𝙳𝚒𝚋𝚞𝚓𝚘𝚜

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Los días habían pasado y el otoño también había llegado, la época del año favorita de Jaemin, amaba pasear por las plantas secas y mirar como el aire se las llevaba hasta el horizonte y aunque era muy complicado mantener el jardín limpio siempre encontraba la manera de ser optimista.

Jaemin estaba temblando de los nervios, esperando frente a la puerta la llegada de aquel chico que podía catalogar él mismo cómo su príncipe azul, aunque no lo hacía porque podía sonar un poco cursi. Sus piernas temblaron al escuchar como alguien llamaba a la puerta, y sin esperar un segundo la abrió encontrándose al más mayor que sostenía en sus manos un ramo de flores.

—Toma, son para ti, las he cortado de mi jardín antes de venir aquí, no es de buena educación aparecer sin un obsequio.

Jaemin tomó el ramo de flores sin perder de vista la increíble apariencia de Jeno, que lucía tan casual pero al mismo tiempo elegante, y sin mencionar su aroma, que parecía haberse echado un baño de rosas antes de llegar.

—Muchas gracias, pasa adelante por favor.

Jeno, entró al pequeño hogar encontrándose con los padres del chico en quién no dudo en saludar.

—Buenas tardes, un placer conocerlos mi nombre Lee Jeno.

—Oh, el gusto es nuestro Jeno, por favor siéntate con nosotros a comer en familia. —Mencionó la madre de Jaemin.

Jeno obedeció sentándose en la mesa que era 10 veces más pequeña que la suya, pero no le tomó mucha importancia, lo que observó fue la deliciosa comida que se encontraba sobre ella.

—¿Así que te apellidas Lee?—Preguntó la madre de Jaemin.

—Efectivamente.

—¿Lee? Suena como apellido de los bastardos que se lavan las manos en dinero.— dijo el padre mientras comenzaba a comer.

—No digas eso, la alta sociedad no es tan mala.—Interrumpió la madre.

—¿No? Sólo nos contratan y nos pagan sueldos miserables, ni siquiera les importa si estamos vivos o muertos.— gruñó el padre.

Jeno un poco incómodo se concentró a comer aquel caldo, cuando sintió cómo una mano tocaba su rodilla, se asustó para observar debajo de la mesa y notar que era Jaemin tratando de ser reconfortante para él.

—¿Y de qué zona eres no pareces de aquí?—Preguntó la madre.

—Yo, soy de, es decir yo..—Sus labios temblaron y sus manos comenzaron a sudar, no podía decirle dónde vivía ya que probablemente sabrían que era privilegiado y esto no les agradaría del todo.

—Vive con su tío en un lugar un poco lejos de aquí.—Mintió Jaemin al observar al mayor tan nervioso. —Nos conocimos en el trabajo, hubo un tiempo que estuvo conmigo pero dejó de trabajar ahí.

—¿Trabajas?Mira tus manos, son tan blandas que ni siquiera parece que han tocado el agua.—Mencionó el padre mientras tomaba la mano de Jeno.

—Sí, ayudo a mi tío en la cosecha, no hago mucho ya que el se encarga de casi todo el trabajo, además me da unas plantas para la piel o algo así.

Jaemin se levantó de la mesa para después tomar la mano de Jeno y jalarlo hacía él.

—Vamos a ir a mi habitación, terminen de comer.

Jeno no dijo nada y sólo siguió su paso un tanto confundido, hasta que llegó a su habitación y por fin escuchó sus palabras.

—J-jeno yo, perdóname no creí que ellos hablarían de tu apellido y se expresaran así de tu familia.. L-lo siento.

—Tranquilo, tienen razón, sólo son personas crueles que piensan en si mismos, no te preocupes.— Jeno dijo refiriéndose a si mismo.

—Pero, tú no eres presumido o algo por el estilo.—Dijo Jaemin tomándolo por la mejilla.

—Puede, más sin embargo mi padre lo es, y casi toda mi familia así que eso mancha mi apellido.

Se sentó sobre el colchón del menor y tomó de una pequeña caja de madera algunas hojas que llamaron su atención.

—¿Tú dibujaste esto?—Preguntó el mayor mientras miraba cuidadosamente los dibujos que se encontraban ahí.

—¡No!, no toques eso.— le arrebató el puñado de hojas tan fuertemente que salieron todas volando por el piso de la habitación. 

Jeno se precipitó a ayudar a levantar aquellos papeles, sin embargo uno le llamó la atención, una imagen que parecía ser él mismo. 

—Jeno, no es lo que tú piensas..

El mayor no entendía porque Jaemin actuaba de una manera tan nerviosa ante un simple dibujo, hasta que notó con detalle las otras hojas que sostenía en sus manos.

Gotas de lluvia /NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora