Mis últimas palabras

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29━━━CAPÍTULO VEINTINUEVE. MIS ÚLTIMAS PALABRAS. 

¡No! Tan solo de pensar que yo sería capaz de matar a alguien a propósito me daba escalofríos. Agité la cabeza y la voz de Ayelén me volvió a preguntar. Ya había visto lo que pasaría, y sabía que después de matarla me arrepentiría. El ruido exterior volvió y la voz de la anciana desapareció de mi cabeza. Bajé el arma. No iba a ser tan mala como ella. 

—Pues parece que no iban a ser mis últimas palabras—dijo y se rió. 

Volví al suelo, a pesar de la rabia que sentía en ese momento. Salí fuera del instituto corriendo y desde la ventana, que daba afuera, pude observar que los guardias ataron a Sandra y se la llevaron junto a Martha, al desván. La armada de El Benco se marchó a su isla, para calmar a algunos ciudadanos que se encontraban alborotados porque no los habían visto por allí hoy. Y los soldados de Smasville dejaron el instituto también. Mis compañeros se fueron a sus antiguas habitaciones en Samalava que se encontraban vacías, ya que el director había avisado a los profesores previamente para que los estudiantes se alejaran del lugar, así permanecerían apartados de cualquier conflicto. No me imagino la que se hubiese armado si alguien hubiera salido herido. Yo me quedé fuera y El Jefe de Magia salió conmigo. No pronunció palabra, solo me acompañó para que no me sintiera sola. 

—¡Estoy harta!—exclamé.

—Te entiendo, pero eres fuerte—anunció el director—Yo estaría destrozado en tu situación, en cambio, tu sigues en pie. 

—¿Sabes?—pregunté—El otro día...¿recuerdas la mujer que vi en el bosque? Me dijo que Diego y yo estábamos conectados de alguna manera, por eso lo dos teníamos magia. 

—Que sabia, ¿cómo era esa mujer?

—Una anciana, tenía el pelo blanco, arrugas en la cara, era muy amable—le contesté. 

—Su nombre...

—Ayelén—el director pareció sorprendido—Hoy escuché su voz en mi cabeza, y me dijo que si estaba completamente segura de lo que iba a hacer, es como si fuese vidente, me mostró unas imágenes de lo que pasaría. 

—¿Estás segura de que ese era su nombre?

—Sí, ella me lo dijo. 

—Ven conmigo, tengo que mostrarte algo.

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