Capítulo 8

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—Haz que pague. —Bryanna rompe el silencio para luego beber un poco de café.

Las chicas vinieron temprano hoy porque saben que salgo a correr por las mañanas, así que me prohibieron salir. En realidad la que me prohíbe hacer cosas es América, quien se comporta como si me fuera a romper o lastimar en cualquier momento.

Son las ocho am. En dos horas estará todo listo para irme de nuevo al edificio Petrov y no he podido dormir en toda la noche pensando en aquello. Todas mis cosas están empacadas y le he pedido a Bryanna que vaya por el momento a vivir con Corbin y Pauline porque no me siento tranquila sabiendo que ella estará sola. Bryanna ya llamó a su padre para decirle que estará pasando las noches en su casa. Ella ya lo tenía pensado desde ayer que me atacaron en el estacionamiento. Ha quedado muy traumada desde entonces.

Miro a Bryanna con el ceño fruncido.

—No.

Estamos desayunando y nadie dice nada. Me dejaron contarle cuál es el plan a partir de ahora. Destruir a los daga roja, darle el bebé a Nicholas y mantenerme a salvo hasta que todo esto termine. Incluso les conté que Nicholas está empecinado en volver a conquistarme y es por eso que Bryanna quiere que él pague... Con pagar no se refiere a dinero.

—Odio tener que decirlo, really lo odio... Pero tiene razón —anuncia América que ha estado más callada que nunca, sobre todo cuando anuncié que tendría al bebé y se lo daría a Nicholas.

No ha dicho nada, pero sé que está en desacuerdo, al igual que estaba en desacuerdo con la idea de abortar, pero no emitió ni una sola palabra. Adoro a América, pero a veces tiene la mente como si estuviera viviendo en una película de Disney. Sé que quiere que tenga al bebé y me haga cargo de él, pero no puedo hacerlo. Primero, no quiero ser madre. Segundo, ¿qué podría ofrecerle a un recién nacido? Apenas puedo mantenerme económicamente sola. Un bebé no es solo tenerlo y ya, con él vienen ciertas responsabilidades y decisiones. No estoy lista para nada de ello.

—No.

—Nick merece pagar por todo lo que te hizo sufrir —insiste dejando su taza sobre la mesita.

Delta sigue bebiendo café al igual que Bryanna. Las cuatro estamos en pijama. América y Delta sólo se abrigaron y se subieron al auto de esta última porque "no querían dejarme más tiempo sola".

—Sí —exclama Bryanna convencida—. Venganza es lo que necesitas.

—No. —Suspiro—. Lo que necesito es tranquilidad. Ya basta de todo esto. —Tomo mi tazón con cereales y leche (desayuno que me obliga a comer América), y doy un gran bocado—. Ya no amo a Nicholas —añado con la boca llena—. Pero jamás podría utilizarlo o hacerle creer que siento lo mismo que él. —América me tiende una servilleta de papel—. Ya lo he experimentado en carne propia y no es bueno —murmuro encogiéndome de hombros.

Ellas se quedan en silencio y comienzan a intercambiar miradas. Lo veo en sus rostros, no están convencidas, pero no sé si no me creen que ya no lo amo o qué otra cosa. Ellas ya están decididas que vengarse es la mejor opción y yo ya no quiero más drama en mi vida. Resoplo fastidiada cuando ninguna de las dos entra en razón.

—Del, diles algo a este par de chifladas conspirativas —me quejo volteando a ver a Delta que se ha mantenido en silencio en todo momento, desayunando con total tranquilidad y procesando toda la información sin hacer ningún comentario.

Al menos Delta siempre fue la más cuerda y sensata del grupo, pienso aliviada para que la voz de la razón, alias Delta Anderson, ponga orden en este lugar.

—Bueno...

—¡Ay por Gaga! ¿Tú también? —Me paso la mano por el rostro con frustración—. ¿Dónde quedó tu sentido común?

Mi problema para siempre #3Where stories live. Discover now