Capitulo 34

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Que aburrimiento.

Acostado en el césped del patio miro el cielo, es el domingo más aburrido de toda mi vida, necesito algo de diversión.

Me levanto y a pasos perezosos entro a la casa, en la cocina miro el cereal sobre la nevera, no quiero eso. Abro la nevera y miro lo que hay dentro, no hay ni agua, bufo cerrándola.

Mientras camino a la sala escucho voces en ella, entre esas voces reconozco la de mi padre. Al llegar, me quedo parado mirándolos hablar mientras ella masajea su brazo, en el sofá frente a ellos hay un hombre sentado, parece de la misma edad que mi padre.

—Axel—me llama mamá, haciendo que los demás noten mi presencia.

—Uh, hola—saludo, el señor me da un pequeño asentimiento y yo miro a mi padre.

Va vestido con pantalón y tenis negros, un polo de color gris, su cabello luce bastante largo y tiene barba de unos pocos días. Él se queja cada vez que mamá masajea su brazo, ¿qué le pasó?

—¿Estás bien?—le pregunto, acercándome a él.

Desde hace días que no lo veía por las tardes, hasta llegué a pensar que ya no vivía en esta casa.

—Si lo estoy, ¿tú lo estás?—cuestiona, yo me siento en el sofá junto al hombre pero manteniendo distancia.

—Si—respondo, sé que trata de que no haga preguntas.

—¿Seguro?—afirmo con la cabeza. Nos quedamos en silencio, estoy aburrido, con hambre y ahora sin saber qué demonios hacer o decir.

Un celular suena en medio del silencio, todos me miran ya que es el mío. Lo saco de mi bolsillo y veo que es Manuel, nunca había agradecido tanta una llamada de ese idiota.

—Con permiso—digo, caminando hacia la puerta—. Me salvaste de un muy incómodo silencio.

Afuera hay dos autos, el mío y el de mi padre, supongo que ese hombre llego con él.

Soy el mejor, lo sé—me corto un dedo si no está sonriendo—. ¿Qué estás haciendo?

—Nada, tengo hambre y estoy aburrido—respondo, sentándome sobre mi auto.

Ven a mi casa, Dante está aquí y vamos a jugar—propone.

—Intenta con otra cosa, los videos juegos no me motivan—lo escucho reír.

Te daré comida, y no hablo de dejar que me comas a mí.

Nadie quisiera comerte, se intoxican—escucho la voz de Dante.

—Exactamente—le doy la razón.

¿Vendrás o no?—lo pienso, no tengo nada qué hacer y me dará comida.

—De acuerdo—afirmo, bajo del auto.

Te esperamos, mi vida—cuelga.

Miro mi casa y luego mi auto, las llaves están adentro y no quiero ir a buscarlas, aunque esté oscureciendo me iré caminando.

En mi recorrido por la tranquila calle, la voz de mis padres hacen eco en mi cabeza repitiendo una y otra vez, "hacer ejercicios es bueno para la salud". Debería ser dañino hacer ejercicio teniendo hambre, lo bueno es que no vivimos tan lejos y al paso que voy caminando, duraré algunos diez minutos para llegar.

Mi celular vibra en mis manos, lo miro aún caminando.

Mensaje de Mi pequeña <3: Qué estás haciendo?

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora