Gotas de lluvia /NoMin

[decepción]

La linda tarde que había pasado se desvaneció cuando Jeno regresó a su casa, sabía que ocurría después por haberse escapado de aquella forma.
Tomó una respiración profunda para después abrir la puerta encontrándose con el señor Lee que leía sobre el sofá.
La vista de este se dirigió rápidamente a su hijo y de pronto Jeno sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Mira quién llegó.—mencionó su padre.—¿A dónde fuiste?

—Sólo salí a caminar.—respondió nervioso tratando de que no descubriera que en realidad estaba mintiendo.

—¿Crees que soy estúpido?—preguntó molesto mientras se acercaba hacía el más joven.

—No, de verdad fui a caminar, no insistas.

—Tenías una maldita cita hoy, ¿recuerdas? Los padres de Jieun vinieron a buscarte, ¿y a divina qué? tú no estabas por ningún sitio, me hiciste pasar vergüenza.

—Sí, no estaba porque fui a caminar.—volvió a mencionar mientras mordía su labio.

—Deja de hacerte el gracioso. Tú única responsabilidad es atender a tu familia, pero ni siquiera puedes hacer eso, eres un inútil.

—Bien iré a mi cuarto.—sintió un fuerte dolor que entumeció la mitad de su cara, dejándolo totalmente aturdido, y es que la cachetada que su padre le había dado le tomó por sorpresa.

—¡TE ESTOY HABLANDO! Deja de actuar como un niño de 5 años. Te dije justamente ayer, los padres de Jieun van a venir a comer con nosotros, ¿y qué hiciste? Te largaste a quién sabe dónde.

—Esta bien, lo lamento. ¿Puedo irme ya?—Preguntó mientras miraba a su padre quien lucía más molesto que antes.

Jeno terminó con la paciencia de su padre el cuál explotó de ira y terminó por volver a golpearlo pero esta vez derribando a su hijo.—Eres una basura, y una vergüenza para nuestra familia, no mereces mi apellido maldito bueno para nada.—reprochó mientras se iba a su habitación sin importar haber dejado a su hijo tirado sobre el suelo.

Unas pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos mojando sus mejillas las cuales ardían por los recientes golpes. Llevó su mano hasta su boca para notar que de esta salía sangre, se levantó del frío suelo y caminó en silencio hasta su habitación donde una vez ahí se recostó sobre su cálida cama mientras miraba la oscuridad de la noche. Sólo deseaba que Jaemin estuviese ahí consolándolo, y abrazándolo con esos delgados brazos que ya echaba de menos a pesar de que no llevaban mucho que acaban de verse.

Escuchó la puerta abrirse la cual le interrumpió sus vacíos pensamientos y le obligó a voltear, suspiró al darse cuenta que se trataba de esa chica.

—Hola Jeno, ¿te importaría si habláramos?—saludó la chica mientras entraba en la habitación.

—Quiero estar sólo Jieun, por favor no me molestes.

—Jeno, por favor. Sólo escúchame.

—Bien, ¿qué pasa? ¿Ya no tienes perfume? Luego te pediré otro, buenas noches.

—Ya basta, se que sabes que mis padres vinieron, pero no te sientas culpable ellos estuvieron la tarde conmigo aunque, querían platicar contigo, acerca de..—Tomó un poco de aire.— sus nietos, ellos están comenzando a preocuparse porque no he quedado embarazada pero no pude decirles que es porque no hemos tenido...

—Ya entiendo tu punto.—la interrumpió

—Entonces, ¿qué harás al respecto?

—No lo sé, ¿Quieres qué te tome?

—Sería un placer ser tomada por ti, al menos hazlo por nuestros padres.

El mayor se levantó de la cama y comenzó a quitarse su camisa blanca dejando al descubierto su pecho pálido que inmediatamente había llamado la atención de la joven, se acercó a ella y comenzó a besarla mientras una de sus manos se escabullía sobre sus muslos provocando un sonrojo por parte de la chica. Esa noche iba hacer eso que sus padres tanto querían, y tal vez así, podría dejar de decepcionarlos. ¿Verdad?