Capitulo 18

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¿Qué puedo hacer un domingo a las cuatro de la tarde? Mi única opción por el momento es sentarme a conversar con mis padres, justo lo que estoy haciendo ahora.

—...y dijo que está molesto porque no lo has llamado—termina papá de contarme lo que le dijo el abuelo.

—Pero si hablé con él el martes—le digo, luego agarro el cereal de la taza que hay frente a mí.

—Llámalo y dile eso—sugiere mamá viendo no sé qué cosa en su celular.

—Cambiando a otro tema—miro a papá, va vestido muy diferente a como acostumbra a vestir cuando le toca trabajar.

»Es tu último año, Axel, ¿todavía sigues queriendo entrar a la academia?—Dios, ni siquiera me recordaba de eso.

—Pareces dudarlo—dice mamá—, ¿te arrepentiste?—niego rápidamente mientras mastico.

—No me he arrepentido, sólo que he estado pendiente a otras cosas y ni me recordaba de eso—explico.

—Sabes que no debes sentirte obligado a hacerlo, te apoyaremos en lo que sea que decidas.

—Lo sé—afirmo, también sé las consecuencias que traería entrar y ya no me siento tan seguro.

»No estaría tan indeciso si Manuel quisiera entrar conmigo—digo en voz baja, pero sé que lo escucharon.

—Hay un punto de la vida en el que se pone a prueba la lealtad del otro, que Manuel no quiera entrar a la academia contigo no quiere decir que dejará de ser tu amigo—comenta Laura, yo agacho la cabeza y miro el tazón sabiendo que ella tiene la razón.

—También sé eso, pero todo sería más divertido y mejor si lo hiciéramos los dos—me quejo, no es que quiera obligarlo a ir o lo que sea, sólo que es mi mejor amigo y si me voy él me hará falta, no sólo él.

—Yo pensé que el querría ir contigo, siempre le gustó jugar con las armas y que les enseñara a ambos a usarlas—sonrío un poco al recordarlo.

—Ya te has olvidado de eso y tienes mucho sin darnos tus clases de tiro—lo miro de manera acusadora.

—Mi tiempo ahora mismo no es el mejor, quizá en un futuro no muy lejano podamos hacerlo—alzo ambas cejas, ¿cómo un abogado tiene tan poco tiempo? Ni que fuera el único de todo el país.

—No entiendo tu empeño en enseñarle a mis chicos esas cosas tan agresivas—lo regaña mamá.

Nunca le ha gustado cuando papá nos enseñaba a boxear o a cómo usar las armas, o cuando nos llevaba para lugares muy profundos a nadar, en pocas palabras, el peligro y ella no son amigos.

—Son cosas que algún día serán de mucha ayuda y confío en que ambos aún saben cómo poner en práctica todo lo que les enseñé—responde papá de manera obvia, yo afirmo rápidamente con la cabeza cuando me mira.

—¿Dónde aprendiste todo eso? Que yo sepa no estuviste en una academia de militares ¿o si?—cuestiono comiendo, al parecer no se esperaba mi pregunta.

—Mi padre me las enseño—hundo las cejas—, algunas de las tácticas que les he enseñado para defenderse y también actividades las aprendí de él.

—Pero el abuelo nunca—voy bajando el tono de mi voz— mencionó nada de eso.

—Quizá la hizo y no lo recuerdas—sonríe un poco incómodo.

—¿Cómo podría olvidar algo como eso?—miro a mamá y ella se encoge de hombros.

—Pero volviendo al tema—vuelvo a mirarlo—tu inseguridad se debe también a esa chica, ¿cierto?

Un amor inolvidable |#2|✔️Where stories live. Discover now