Capítulo 36

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Cuenta Tini
Vacié lo que quedaba del pequeño frasco de perfume sobre mi cuerpo y me quise dar una palmada en el hombro para auto felicitarme por la elección de mi vestido. No estaba acostumbrada a vestirme de rojo, pero esa noche haría una excepción. El vestido de seda dejaba mis hombros descubiertos, se me pegaba al cuerpo, y lo más lindo y elegante es su abertura al costado izquierdo que hace ver mi pierna aún más larga de lo que es.

Finalmente salimos de casa para ir a la cena de aniversario de la empresa de papá. Había una reserva en uno de los restaurantes más reconocidos de Buenos Aires para celebrar los veinticinco años de esfuerzo y dedicación en su negocio, y como familia ahí estaríamos para apoyarlo.

Al llegar al segundo piso del restaurante mis ojos brillaron por lo lindo que estaba decorado. Una mesa larga con un mantel color crema estaba ubicada en el centro y adornada con pequeños centros de mesa con rosas blancas, junto con varias velas del mismo color. Los platos, copas y cubiertos ya estaban acomodados.

Asistirían al evento todos los socios de papá, y sabía que también vendría Roberto con Sebastian. Si hace algunos años me hubiesen dicho que él y yo tendríamos que compartir tiempo juntos porque nuestros trabajos se cruzaron, probablemente me hubiese cortado un pie con tal de no pasar tiempo con el atorrante del mejor amigo de mi novio, pero después de todo, ahora no puedo desviar mi atención de las escaleras para presenciar su llegada.

Pasó media hora y los veinticinco invitados fueron llegando de a poco con sus trajes formales, pero todavía no había rastro de él. Cuando anunciaron que en diez minutos servirían la entrada todos tomamos asientos. Jorge se sentó al lado mío y me extendió una copa de champán que los mozos seguían repartiendo.

Tini: Gracias.

Jorge: De nada linda.

El flash de varias cámaras nos hicieron girar la cabeza hacia la terraza del restaurante donde estaban un par de miembros de la prensa sacando fotos a los invitados que posaban. Los medios no sólo estaban presentes por mi papá, sino también porque el programa de radio de mi mamá había ganado mucho más reconocimiento.

Jorge: Que pesados.

Asentí bebiendo de mi copa.

Tini: Están medio intentos porque el año pasado estuvimos de luto y no hubo festejo de nada.

Giré mi rostro hacia él y tuve un primer plano de sus ojos. Honestamente me parece genial que nos llevemos tan bien. Durante los dos meses en los que Sebastian y yo estuvimos separados, con Jorge habíamos salido nuevamente un par de veces. En una de esas noches de despecho terminé en su casa acostándome con él, y una vez más le pedí que no se hiciera expectativas conmigo, pero él, como siempre, se lo tomó bien y ambos lo supimos manejar en el trabajo.

Continuamos hablando hasta que comenzaron a servir la entrada. Mis papás se sentaron al lado mío y alcé las cejas cuando mi mamá me guiñó un ojo.

Mari: ¿Es él el chico con el que estás saliendo?

La ignoré y la ansiedad creció en mi al ver a Roberto sentado en un extremo del otro lado de la mesa, pero no a Sebastian. Revisaba el celular cada dos minutos para chequear si me había mandado algún mensaje, pero no tenía nada. Cuando todos terminamos de comer el plato de entrada me levanté con la excusa de que quería ir al baño. Pasé a propósito por al lado de Robert, lo saludé y se levantó de la silla para dejarme un beso en la mejilla e intercambiar algunas palabras.

Tini: Pensé que iba a venir Sebastian también.

Fingí un gran desinterés.

Robert: Si, pobre, lo dejé en la oficina haciendo mil cosas y no estoy seguro si después va a tener ganas de venir.

Después | SebastiniTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang