Capítulo 18 - Como un ángel

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POV KIRA

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POV KIRA

Dos semanas más pasaron, ya habían pasado dos meses y medio sin Pablo, sin su tierna sonrisa, sin el a mi lado. Si bien seguía triste, había logrado dejar la rutina de ir de la cama al living, aunque mi intento de mejorar parece que me fue imposible, en esta ocasión iba de cada lugar donde estaba directo al baño, ya que últimamente no podía guardar en mi estómago nada de lo que comía, todo me dada asco, o me estaba por resfriar o seguro mi período me estaba por venir ya que en esos días siempre me pongo muy sensible a los olores y a cualquier cosa, toda la vida fui así, por ende ni importancia le doy, aunque he de admitir que este último tiempo los síntomas habían empeorado a lo que eran normalmente y eso me tenía a la miseria.

Cuando vi a papá amenazó con llevarme de las orejas al médico si seguía así, pero para que no se preocupara le dije que si no me mejoraba pronto yo solita perfectamente podía ir solita al doctor.

Cansada de devolver todo lo que tengo en mi estómago, me cambio y me dirijo a una farmacia para comprarme algo para el mal estomacal, seguro el comer tanta comida chatarra y cantidades inconscientes de helado durante este último tiempo le hizo mal a mi sistema.

Una vez que llego a la farmacia empiezo a buscar lo que necesito, justo en el último estante es donde encuentro una de las cosas que busco, pero si bien soy alta pues tampoco es la exageración mi altura para alcanzarlo. Empiezo a ver si encuentro a alguien del personal que me ayude, pero no veo a nadie, pero lo que si veo es una escalera que me permitiría alcanzar lo que busco, así que sin más la agarro y la coloco justo donde necesito para alcanzar lo que ando buscando.

Todo iba bien hasta que de repente me agarra un mareo muy fuerte y me siento caer, pero justo cuando creí que me iba a pegar contra el duro y frio suelo del local, sentí unos brazos que me agarraron y antes de desmayarme logre observar los ojos azules más bonitos que alguna vez pude haber visto, la piel blanca y los cabellos rubios de quien me sostenía, me sentí como si fuera un ángel aquel que me sostenía en sus brazos, y después todo sé volvió negro para mí.

Después de lo que creí habían sido minutos me desperté con un poco de dolor de cabeza, el cual creo se me pasó cuando empecé a ver a mi alrededor y todo era blanco, y yo tenía un suero conectado a mi brazo, lo último que recuerdo es estar en la farmacia, unos ojos azules preciosos observándome y nada más, el resto es todo oscuro.

- Hola bella durmiente

Giro la vista a mi derecha y sentado a mi derecha está el sujeto de los ojos azules

- Hola, me podrías explicar que pasó, ¿cuánto llevo aquí y por qué estás aquí?

- Te caíste de unas escaleras en la farmacia tratando de alcanzar algo en uno de los estantes de arriba, y yo justo iba pasando y te vi justo cuando estabas por caer, y llegué justo a tiempo para salvarte. ¿Definitivamente podría ser como un príncipe azul, rescatando a la princesa en apuros no lo crees?

- No creo en los cuentos de hadas ni de príncipes y princesas siendo felices para siempre

- Yo tampoco, pero sonaba lindo decírtelo

Empiezo a reír, este hombre es definitivamente chistoso, aunque ni siquiera se ha presentado, no sé ni cómo se llama

- ¿Cómo te llamas ángel o prefieres príncipe?

- Angel

- Si ángel, cuando te vi mientras me estaba desmayando me pareciste un ángel con esos ojos azules y tu cabello tan rubio, así que si quieres te llamo ángel

- Gracias por eso, pero, aunque no lo creas me llamo Ángel. Mi madre debe de haber pensado lo mismo cuando nací por eso el nombre supongo.

- Oh!!! Entonces muchas gracias Ángel, por haberme salvado de terrible caída

- De nada mi princesa en apuros

Después de aquel incidente todo empezó a salir mejor, empecé una hermosa amistad con Ángel, él fue como una luz en la terrible oscuridad en la que me había hundido este último tiempo.

Era un hombre bueno el desagraciado, pero tenía un defecto, que en realidad para mí no era defecto, ya que, así como era le empecé a tomar cariño, sino que era un defecto para todas las babosas que andaban atrás de él o que se morían de envidia cuando me veían con él, creyendo que era la mujer más suertuda de la faz de la tierra. Lamentablemente para toda la platea femenina, mi queridísimo nuevo mejor amigo era GAY. Sí, era gay. La verdad es que era un desperdicio que a este hombre le gustaran los hombres, pero bueno, sobre gustos no hay nada escrito diría mi madre.

Ya llevábamos un par de semanas de amistad con Ángel, la verdad es que me fue muy fácil confiar en él, él es una buena persona y me está ayudando a sobrellevar lo de Pablo, y lo de mis últimos estados de ánimo.

La verdad es que después de ese día del desmayo, empezaron más mareos y náuseas y todo tipo de malestares, así que a pedido de papá y de Ángel que en un par de minutos me pasaría a buscar es que decidí ir al médico ya que definitivamente no podía seguir en este estado.

Pasado 10 minutos tocaron la puerta y por su forma particular de hacerlo como así por su siempre fiel y extrema a su puntualidad supe que era Ángel quien había llegado a buscarme, por lo mismo agarré mi bolso y salí a su encuentro.

Ángel: Hola princesa

Kira: Hola mi ángel

Ángel: ¿Que cuentas? ¿Cómo te encuentras hoy?

Kira: La verdad es que me siento mejor pero no sé si es por el miedo de ir al médico o de verdad me he mejorado.

Ángel: sea lo que sea igual iremos al médico. Te guste o no bella durmiente

Kira: Ya deja de llamarme así

Ángel: Ni en sueños. Ahora vamos que he dejado el auto en doble fila y no quiero que me pongan una multa

Kira: Vamos

Y es así como llegamos a su auto para dirigirnos al médico, al cual llegamos luego de 20 minutos.

Entrando a la sala médica me recordé cómo conocí a Pablo, y mí mirada de repente cambió, sé que no es el mismo lugar, pero no puedo evitar recordar ese hermoso momento en el que choque con esos ojos tan hermosos, y una lágrima solitaria se desliza por mi rostro. Ángel inmediatamente lo nota, saca un pañuelo de su bolsillo para luego secar mi lágrima y luego abrazarme mientras besa mi frente y me dice que todo el dolor pasará. Ese simple gesto hace que bese su mejilla y me reponga para ir a la secretaria y confirmar que he venido a mi cita médica.

A los 15 minutos me llaman para pasar al consultorio, le pido a Ángel que me acompañe, ya que es una consulta general y no va a ser nada de otro mundo, la verdad es que con él a mi lado me siento segura, y en este momento es como el reemplazo de Jensen y Mark, es como mi hermano, y en poco tiempo se ha vuelto un pilar fundamental en mi vida. He llegado a la conclusión de que a veces Dios te quita cosas y otras te da, Pablo ya no está conmigo, pero por lo menos Dios me mandó un ángel protector para cuidarme y no dejarme caer.

Ángel me sostiene la mano y pasa conmigo al consultorio, una vez dentro del mismo el Doctor nos saluda, y nos pide que tomemos asiento, y empieza con las preguntas rutinarias.

Todo iba bien con las preguntas, el doctor preguntaba y yo respondía, hasta que me hizo una pregunta a la cual no supe exactamente cómo responder y entre en alerta, empecé a sentir un sudor frio por mi espalda, y sé que estaba pálida, NO... NO PUEDE SER... me repetía esa frase una y otra vez.... Pero creo que el destino es un jugador impredecible.... Hace esa clase de cosas y jugadas que nunca estás preparada para aceptar hasta que de repente todo pasa.

Quiero que seas míoWhere stories live. Discover now