Capítulo 2

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—¿Cómo dices que se llama?—Jack estaba sentado en el sofá de mi casa.

Yo, a su lado, tenia un bote lleno de palomitas sobre mi regazo.

—Sebastián—Tomé el control remoto—Tiene dieciséis y es estudiante de intercambio.

Me robó el bote para tomar un puño de palomitas.

—¿Y todo eso lo supiste porque le preguntaste?—Cuestionó—Creí que no podías hablar con las personas.

—Si, aun tengo ese problema—Me llevé una palomita a la boca—Le pedí dinero a Jenny para pagarle a Brenda para que convenciera a Francis de preguntarle.

Jack me miró con una ceja enarcada.

—¿No era más fácil pedírselo a Francis y ya?.

—Ella no me habla porque me cambié de equipo en matemáticas. Brenda no podía porque le teme a los extraños y Jenny es demasiado Kardashian para pedírselo.

—¿Y porque no le dijiste a alguien más?—Seguía con la misma expresión.

Solté un suspiro mientras rodaba los ojos.

—Yo no le hablo a nadie más ¿Recuerdas? Y no podía pedírtelo a ti porque… tu, no te verías muy bien preguntándole cosas así, a, otro chico.

Se incorporó dejando el bote de palomitas sobre la mesita del centro.

—Natalie no puedes dejarte llevar por el físico de un chico.

Aquí iba de nuevo con su discurso. Jack se ponía como mamá cuando me gustaba alguien. No me celaba como me hubiera gustado, pero si actuaba como si fuera experto en el tema aunque nunca en su vida había tenido novia.

—Porque no le hablas directamente y ya. Se conocerían mejor—Torció una sonrisa.

—Mhm—Crucé mis piernas y abracé un cojín—No soy muy buena para eso—Bajé la vista a las palomitas.

—Yo te enseño—Me guiñó un ojo cuando volteé.

—¿Y tu que rayos vas a saber de una relación?.

—¿Yo? Soy un profesional. Tengo muchos amigos que me han dado grandes lecciones, y mis tíos… Uff, esos sujetos están en el libro de los récords mundiales.

Lo miré con cara de pocos amigos.

—Jack, tu no tienes tíos.

—Si tengo—Frunció el ceño como niño pequeño.

—Tus padres son hijos únicos. No tiene sentido.

—Mi abuelo era todo un pillo—Volvió a guiñarme el ojo.

Sabia que todo era mentira. Pero Jack era el único chico que me hablaba, y el sabia lo que sentía el sexo masculino en una relación, así que decidí confiar.

—Bien. Platícame que vamos a hacer para llamar su atención.

Cinco doritos después…

—Jack, esto, no te lo perdonaré jamás—Solté con normalidad mirándome en el espejo con cara de pocos amigos.

Estábamos en mi habitación. Jack dijo que era necesario subir una fotografía a internet donde saliera linda. Dijo que eso atraía mucho a los chicos… El sujeto me maquilló con el maquillaje de mamá. Tenia mis ojos negros, mis mejillas rosas, una de mis cejas estaba más gruesa que la otra, y mis labios ahora eran los de Kylie Jenner.

—Deja de reírte—Lo miré sentado en mi cama, abrazándose el estomago mientras trataba de aguantarse la risa—Jack—Chillé molesta.

—Bien, bien—Se limpió las lagrimas de los ojos, luego soltó otra carcajada.

Nadie Más ©Where stories live. Discover now