No apuestes al amor (#2 Amores y Apuestas)

21. Fugitiva

Ada:

—¡Por Art Warriors!.—Grita Tristan, a su vez, todos hacemos chocar nuestras latas de cervezas compradas en el supermercado.

Cada uno bebe y yo observo en silencio, dejando que una sonrisa cruce mis labios, pero de pronto, todos se me quedan viendo y a mi lata sin abrir.

—Ada.—Me advierte Broddy.

Con duda, digo.—¿No puedo ser solo simbólico?

—Claro que no.

—Definitivamente no.—Pronuncia Brianna.—Tienes que beberlo todo, Barbie.

Ella me quita la lata parar abrirla y me la entrega de regreso.

—Hasta al fondo.

Le doy una mirada a Keith, esperando que haga bien su trabajo de novio y me rescate.

—Tienes que beber, Barbie.

—Estamos celebrando.—Me recuerda Tristan, con una sonrisa perversa.

—Y a puertas de cumplir los 19 ¿No? menor de edad no eres.—Pronuncia Brianna, intentando convencerme.—No le veo el problema.

—No sabe tan mal.—Broddy encoge los hombros.

—¡Sabe más que bien!.—Exclama Tristan.

Suspiro y con la mirada sobre Keith, le doy un sorbo y si, en definitiva la cerveza no es para mí, los chicos se ríen al ver los gestos en mi cara.

—Divertido.—Enarco una ceja, con duda.

—Muy divertido.—Me confirma Brianna, a lo que echo atrás los ojos.

—Oficialmente hemos conmemorado esto.—Broddy alza la voz, con una expresión de entusiasmo.—Realmente lo hicimos.

—Estuviste grandiosa, Ada.

Keith sonríe.

—Me pareció mejor cuando le cantaste sobre tu libertad a Dove Collins.—Pronuncia Brianna riendo.

—Eso fue increíble.

—Lo fue.—Responde Keith mirándome.

De pronto todos se callan y al girar el rostro, descubro a los tres miembros de Art Warriors observándonos con sonrisas.

Y Broddy es el primero en hablar, con una mirada curiosa.—Creo que merecemos una explicación sobre ese beso que se dieron en el escenario.

Mierda.

Me sonrojo, ni siquiera miro a Keith, para saber que está disfrutando esto.

—Está más que claro.—Responde Tristan por mí y suelta un suspiro.—Sabía que habías apartado a la vocalista.

Arqueo una ceja.

—Supongo que te dejare ganar esta vez y que te quedes con la chica. Perdi mi oportunidad.

Brianna le da un golpe.

—Las chicas no somos trofeos, imbécil.

Dejo ir un suspiro y siento el brazo de Keith rodeándome la cintura, me gusta que esté ahí y dejo que se quede en ese lugar.

(***)