5. Juego Sucio

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Keith:

—¡Noche!

Nancy grita contenta al subir las escaleras y al entregarle a Noche en los brazos, dejo a mi hermana con nuestro gato y me acerco a mi madre, quien tiene un aura negativa a su alrededor.

—¿Qué?

—¿Qué le hiciste a Ada?

Le folle la boca, eso hice.

—Lo que siempre hago, disfruto molestarla.

—Pues entonces serás tú el que irá a disculparse y llevarle el pastel que no pudo comer por ti.

—Ni siquiera le gustan los pasteles, mamá. ¿No la has visto?.—Es difícil imaginar a Ada Akerman comiendo pastel.

Furiosa me entrega el plato.

—Ponlo en un recipiente y llévaselo y no te olvides de pedir disculpas, Keith.

Mierda.








(***)







—¡Ada!.—Nora Akerman llama a su hija por cuarta vez y unos segundos después, escucho como baja las escaleras.

La recibo con una sonrisa y ella se detiene de golpe al verme, sus ojos azules se abren mucho y se queda en shock.

—Tu.

—Hola, Barbie.

—Mira, Ada.. Jackeline nos envió un pastel de naranja.—Conmovida la madre de mi amigo se gira hacia mi.—Muchas gracias.

Mi madre al final prefirió enviarles la mitad, pensando que lo que le hice a la Barbie fue bastante malo.

Yo vi que ella lo disfruto.

Sonrio y ella se ve como si quisiera ahorcarme.

—Espera, por favor, voy a vaciarlo sobre una fuente para que puedas llevarte el recipiente.

—No tengo prisa, señora Akerman.

Me da una nueva sonrisa y luego de darle una mirada directa a Ada, desaparece en dirección a la cocina.

Regreso mis ojos a la Barbie, Ada se cruza de brazos, debajo de sus enormes pechos y despertando mis deseos carnales.

—¿Qué demonios haces aquí?

—¿No oíste?

Ada arquea una ceja.—¿Vienes a disculparte por...

—¿Follar tu boca...?.—Completo por ella.

Sus mejillas lucen irritadas, está muy enojada.

De acuerdo...

Suspiro dándome por vencido, si continuo con esto, volveremos a pelear y mi madre seguirá insistiendo en que me disculpe hasta que Ada lo acepte.

Y Ada no es de las que acepten.

Aun así, dejo en claro mi tipo de disculpa.—No me disculpo por besarte, me disculpo porque mi madre me lo pidió.

—No escuche el "Lo siento" hasta ahora.—Me recuerda.

—Toma mis palabras como sí lo fueron.

—Eres...

—Aquí tienes, Keith.—Nora Akerman regresa con el recipiente y me lo entrega, le devuelvo el gesto.—Mándale saludos a tu madre... Aunque nos veremos en la iglesia.

—Seguro que sí.

Ella arquea una ceja.—No te vi el domingo pasado.

—No fui, tuve ensayo con mi banda.

—Entiendo.—Me dice ella y se acerca a Ada.—Jackeline también me lo comento, pero podrías hacer tiempo e ir en algún momento...

—Lo haré... este domingo.—Respondo con una sonrisa y miro a la Barbie.—Y supongo que Ada también ira.

Ada separa los labios, niega con la cabeza pidiéndome que me calle y sus ojos me ven como si deseara ahorcarme.

Estoy disfrutando esto.

—Ohh.. Ada ira.

Los ojos de la Barbie se abren.—¿Qué? Mamá...

—Iras dije.—Le responde ella.

Sonrio ante lo que he logrado.

Intercambio una mirada con Ada y me queda claro de que si estuviéramos solos, ya se hubiera lanzado contra mí y no de los métodos sucios como me imagino.

Sino, para asesinarme.

—Te veré en la iglesia este domingo, Ada.









(***)









Salgo de casa de los Akerman, después de saludar a Byron, todo el tiempo con una sonrisa en mis labios al recordar mi pequeño juego sucio contra la Barbie, saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta de mi casa.

—Keith.

Me detengo y con la puerta abierta me vuelvo hacia la voz, hacia Gavin.

—Hey...—Sonrio y bajo las gradas del pórtico, parándome delante de él.—¿Qué haces aquí? Hoy no tenemos práctica.

—Lo sé, sé que no tenemos.—Me aclara.

Arqueo una ceja.—¿Y qué haces aquí?

Luce distante y extraño, igual que la última vez. Solo que ahora noto dudas, como si tuviera miedo de soltar las siguientes palabras.

— Gavin, ¿Qué demonios sucede?

Pasa saliva y responde.—Tenemos que hablar, Keith.

No apuestes al amor (#2 Amores y Apuestas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora