𝙲𝚊𝚕𝚒𝚍𝚘

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Jaemin quedó totalmente confundido al mirar a Jeno sentado en aquella silla actuando tan natural. Se acercó a él lentamente conteniéndose las ganas de llorar.

—¿¡Estas bien!?— Preguntó Jeno preocupado al notar los ojos llorosos del menor, sin embargo no obtuvo respuesta sólo un cálido abrazo, que parecía tener un gran significado.—Jaemin..—recibió su abrazo mientras acariciaba su suave cabello.

—Jeno gracias, yo no quería irme..—Dijo con una nostalgia, sus piernas ya sin fuerzas temblaron haciéndole perder el control y terminó en el piso, pero continuó abrazando al mayor, escondiendo su rostro sobre sus ropas.

—No entiendo nada de lo que esta pasando, ¿a dónde se supone que ibas a irte?— lo tomó de la barbilla e hizo que lo viera directamente, notando así sus ojos cristalinos.

—Bueno, lo qué pasa es que yo venía a buscarte, pero me dijeron que tú estabas en otra habitación y yo fui, pero sólo escuché gemi..

Su boca se detuvo al pensar ¿cómo diablos le explicaría a Jeno que estaba celoso?

—¿Gemidos?—Preguntó Jeno un poco confundido debido al repentino callar del menor.

—Sí— Contestó Jaemin a secas sin querer hablar más del asunto.

—Pero, yo no tengo sirvientas sólo cocineras..

Al decir eso se levantó rápidamente de la silla y salió del cuarto dirigiéndose a la última  habitación, y en efecto, escuchó unas risas provenientes del el lugar, no dudo en empujar la puerta logrando abrirla ya que se encontraba descompuesta.

Jaemin fue corriendo tras el mayor llegando al pasillo donde comenzó a escuchar gritos, se acercó hasta la puerta pero los ruidos habían cesado, no pudo aguantar la curiosidad y terminó por asomarse por el hueco de la entre abierta puerta, notó como aquella chica y Jeno se besaban; parecía ser un beso forzado, uno frío y seco, que rápidamente fue interrumpido por las manos de Lee, quién les obligó a separarse.

—¿Ves?¡ A eso me refiero! Siempre que intentó besarte o tocarte me alejas o te vas, te importan más tus estúpidos dibujos que tú propia esposa.

—No, no eres mi esposa, y no quiero que seas mi esposa, sólo vete, no quiero seguir discutiendo.

—¿Me estás insinuando que no quieres casarte?

—No yo no he dicho eso. Yo si quiero casarme, pero no contigo.

—Eres un poco hombre Lee Jeno.

La joven tomó sus cosas y salió casi semidesnuda. no tenía que ser un genio para notar que la chica le había sido infiel y que ambos discutían por eso, se sentía un poco mal por ella, porque verla llorar así le causaba lástima. Entró a la habitación y se puso frente a Jeno, ocupando el lugar donde anteriormente estaba su prometida, le tomó del hombro y dijo

—Yo no sabía que eso estaba pasando, pensé por un momento que eras tú él que estaba con ella, lo siento mucho.

—¿es por eso qué lloraste? Pensaste que yo estaba haciéndolo con ella, y eso te puso triste.

—No yo no..

—¿Entonces dime por qué lloraste?

Sus excusas se habían terminado, no podía ni quería seguir mintiendo pero tampoco quería decirle la verdad, así que hizo lo mejor que podía hacer, si las cosas no salían como pensaba al menos se llevaría un lindo recuerdo; se armó de valor y se acercó a besar los labios del mayor, dejando en su boca la esencia de su piel. Esperó por unos segundos a que el mayor le empujara y le gritara que se fuera, como lo había hecho con aquella mujer, pero para su sorpresa no fue así ya que sintió como unas manos tomaban su cintura y correspondían aquel cálido y tierno beso.

Gotas de lluvia /NoMinWhere stories live. Discover now