Capítulo 20

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Cuenta Tini
Tini: Ya no es tu cumpleaños.

Lo miré antes de darle otro trago a mi bebida. Sacó su celular e hizo una mueca chistosa al ver que ya eran las dos de la mañana. Observé el desastre del living y respiré profundo, estaba cansada y todavía no habíamos levantado ni una servilleta.

Tini: Este departamento me gusta más que el anterior.

Levanté mis piernas y las abracé sobre el sillón.

Sebas: A mi también, hay más espacio.

Me bebí el resto de mi trago y él vació su cerveza mientras me contaba cómo había conseguido este lugar. Luego salió nuevamente al balcón a fumar, pero estaba haciendo frío así que me quedé adentro.

Fui a la cocina a buscar algo para llenar mi estómago y encontré un paquete de galletitas. Mientras me las comía me recosté en el marco de la puerta de la cocina y lo observé dando las últimas caladas al cigarrillo antes de tirarlo al piso para apagarlo con una pisada. Cuando entró, alzó las cejas al verme y lanzó una carcajada.

Sebas: ¿Sos joda?

Tini: ¿Qué?

Se acercó sin dejar de sonreír, metió su mano en el paquete y se llevó la última galletita que quedaba a la boca.

Sebas: Estas son mías boluda.

Miré el paquete vacío.

Tini: Eran.

Sebas: Sos una tonta.

Rodeó mi cuello con su brazo para pegarme al costado de su cuerpo. Lo abracé por la cintura y le di un corto beso detrás de su oreja.

Sebas: Te quiero besar desde hace horas.

Yo también lo quería.

Juntamos nuestros labios y se movieron con sincronización. Él fue quien se encargó de profundizar el beso y yo enredé mis dedos en su pelo para hacer presión. Solté el paquete de galletitas y sus manos empezaron a recorrerme el cuerpo con mucha tranquilidad.

El beso subió de tono rápidamente. Llevé una mano a su pecho para acariciarlo por encima de su remera, y mis dedos picaron por las ganas que tenía de tocar toda su piel. Sin dejar de besarme apartó sus manos de mi cuerpo para sacarse la campera y luego colocó sus manos en la parte baja de mi espalda para pegarme más a él.

Nuestras bocas se separaron apenas unos centímetros para llenar nuestros pulmones de aire. Con las respiraciones agitadas nuestros ojos se encargaron de comunicar el deseo que ambos sentíamos. Apoyé mi frente con la suya, mientras que sus manos acariciaron mis caderas e hizo presión para que sintiera lo mucho que su cuerpo me necesita. Quería decirle tantas cosas... pero no sabía por dónde empezar.

Me miró con desespero a los ojos.

Sebas: Quisiera encontrar la fuerza para frenarme, pero no puedo.

Tini: Si te digo que somos los dos quienes no encontramos la fuerza ¿mañana nos sentiremos menos culpables?

Tragó fuerte, asintió y me incliné para volver a besarlo, pero esta vez pausadamente. Colgué mis brazos en su cuello y sus dedos empezaron a tocarme por debajo de mi remera. Sus labios bajaron a mi cuello y mis ojos se cerraron cuando clavó sus dientes. Me dio un beso rápido y corto antes de alejarse completamente.

Sebas: Mira lo que encontré hoy, te vas a cagar de risa.

Tomó su campera del suelo.

Sebas: O eso espero.

Después | SebastiniWhere stories live. Discover now