Capítulo 29

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Cuenta Tini
Entró a casa y almorzamos mientras charlábamos sobre nuestro día. Su cara cambió cuando le dije que esta mañana fui al cementerio, así que desvié el tema. Hice una mueca de asco al verlo comer el pollo con las manos como una bestia, pero él acababa de entrenar y entendía lo hambriento que estaba. Sebastian terminó primero mientras que yo apenas iba por la mitad del plato. Se inclinó hacia mí para dejarme varios besos en la mejilla y reí.

Tini: ¿Me dejas comer tranquila?

Sebas: Apurate, te quiero besar.

Reí nuevamente porque parecía un niño malcriado. Bebí un poco de agua cuando terminé de comer y con mucha confianza me senté en su regazo, puse mis manos en su cuello y lo besé con ganas. Me tomó por la cintura e hizo que me sentara colocando mis piernas a los costados de su cuerpo.

Los dos gemimos en el medio del beso cuando agarró mi cola con sus manos para sentir nuestras anatomías por encima de la ropa. Separamos nuestras bocas y juntamos nuestras frentes. Mi cuerpo se estremeció cuando me tocó los pechos por debajo de la musculosa. Le di un beso corto en los labios y le acomodé el pelo.

Sebas: Tengo tanta suerte de poder tenerte así de cerca...

Sonreí y le acaricié la mejilla.

Sebas: Te quiero.

No recordaba la última vez que el corazón le latió así de fuerte. Quise responderle, pero no pude. Incliné mi cabeza y lo volví a besar tratando de transmitirle un "yo también te quiero" que no logré pronunciar. Me sacó la musculosa y gemí al sentir sus besos húmedos bajando por mi cuello hasta mis pechos descubiertos. Hice presión jalando su pelo y luego tomé su cara en mis manos para seguir besándolo. Sin soltarme me levantó para colocarme sobre la mesa, pero lo detuve diciéndole que subiéramos al cuarto.

Me recostó en la cama y las caricias y los besos nos empezaron a robar suspiros. Una mano fue lo que le bastó para quitarme el short, y yo lo ayudé a sacarle la remera y el jogging. Disfruté de los besos que dejó en cada rincón de mi cuerpo antes de sentirlo adentro. Con fuerza agarró mi muslo con su mano a medida que repetía el movimiento de entrar y salir. En cuestión de segundos el cuarto se inundó con los sonidos de nuestros quejidos y jadeos. Mis manos estaban en sus caderas y las fui subiendo por su espalda para poder acariciarla.

Nuestros ojos se encontraron y hubo una conexión más allá de la que nuestros cuerpos juntos nos hacen sentir. Su cabeza cayó en mi pecho y yo cerré los ojos complacida cuando acabamos al mismo tiempo. Después de unos segundos se acostó a mi lado y lo abracé recostando la mitad de mi cuerpo sobre el suyo. Me acarició mi espalda desnuda y ambos nos relajamos.

Recordé lo que me había dicho hace unos minutos en la cocina y mi corazón volvió a dar un vuelco, pero todavía no me sentía completamente segura de responderle. Le di un beso en el cuello y empecé a hacer un camino descendente por su torso. Luego regresé mis labios a su cuello mientras que mi mano acariciaba su abdomen y la seguía bajando para tocarlo un poco más abajo.

Sebas: Chiquita, no creo que aguante una segunda ronda...

Reí apartándome de su cuerpo, se levantó para ir al baño y regresó a los pocos minutos. Se colocó su bóxer, que estaba en el piso, y luego husmeó por todo el cuarto. Yo lo observaba desde la cama y de vez en cuando él hacía un comentario tonto sobre alguna de mis pertenencias.

Llegó a mi mesita de luz y se burló por la cantidad de chicles que tenía dentro del cajón, pero sus labios formaron una línea recta cuando vio el álbum de fotos que le regalé a Ricky en nuestro último aniversario. Sebastian lo regresó a su lugar y volvió a acostarse boca arriba a mi lado.

Sebas: No quiero ir a trabajar el lunes.

Bostezó en un obvio intento de evitar un momento incómodo luego de haber visto ese álbum.

Tini: Relájate, recién es Sábado.

Sebas: Si, pero tenemos una reunión muy importante y tenemos que llegar media hora más temprano.

Tini: ¿Con Aitana?

Me miró con las cejas alzadas con el tono odioso que usé.

Sebas: Si, con todos.

Ya no sentía a Aitana como una amenaza, pero si me molestaba.

Tini: ¿Estuviste con ella al mismo tiempo que conmigo?

Suspiró y giré mi cuerpo hacia un lado para verlo mejor. Esa era una pregunta que rondaba en mi cabeza desde hace días.

Sebas: No, antes, cuando recién empezaba a trabajar.

Tini: Osea que engañaste a Danna conmigo y con Aitana.

Sebas: No al mismo tiempo, pero si, y la verdad no es algo de lo que este orgulloso. Le conté lo de Aitana a Danna porque fue durante una época donde ella y yo no estábamos bien.

La mirada en su rostro me hizo dar cuenta que hablar de su ex lo desanimaba, y la verdad creo que lo entendía ya que Danna es buena, linda y atenta. Hablar de ella me generaba cierta inseguridad y celos, pero debía admitir que la barbie se merece a alguien mejor.

Sentía que mi Ricky era su Danna.

Tini: Hay que dejar ir el pasado.

Asintió.

Sebas: Conmigo fue la novia perfecta, no me la merecía, pero de los cuernos nadie se salva, absolutamente nadie.

Fruncí el ceño.

Es una frase que detesto porque hasta ahora solo he tenido una relación seria en mi vida donde lo único que me separó de mi primer amor fue la muerte, no los cuernos.

Tini: Habla por vos.

Me miró y me di cuenta como sus ojos me observaron con cierta lástima. Abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró y desvió la mirada.

¿Qué fue eso?

Estiró sus músculos antes de girarse hacia mí y me besó con delicadeza.

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Hola!!! Acá les dejo el capítulo de hoy!!! Hoy acá en Argentina es el día de la madre así que feliz día a todas las Mamás del mundo🖤

Después | SebastiniWhere stories live. Discover now