Paso 1: Responde al desafío

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No era así en el caso de su hija, que se atrevía a hablarle a su madre cuando tenía esa expresión de villana en la cara con su dulzura y tranquilidad habitual.

-¿Has elegido ya su prueba, madre?

¿Prueba? ¿Qué prueba? Jiang FengMian contempló de hito en hito a su esposa y a su primogénita, el ceño solo un poco fruncido y los ojos alterados. Luego dirigió la mirada hacia su yerno, mirándole compasivo. En su mente ya estaba encendiendo incienso por su alma. Esperaba que pudiese pasar tranquilo a la Rueda de la Reencarnación cuando la Araña Violeta acabase con él. Sería todo un fiasco que se quedase anclado a la tierra con... ellos.

-Así es, A-Li. -Declaró Yu ZiYuan, alzando la nariz con orgullo, siempre mirando en la dirección del desprevenido primer jade, que en aquel momento estaba a lo suyo sin meterse con nadie revisando uno de los libros de contabilidad de la secta-. Ningún hijo mío se casará con un pusilánime.

-Es ZeWu-Jun de quién hablamos, mi señora.

Jiang FengMian se sentía redundante en aquellos meses previos a la boda de su hijo menor. Repetía al menos una vez al día una frase como aquella, pero es que no se le ocurría mejor argumento en defensa de su yerno. La reputación de Lan XiChen al final hablaba por sí sola, y al antiguo maestro del Muelle del Loto no se le ocurría que alguna cabeza pensante pudiese llamar al primer jade de Gusu Lan "pusilánime".

-Habrá de demostrarnos que se merece su título, FengMian. -Le espetó su esposa, con la barbilla siempre en alto. Jiang YanLi ocultaba una sonrisilla tras su manga-. Si quiere mi aprobación, y sobrevivir, que muestre que es digno.

-¡¿Sobrevivir?!

-Ya lo verás.

Si no fuese completa y absolutamente imposible (porque como fantasma era algo que no podía ocurrir, biología espiritual simple), Jiang FengMian juraría que le estaba bajando un escalofrío por la espalda. A Lan XiChen le ocurrió lo mismo. Se estremeció de pronto sin saber del todo por qué, porque no creía tener motivos. Miró a los lados y luego hacia la ventana abierta, el ceño solo un poco fruncido. Yu ZiYuan le sostuvo la mirada como si aquello fuese una competición, pero el primer jade no podía verla. El pobre hombre solo quería discernir si había o no corriente, y cuando llegó a la conclusión de que no solo se encogió de hombros, confuso. Quería echarle la culpa al pánico intermitente que le suscitaba la boda -porque, por muy tranquilo que pareciese, por dentro estaba hecho un manojo de nervios constante que vivía en un estado a medio camino entre la excitación y la histeria-. Por suerte para él, la excusa todavía podía colar y así se evitaba saber la razón real. Le daría algo saber que llevaba cosa de un mes bajo la vigilancia estricta de sus suegros muertos. Y de su cuñada, no nos olvidemos de su cuñada tampoco.

Menos mal que ninguno de ellos estuvo presente cuando le llegó aquella carta subidita de tono de A-Cheng... ya sabéis, la que le tuvo un buen rato masturbándose y gimiendo su nombre. Se libró de la muerte sin saberlo porque su familia política estaba de turismo en Caiyi.

Total, que bajo un persistente escrutinio del que ignoraba ser objeto, Lan XiChen dejó a un lado un par de informes mientras apuntaba los nuevos gastos de la última cacería nocturna a la que habían ido sus discípulos en el libro de cuentas. Creía estar tranquilo, a merced de una mañana serena y rutinaria, cuando unos golpes suaves en su puerta le hicieron alzar la cabeza. Él no lo sabía, no tenía ni idea, pero ahí se acababan de ir sus planes de meditar, tomar una comida ligera y entrenar sus técnicas de espada por la tarde.

Le acababan de traer por las malas un plan bastante más interesante.

-¿Sí?

-ZeWu-Jun, os ha llegado una misiva urgente. -La voz de Lan JingYi resonó estridente al otro lado de la puerta.

Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Where stories live. Discover now