pensar mucho las cosas, y es porque en esos momentos es cuando me entra un poco la depresión, o sea, estoy llegando a los 30, mi vida fuera de los negocios exitosos y del cariño de mi familia, es vacía, desastrosa y extremadamente solitaria.

Hay veces en que he llegado a pensar que soy bipolar. No entiendo cómo puedo pasar de querer estar sola, soltera y solitaria un día, como siempre digo, a después desear tener el paquete completo: esposo, hijos, y el vivieron felices para siempre.

Al principio le eché la culpa a mis padres y a su divorcio, porque nunca entendí como dos personas que se amaban tanto como ellos dos lo hacían después de un día para otro decidieron separarse, pero después a eso le sumé mi última relación, ya que cuando terminé con Alessandro mi ex novio, lo único que hice fue encerrarme totalmente en mi trabajo, en mi familia y la única amiga que tuve durante toda mi vida Lía. La única que logró sacarme de la depresión no solo después de que terminé mi relación sino todos los fines de semana desde ese día, ya que eran los únicos días que podíamos salir, debido a su exigente trabajo como gerente de un banco y a mi tan asfixiante agenda. Lía era como la hermana mujer que nunca tuve y aunque me volvía loca como nadie y vivía diciéndome que no podía estar toda mi vida de esta manera, yo la adoraba, era mi salvación.

Alessandro era un tipo hermoso, caballero, muy educado, pero lamentablemente destrozó mi corazón en el mismo momento que me enteré que me era infiel con su compañera de trabajo, lo cual desembocó en un ataque de histeria de mi parte en el que se llevó un vidrio roto de su auto y un ojo morado. Luego de eso jamás nos volvimos a ver y es algo que realmente agradezco, lo que no agradezco es todo en lo que me convirtió su infidelidad, me convertí en una persona que no puede confiar ni volver a amar, es como si hubiera creado un muro de defensa a cualquier tipo de sentimiento que quisiera acercarse a mi persona. Hasta la gente que trato diariamente se da cuenta de ese muro que he antepuesto, y sé lo que muchos piensan, que soy fría y frívola, pero no sé cómo cambiarlo, simplemente no logro cambiar esa parte de mí.

De verdad intento diariamente volver a ser la que era antes, ese tipo de persona que reía por todo, la que salía sin importar el día de la semana, la persona que amaba y daba todo por todos, pero esa Kira dejó de existir, murió hasta que llegue el día en que alguien sea capaz de derribar los muros y que logre descongelar ese corazón por decirlo de alguna manera, aunque dudaba mucho que la persona capaz de lograr eso llegara.

Tampoco es que fuera frívola y malvada, mi corazón solo estaba blindado para los hombres, aunque si voy a los hechos me haría falta, aunque sea un hombre ya que necesito más sexo que amor en este momento, y ya que a esta hora no iba encontrar a alguien para tener sexo fue que decidí acostarme a dormir. Creo que no pasaron ni dos minutos cuando finalmente logré caer en los brazos del queridísimo Morfeo.

Horas después ....

Me levanto sobresaltada, de nuevo ese sueño que me trastorna, esa mirada verde y taciturna observándome, la verdad es que nunca voy a comprender el porqué de ese sueño en el que siento que soy atraída por esa mirada llena de posesividad, de fortaleza, de dominación, la misma que me incita a no dejar de mirarlo y que solo con una mirada me incita a sentirlo y a caer en sus brazos, para luego despertar nuevamente sola. Eso es lo único que siempre pasa en mi sueño, veo sus ojos, oigo lo que me dice sin escucharlo, pero no logro saber quién es, no logro darle forma o descubrir sus rasgos.

Cuando logro tranquilizarme, veo la hora en mi despertador, son las 3:30 pm, maldición siempre llego tarde a todos lados, tengo el turno con el medico a las 4:30 pm.

Como puedo, me baño y cambio, poniéndome lo primero que encuentro, que en este caso fue un short celeste de jean, unas sandalias sin tacón y una musculosa verde agua demasiado escotada, tal vez no era la más apropiada, pero era la primera que encontré, a parte hay que ser realista, voy al ginecólogo, sea ella o él va a ver mi parte más íntima, dudo que un escote o mis largas y torneadas piernas las cuales darían envidia hasta a la propia ruta 40 produjeran algún problema.

Una vez que logro salir de mi casa y luego de subir a mi auto y manejar como una loca por las calles de Buenos Aires, o al menos tanto como pude hacerlo llego al consultorio y doy gracias a Dios por no haber perdido mi turno ya que el doctor/a tuvo un parto que atender y se demoró o algo así es lo que me dijo la secretaria.

La verdad es que la espera se me hizo bastante larga ya que estaba un poquito nerviosa, pero no por lo que me fuera a decir de mi salud el médico sino lo que más me ponía de los pelos era la intriga que me comía el cerebro por saber si mi doctor iba a ser hombre o mujer, pero finalmente tomé coraje durante los minutos previos a que me llamaran para pasar al consultorio.

Una vez que entré me quedé con más que la boca abierta, es más me atrevería a decir que hice un charco de baba apenas cruce la puerta del consultorio, ahí estaba mi doctor, el que iba a observar mi adorable tesoro del placer, exactamente el mismo hombre con que me tropecé el día que pedí el turno.

Estancada en la puerta a punto de desmayarme ante el hombre más sexy y hermoso que jamás vi en mi vida, traté de obligarme a hablar, pero no lograba coordinar ni una sola palabra, y fue así como él habló primero.

- Tú debes ser Kira cierto?

- Sí, soy. Yo soy. Hola, si soy Kira. Buenas tardes.

Por Dios parecía estúpida hablando de esa manera.

Él extendió su mano y agarró la mía para saludarme de manera formal.

- Buenas tardes Kira. Soy el Dr. Pablo

- OK. ¿Ese es su apellido? - Le pregunto con el ceño fruncido mientras me insulto a mí misma mentalmente por las idioteces que están saliendo de mi odiosa boca.

- No Kira, ese es mi nombre, la verdad es que no me gusta que me traten por mi apellido, si te soy sincero me parece muy impersonal, me gusta que mis pacientes confíen en mí, espero que no tengas ningún problema si te trato por tu nombre, y obviamente espero confíes en mí.

- Ok. No hay problema. Aunque mi confianza es algo que no entrego al rato de conocer a alguien nuevo.

- Bueno, entonces me lo tendré que trabajar para ganarme esa confianza. Ya que aclaramos lo básico, por favor toma asiento y coméntame que es lo que te trae por aquí específicamente Kira.

Quiero que seas míoWhere stories live. Discover now