17. Primera Vez

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Ada:

Mi cabeza es un caos y el calor que me abraza se incrementa cada segundo, mantengo los ojos cerrados y los brazos alrededor de su cuello, pero la sensación que provoca Keith sobre mi, termina derribando mis límites y sacando mis pensamientos más lujuriosos.

Mis manos buscan tocar, acariciando por encima de la ropa, mientras los latidos de mi pecho van en crecimiento.

—Mierda, Ada...

Jadeo buscando aire y vuelvo a besarlo, nuestras bocas hacen eso constantemente, se encuentra una y otra vez.

Keith me golpea contra el y siento su erección firme y dura, lo que me obliga a romper el beso por todo lo que ese roce me ha trasmitido, me quedo viéndolo y la mano del raro ya ha ingresado dentro de mi falda.

El me sonríe. —¿Lo pensaste mejor, Barbie?

Me sorprende que lo diga.

—¿Tu quieres parar?

—Dios ,no —Atrapa mis labios en un beso corto. —Pero tú...

—No quiero parar.

El sonríe y yo bajo los dedos al filo de su camiseta, ayudo a Keith a deshacerse de esa prenda y ante mis ojos quedan los tatuajes en su cuerpo, pocos, pero lo suficiente llamativos y en lugares que no puedo dejar se observar, así como esa V.

Entonces el mismo se dedica a aumentar mi pulso, cuando baja las manos a mis pechos, con sus ojos sobre mi llega al dobladillo de mi blusa, me inclino para sentarme y levantar los brazos y es así como termina quitándolo con mi ayuda.

Arroja la prenda contra el suelo y atrapa mi boca, me rodea con los brazos, sentándome sobre su regazo y apoyando su espalda en el respaldar del sofá, entonces sus dedos desprenden mi sujetador y mis pechos desnudos se pegan contra su torso tatuado, el deseo que me hace sentir no deja de crece y un nuevo calor palpita por mis venas.

Las manos de Keith bajan por mi espalda desnuda, sus dedos se marcan en mi piel y las hace entrar entre mi falda, guiándolos en un recorrido tortuoso para ambos.

Pero llega y empuja mi trasero contra su erección, haciéndome saber cuanto me desea.

Jadeo y rompo el beso al sentirlo. —Keith.

Mis ojos se encuentran con los suyos y por un breve lapsus conectó con ellos, para luego dejar que mis manos vayan directo a sus pantalones, los cuales abro y lo libero palpando contra mi mano.

—Joder, Barbie.

Me derriba, acomodándome luego de un ...

La verdad ya perdí el número de besos, pero es lo que hace ahora mismo.

Su boca se traslada de mi boca a mi barbilla, de mi cuello a la división entre mis pechos, me cubre un pezón con los labios y tira de el, Keith se sacia con ellos, con tirones y mordidas, laminas y chupetones, pero sus manos no quedan atrás y antes de quitarme la falda, ya me ha bajado las bragas y sus dedos comienzan a tomarme.

—Que húmeda, Barbie... húmeda para mi.

Me muevo junto con su mano, soy guiada por ella, por cada movimiento delicado y suave.

Keith se quita las últimas prendas y termina el beso.

—Espera un minuto.

Me deja sola, húmeda y caliente sobre su sofá y cuando regresa, el calor vuelve a subir a mis mejillas al notar el preservativo en sus manos.

No añado nada y el llega a mi, abre la envoltura y desliza el latex sobre su erección, antes de cubrirme con su cuerpo.

Es ahí cuando mi mente analiza si decirlo o no, o solo dejar que todo fluya, pero el...

—Iré despacio.

Abro la boca sorprendida.

—¿Tu..?

Keith sonríe, aclarando mis dudas.

—La primera vez tiene que ser hermoso.

Lo sabe.

Sabe que soy virgen.

Y el raro me hace sonrojar.

—Te conozco, Barbie.

El me da un beso y luego de esa promesa, empuja, suave y delicado, en un momento de calor y placer para Keith, el lo hace de tal modo que deja un recuerdo en mi.

Permanece inmóvil por un instante, luego su boca busca la mía y mis piernas comienza a responderle.

—También me gustas, Barbie.

Excelente momento para decirlo.

—Era bastante obvio.

El se ríe al escucharme y se hunde un poco más, a lo que llego a reaccionar, con un dolor en el vientre.

—Barbie...

Subo las manos por su espalda y lo abrazo, dándole permiso, entonces Keith comienza a moverse y no voy a mentir, no fue algo que se fue, permaneció ahí, aunque pasó a un segundo lugar.

Pero si que lo fue, fue una hermosa primera vez.














(***)















—¿Estas bien?. —Escucha, mientras permanezco aún en sus brazos, no se como llegamos a acomodarnos en su sofá, pero aquí estamos.

—Lo estoy. —Digo contra su pecho.

—No fue tan malo, entonces.

—Perdí lo virginidad en tu sótano y en un sofá, no lo sé, dímelo tú.

Escucho su risa mientras me besa en el cabello, sus brazos me rodean más.

Suspiro.—Y no.. no fue nada malo.

—¿No te arrepientes de que un raro te quitará tu virginidad? —Bromea.

—¿Al fin admites que eres un raro?

Keith me abraza.

—Voy a dejarlo pasar por alto. —Respondo su interrogante.

Vuelve a reír.

—Creo que tendrás que pasarlo por alto la siguiente vez.

La siguiente vez.

—Haré un esfuerzo. —Digo con una sonrisa.

—Seguro que sí.

—Aún te odio.

—¿Y odio para nosotros significa..?

—Me gustas.

Puedo sentir su corazón acelerado, al escucharme confesarlo de nuevo.

—Y tu a mi, Barbie.



Cuando decides haces una saga sin +18, pero tus lectores te gritan al oído "Detalles, detalles"

Jajajajaj llegaron sus detalles, más suave de los que suelo hacer, pero como dije, en esta saga no quería enfocarme mucho en eso.

Nos leemos.

>> Yiemir.

No apuestes al amor (#2 Amores y Apuestas)Where stories live. Discover now