Gotas de lluvia /NoMin

𝙸𝚗𝚟𝚒𝚝𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗

Jaemin debía admitir que se sentía mal por la Joven, ser rechazada por Lee Jeno no debía ser algo tan fácil de sobrellevar,  tenía que aceptar que era uno de sus mayores temores, porque a pesar de que ese beso pudo haber abierto alguna puerta en la mente de Jeno, no significaba que estaba correspondiendo sus sentimientos, era algo difícil de aceptar que un chico le atraía y más con una ley tan conservadora que les daba la muerte a aquellos que rompían la palabra.
Aunque, si Jeno se hubiera quedado con ella, probablemente se hubiera desecho de él, así que, estaba agradecido de que la rechazara. Podría sonar egoísta y poco ético ya que él no era de disfrutar las tragedias ajenas, su madre le había dicho que sonreír al dolor de otras personas era grosero y malo.

Las últimas semanas habían estado de maravilla, ambos amantes cepillándose el cabello, paseando por los jardines, comiendo frutas, montando a caballo, y obviamente no podían faltar los besos, Jaemin no dejaba que Jeno lo besase pero este le robaba besos cada que tenía oportunidad de hacerlo, sus besos eran rápidos y discretos, ya que lo hacían cuándo nadie estaba cerca.
Jaemin temía preguntarle que significaba esa relación para él, ya que cuando trataba de sacar el tema Jeno rápidamente hablaba de otras cosas, y era obvio que le ocultaba algo.
Sinceramente tenía miedo a ser rechazado, y preferiría quedarse callado y dejar que el tema se hundiera entre la conversación.

—Mi padre me ha estado preguntando por mi matrimonio.

—¿Qué le has dicho?—Dijo el menor mientras jugaba con el pasto verde.

—Le dije que no me presionara porque si lo seguía haciendo no iba a casarme.

—¿Tú no deberías decirle que no quieres hacerlo?

—¿Hacer qué?—Dijo el mayor confundido.

—Casarte, tú no quieres casarte.

—Claro que quiero casarme.

El menor Frunció su ceño al escuchar su respuesta, eso quería decir que tarde o temprano Jeno buscaría a una mujer con quién emparejarse y tener hijos, lo cuál le hizo sentir un terrible dolor en el pecho.

—Creo que debo volver a casa yo..

—¿Tan temprano?— Dijo Jeno para levantarse y acercarse a él.

—Y-yo olvidé que tengo que hacer muchas cosas, mamá preparará pan y seguramente me necesita en casa..

—Tú madre ¿hace pan?

—Bueno sí, es que..

—¿Y por qué no compra pan ya hecho? Supongo que es más fácil que hacerlo..

—Mi mamá es la que vende el pan..

—Ah.. debe saber muy rico..—Mencionó mientras acompañaba a Jaemin a la entrada.

—Puedo invitarte a comer si gustas algún día.

—¿De verdad? Realmente extraño tu casa— Dijo Jeno tratando de ocultar su emoción, pero el brillo de sus ojos lo delataba por completo.

—Pero, mi casa ni siquiera es bonita, la tuya si lo es..

—Pero contigo podemos tener privacidad, algo que en mi hogar no se puede, porque literalmente hay siempre empleados por todo el lugar.

Después de un corto rato de charla Jaemin se fue a casa ansioso por volverse a ver nuevamente, estaba seguro que su familia lo amaría.