Capitulo 26

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Mariel sujeta mi mano con fuerza mientras Manuel camina delante de nosotros, parezco más su hermano que él, de seguro se le olvidó que no anda sólo.

—¿Ya te cansaste de darle varias vueltas al centro comercial?—pregunto llamando su atención, estamos aquí por nada en específico.

—Tengo hambre—escucho a Mariel quejarse y la miro. Lleva un abrigo de color verde, jeans y tenis negros, un gorro también verde cubre su cabeza pero de igual manera se puede apreciar su cabello cayendo por sus hombros.

—Vamos por algo de comer—me agacho y la cargo, nos acercamos a su hermano que parece más concentrado en su celular.

—Vamos por algo de comer—repite mis palabras alzando su vista, él va vestido igual que Mariel, a excepción del gorro porque se lo quitó.

—Justamente iba a decirte eso—empieza a caminar, yo paso a Mariel para mi espalda y lo sigo, para tener ocho años pesa más que yo.

Entramos a una cafetería, hay muchas personas y en el lugar se percibe un delicioso calor. Nos sentamos en una de las mesas, nosotros en frente de él.

—¿Qué quieres de comer, princesa?—le pregunta a su hermana, ella parece pensarlo.

—Jugo, papas y...—pone un dedo en su barbilla—, ¡pan!

—Quiere decir un sándwich—aclaro.

—¿Tú que quieres, mi vida?—me pregunta esta vez a mí.

—Lo que sea, no tengo mucha hambre—él afirma con la cabeza y se va.

Mariel a mi lado, se quita el gorro dejando su melena castaña al aire y la veo jugar con sus manos.

—Están calientes—dice alzándolas, las sujeto y noto que es cierto.

—Es mejor que el frío—le sonrío, ella frota sus manos y las pone sobre la mesa, estoy seguro de que hicimos bien al traerla para acá, de seguro se aburría de las mismas cosas en su casa.

Ambos miramos a nuestro al rededor, las personas conversan mientras sonríen, algunas sólo están ahí sentados teniendo un momento de reflexión consigo mismos. Sólo faltan dos días para Navidad y creo que el espíritu navideño se percibe.

—Oye, Axel—me llama Mariel.

—¿Qué sucede?—pregunto mirándola.

—Quiero ir al baño—oh no, mal momento.

—¿No puedes esperarte un poco?—ella niega, miro a mi la cafetería tratando de localizar un baño hasta que lo logro, no creo que sea buena idea entrar al baño de chicas.

»Vamos—me levanto, ella sujeta su gorro y guantes y hace lo mismo.

Nos acercamos a Manuel que está en la fila, él  alza la mirada de su celular y nos mira.

—Sé que tienen hambre, pero al parecer el que atiende está teniendo un rapidín en el baño—rueda los ojos, golpeo su cabeza aunque sé que Mariel no entendió lo que dijo.

—No es eso idiota, ella quiere ir al baño—señalo a Mariel, mueve sus pies un poco dando a entender la urgencia del momento.

—¿Por qué siempre tan inoportuna, hermanita?—Mariel lo mira mal, necesita ir al baño y ese idiota sólo sabe hablar.

—¡Busca una solución!—exclamo en voz baja para evitar que las personas en el lugar nos miren raro—. No puedo entrar al baño de chicas ni tampoco ella puede ir sola—digo lo obvio, él mira a su hermana y luego parece pensarlo.

—Por favor, rápido—suplica Mariel, joder.

—Ya tengo nuestra solución—dice Manuel, lo miro esperando que hable.

Un amor inolvidable |#2|✔️Where stories live. Discover now