Mi problema para siempre #3

Capítulo 22

No he contestado las llamadas de Logan y aunque me duele el alma saber que él no está interesado en Bryanna sino en mí, tengo que alejarme de mi amigo para que no siga confundiendo las cosas.

América conduce su auto rojo. Delta va de copiloto y yo estoy recostada en el asiento trasero. Anoche Bryanna y yo no nos quedamos en la fiesta de celebración de Logan. Bryanna durmió en mi habitación y hoy antes de irse —le pedí a Carlos que la llevara por seguridad—, me dijo que ahora vivirá en el departamento que compartíamos antes porque no soporta estar cerca de sus padres. Delta y Amy sí se quedaron en la fiesta y es por eso que Amy ahora lleva lentes de sol, mientras que mi amiga castaña está tomando su jugo natural, una receta especial que ella prepara para las resacas.

—Juro que la última vez que beba tanto será en mi despedida de soltera —se queja Amy cuando estaciona el auto—. Porque supongo que mis dos mejores amigas están organizando una...

Mis ojos se encuentran con Delta que me mira a través del espejo retrovisor. Ella hace una mueca como diciendo: ups, creo que se nos olvida algo y yo le contesto mordisqueando mi labio inferior con nerviosismo.

—Aaaah nooooo, i can't believe it —exclama ella dramática.

—Shhh, más bajo que me duele la cabeza —se queja tomándose la cabeza.

—Me importa un pepino si te duele —gruñe malhumorada—. Quiero mi despedida.

—¿Para qué quieres una? —pregunta confundida—. ¿Acaso quieres un striper bailando en zunga toda la noche? ¿No crees que traerá problemas con Isaac?

—Creo que conozco a alguien que hace eso... —comenta Delta pensativa—. ¿Lo quieres a lo Magic Mike? —pregunta tecleando en su celular.

¿Cómo demonios Delta tiene el número de un striper?, pienso divertida.

—No quiero un tonto striper, zopencas —suelta exasperada.

Con Delta no podemos contener la risa porque ahora que América decidió hablar bien porque "el pollito escucha todo" no deja de soltar palabras extrañas que suenan graciosas en una América ceñuda, con cara de pocos amigos.

—Amy, prefiero que insultes en inglés... —comento limpiando mis lágrimas.

Ella rueda los ojos.

—¿Y entonces qué quieres? Deberías darnos instrucciones, nunca hablamos de estas cosas —comenta Delta sin entender lo que quiere Amy y conociendo a nuestra amiga rubia, estoy segura que ella tampoco sabe lo que quiere.

—Quiero emborracharme y pasarla bien.

—¿Podrías ser más específica? —comenta Delta.

—¡Oh! —Me inclino hacia adelante cuando se me ocurre algo—. Podríamos hacer la temática del pene.

—¡Ay Dylan! —exclama América.

—¿Qué? ¿Nunca escuchaste de esa temática? Hasta hacen pasteles en forma de pe...

—¡Ni se te ocurra volver a repetir esa palabra delante del pollito porque te asesino! —interrumpe amenazante, mirándome a través del espejo.

—¿Y qué tiene de malo esa palabra? Es una parte del cuerpo, Amy y tampoco eres virgen como para hacerte la mojigata.

Delta se ríe.

—¡Pero el pollito puede escuchar, puerca! —Resopla con fastidio y se acomoda su melena rubia cuando aparece el semáforo en rojo—. Lo único que quiero es una noche divertida con ustedes.