Acabemos de una vez

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37━━━━━CAPÍTULO TREINTA Y SIETE. ACABEMOS DE UNA VEZ.

—¿A dónde vas Emma?—gritó Diego, viendo hacía mí. Yo al escuchar lo que me había dicho Esther me fui a el instituto y mis amigos venían detrás de mi. 

—¿Qué te ocurré?—me exclamó a la vez que yo aceleraba el paso.

—Paula ahora es la mejor amiga de mi ex-mejor amiga, pero ella solo la está usando para conseguir información personal sobre mí. Es como Esther—exploté.

—Oye, estoy aquí...—dijo Esther, riendo tímidamente. 

—Pero Emma, entiendo que Carla te importa mucho y que sea como una hermana para ti, pero lo que nosotros necesitamos es terminar la misión de una vez. Es la única manera con la que podemos vencer a El Benco, no luchando todo el tiempo, ahora sabemos que lo importante es la magia—me tranquilizó Sarah.

—Tienes razón. Acabemos con esto, ahora que tenemos el frasco podemos ir hacía la cabaña y terminar todo de una vez.

—¡Juntos podremos vencer!—exclamó Jon.

Después de un tiempo caminando, vimos la cabaña a lo lejos. Habíamos pasado todo el camino callados y concentrados en todos los pasos a seguir. Primero, un poco de agua, después, aire puro y más tarde un poco de humo y tierra. Se supone que removiendo la mezcla durante 15 segundos, los átomos tendrían suficiente tiempo para juntarse y crear la poción con la que derrotaríamos a los enemigos. La pregunta es, ¿todo sería tan simple para nosotros? 

—Nada más tenemos que pasar esos árboles y ya estaríamos—comenzó a hablar Diego.

—¿Vosotros no estáis nerviosos?—dijo Harry y me sorprendió bastante, pues él casi nunca expresaba sus sentimientos.

—Claro que sí...Cuando Sandra se entere de lo sucedido mandará que me maten, seguramente—murmuró Esther.

—No te preocupes, ya no nos queda nada—añadió Jon justo cuando llegamos a la cabaña.

Yo me dirigí a la puerta e intenté abrirla. Pero esta no se abría. Forcé un poco más, pero no podía.

—Diego, no la puedo abrir—reí nerviosa—¿Me ayudas?—no hubo respuesta—¡Diego!—nadie me respondió, así que me di la vuelta. Mis amigos no estaban. ¿No sería una broma? No me darían tal susto. El miedo me podía y las manos me temblaban, me asomé a un lado de la cabaña y allí vi a la armada de El Benco, sujetando a mis amigos de los brazos, y los que no estaban ocupados en eso, les apuntaban con unas armas. 

—Hola, Emma—me saludó uno de los guardias, que reconocí haber visto antes—¿No está saliendo todo como lo planeabas? Que pena. 

—Hola—respondí, aclarándome la voz, para que nadie notara mis nervios—Por lo que veo no, pero eso se soluciona fácil—dije y creé una burbuja para que no me pudieran atacar, desde allí, comencé a lanzar bolas de fuego a los guardias, pero al darme cuenta paré. Uno de ellos tenía los cuatro frascos, nos había costado tanto tiempo todo...no se podían romper. Al momento vi como el soldado se dirigía dentro de la cabaña. Solo él. ¿Qué es lo que haría? 

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