Capítulo 7

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La cafetería estaba vacía. Todo el mundo iba a hacer audiciones para la obra de teatro que presentaría la escuela al final del mes.

Tyler estaba frente a mí, con la mirada perdida entre su bandeja llena de comida.

Su ceño estaba fruncido y solo pensaba sin siquiera parpadear.

—Oye, ¿Crees que mamá me dejé usar el vestido de bruja que vi en el centro comercial?—Le di una mordida a mi hot dog.

Él no dijo nada. Seguía igual.

—Tyler—Lo llamé. Nada. —Heeey. Tyler. ¡Tyler!—Pasé la mano frente a su rostro—Tyler—Susurré.

De pronto frunció más el ceño. Parpadeó rápidamente, luego se giró a verme encogiéndose de hombros.

—¿Qué?—Bajó la voz. Estaba entrecortada.

Su vista se perdía entre la botella de agua que tenía en frente.

—¿Estás bien?—Cuestioné dándole otra mordida a mi hot dog.

Él me miró. En sus ojos se notaba la preocupación de algo. Pero solo asintió. Sus manos se movían de bajo de la mesa, sobre su regazo.

Estaba nervioso, y no sabía porqué.

—Ayer no pude enviarte ningún mensaje porque estaba ayudándole a mamá con las decoraciones.

De nuevo nada.

Tomé aire.

—Oye, somos amigos. Puedes contarme lo que sea—Quise animarlo pero no pude. Solo conseguí que me ignorara otra vez.

Puse mi mano sobre su hombro. Volteó a verla rápidamente.

—¿Porqué no me dices que te sucede?—Solté.

—Estoy bien—Dijo con voz más áspera. Carraspeó la garganta.

—De a cuerdo—Quité la mano.

Seguí comiendo mi hot dog. Él estaba de la misma forma como en un principio.

—Ayer me dolía mucho el estómago, bueno, más bien de bajo del estómago—Comencé con un nuevo tema—Mamá dijo que es normal porque…—Me detuve.

Estaba tan concentrada en mover la botella con el dedo mientras que hablaba que me sorprendió ver a Tyler prestar tanta atención.

—¿Ya me vas a contar que tienes?—Sonreí.

Él estaba serio.

Bajó la cabeza mirando sus manos. Luego hizo movimientos extraños y por último me miró otra vez. Su pupila está más grande que nunca. Su respiración era agitada y en su boca solo podía ver sus labios moverse tan lento como si estuviera diciendo cosas sin sentido.

Tyler tomó su mochila y salió disparado a la puerta de la cafetería.

Me sentí mal porque nunca en mi vida me había hecho esto. Jamás. Y… algo estaba mal entonces, pero tal vez no era él sino yo.

[•••]

Toqué la puerta otra vez.

Salió su papá.

—Hola Natalie.

—Hola señor—Sonreí—¿Esta Tyler?.

—Ah, me, me temo que no linda. Salió pero no dijo a dónde—Metió las manos sobre los bolsillos del pantalón—Tal vez vuelva más tarde. Le diré que viniste.

—Si, gracias—Bajé las escaleras. Tomé mi bicicleta y me fui a casa.

Papá estaba en la cochera arreglando el auto. Dejé la bicicleta recargas en la pared. Entré a casa y vi a mamá en la cocina.

—Si hablaste con él—Revisó la olla que estaba en ebullición.

Solté un suspiro.

—No, su papá dijo que se había ido y no dijo a donde—Abrí el refrigerador.

Mamá se giró a verme como si quisiera decir algo pero no encontraba las palabras para hacerlo.

—Hija… Tal vez está pasando por un problema familiar y, no quiere que estés dentro de todo—Se acercó. Me tomó de los hombros y luego sonrió—Ambos ya están grandes. No son los mismos amigos de antes, así que, ¿porqué no dejas que él te lo cuente, a su tiempo?.

—… Si, será lo mejor—Cerré el refrigerador.

Subí las escaleras y me tumbé sobre mi cama.

El techo era muy aburrido y no tenía tarea para hacer.

Este iba a hacer un día muy aburrido.

[•••]

Tyler no estaba en la entrada de la escuela, tampoco en la cafetería.

Durante las clases su asiento estaba vacío y empezaba a preocuparme.

Esa misma tarde volví a ir a su casa. Esta vez fue su mamá quien abrió la puerta.

—Hola Natalie—Sonrió. Abrí la boca para hablar pero fue ella quien se adelantó—Cariño, sé porqué vienes y, en verdad necesito hablar contigo—Extendió su brazo apuntando a la banca de madera que tenía a un lado.

Tomé asiento. La madre de Tyler hizo lo mismo.

—Sé que eres madura, y, que vas a entender está situación—Me miró algo pensativa, luego soltó un suspiro—Tyler, es un buen chico. Él te quiere mucho y, últimamente necesita algo de espacio—Puso una mano sobre su hombro—Tyler y tú están creciendo. Sé que ambos son grandes amigos, y no lo van a dejar de ser… Pero, han cambiado muchas cosas. No quiero que todo termine mal.

—¿Porqué pasaría eso?—Fruncí el ceño.

—Por nada—Sonrió nerviosa—Todo está perfecto entre ambos. Son, son muy unidos y nada podría separarlos—Hizo otra pausa, esta vez su sonrisa se desvaneció y su ceño se frunció por tristeza—Natalie… Quisiera que lo dejaras unos días.

Mi rostro se quedó en blanco. Sus ojos estaban brillosos. La madre de Tyler me estaba contando cosas que realmente no quería escuchar, pero tenía que hacerlo.

—Te lo digo de mujer a mujer. Cielo—Pasó su dedo pulgar sobre mi mejilla—Eres buena chica. Lo sé. Te conozco desde que eras una linda princesita—Sonrió triste—Pero él es mi hijo. Lo amo demasiado, y no quiero verlo así—Bajó la mirada—Por favor Natalie. Prométeme que lo dejaras solo.

—¿Pero…?

—Prométemelo—Me miró a los ojos.

Ni siquiera sabía que tenía Tyler. Su madre se veía tan preocupada. Sé que ella lo amaba como a nadie más en el mundo. Tenía que hacerlo si quería que estuviera bien.

No me quedó de otra.

—Lo prometo.

Nadie Más ©Where stories live. Discover now