Capítulo 5

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Me miré al espejo otra vez. No estaba muy convencida. Tenía el cabello suelto, con un broche sosteniendo un mechón de lado izquierdo. Mamá me había comprado un vestido azul marino que estaba muy ajustado. Era liso, simple; no tenía decoración alguna, salvo al final de la falda, cuello y mangas que mantenían un bordado de flores plateadas.

Mis zapatos eran un asco. Mamá dijo que eran de mi talla pero sospechaba que estaban encogidos. Me lastimaban el talón y no podía mover mis dedos.

Por suerte me puse mis converse blancos a último momento.

Bajé las escaleras. Había mucha gente en la cocina, en la sala, en el baño. Papá bebía una cerveza junto a mis tíos en el patio trasero y varias de mis primas no dejaban de ver el teléfono sentadas en el sillón.

Las esposas de mis tíos, mamá y la abuela estaban en la cocina, sacando varias ollas para ponerlos en la mesa que habían rentado mis padres que estaba en el patio trasero.

Casi se cae el ponche de frutas cuando uno de mis primos patio el balón de fútbol muy cerca de la mesa.

[•••]

Ya eran las dos de la tarde y yo tenía hambre. Todos estaban en su mundo pero yo no encontraba el mío.

—¿Dónde está Tyler?—Cuestionó mamá sacando el pastel del refrigerador.

Hay no. Abrí los ojos lo más grande que pude. Era hora del pastel.

Las amigas de mamá se reunieron junto con los demás. La lona que nos cubría del sol era muy baja y sentía que me iba a desmayar para cuando todos me vieran con su sonrisa hipócrita porque solo vinieron a comer.

Revisé el teléfono. No habían mensajes ni llamadas de él. No lo soportaba más. Llamé yo pero soltó el buzón. Intenté otra vez y nada.

—Natalie. Ven cariño—Habló mamá otra vez poniendo las velas sobre el pastel.

Me acerqué a la mesa. Sentí como alguien me tomó de los hombros y me sentó a la fuerza. Era una de mis tías.

Cuando encendieron las velas empezaron con su estúpido canto y lo mucho que podía hacer era mirarlos a todos nerviosa.

Entonces mis primas sacaron el teléfono y empezaron a tomar fotografías con flash. La abuela estaba feliz, mamá estaba feliz, y yo me sentía un meme.

Terminó la fiesta. Mamá se despidió de los últimos invitados, luego cerró la puerta. Papá revisaba el refrigerador buscando otra cerveza.

Revisé mi teléfono por última vez. Nada. Tyler nunca llegó y me sentía mal. No por ser el hazmerreír de la fiesta, según yo, sino porque él no estaba para mí.

Subí las escaleras. Me quité el vestido. Tomé un baño y me puse mi pijama.

[•••]

—Hola—Sonrió—Ayer no pude…

Lo ignoré. Seguí caminado.

Llegué a mi casillero y saqué los cuadernos que no necesitaba.

—Natalie, lo siento—Se detuvo a lado de mí.

Cerré la puerta de mi casillero y seguí caminando.

Mi rostro estaba neutro. No había expresión alguna. No tenía porque sentir algo por él.

—Oye...Oye...—Habló—Oye—Se apresuró y me tomó de la mano, deteniéndome.

Me zafé de su amarré y seguí.

—Nat… Natalie—Gritó otra vez.

Tyler sabía que no me gustaba que me forzaran a hacer algo que no quería cuando estaba enojaba porque gritaba, lloraba y terminaba haciendo el ridículo.

Entré a mi clase.

[•••]

Ni siquiera salí a la cafetería. Me quedé en la biblioteca en un rincón mirando un libro de turismo para no estar sin hacer nada.

Me abracé el estómago. Tenía hambre. Mientras hojeaba aburridamente me detuve al ver lo muy barato que costaba un viaje a Colombia. El lugar era lindo. Había una playa desierta y una cabaña con tejado de palma.

Seguí mirando. Roma también era increíble. Por un momento olvidé que estaba enojada con Tyler y me dolía el estómago.

Casi ahogó un grito cuando llegué a las Vegas. Era más que increíble. Tenían piscinas de colores y muchas luces por todas partes. No era barato pero, estaba dentro de mis términos.

Más adelante leí otro artículo sobre los turistas. Descubrí que esa carrera era mi destino. Podía viajar a todas partes y ganar dinero. Era más que perfecto.

—Te encontré—Soltó Tyler sentándose a mi lado con poco aliento.

Yo no podía dejar de mirar el libro.

—Dios, tuve que entrar al baño de las niñas porque una inepta no me quiso ayudar—Respiraba hondo. Estaba agitado—Luego me corretearon hasta que las perdí en las escaleras.

—Creo que voy a estudiar turismo—España también era lindo. Los lugares eran rústicos y la comida parecía exquisita.

Él no dijo nada por unos segundos.

Yo seguía en mi mundo mirando con impresión cada imagen.

—Natalie—Me llamó. Volteé esperando a que dijera algo—Discúlpame por no haber ido a tu fiesta de cumpleaños.

—Ah—Mi rostro estaba normal. No tenía nada que decir ni que pensar. El coraje se me había pasado pero me costaba trabajo perdonar.

—Tuve problemas en casa—Dejó caer su cabeza hacia atrás, recargado en la pared.

Asentí.
—¿Crees que me dejen hacer algún reportaje el primer semestre?—Volví al libro.

—No lo sé. La universidad no es fácil—Se recargó sobre mi hombro.

—… Todos me sonreían como maniáticos mientras tomaban fotografías—Solté en voz baja cambiando de página.

—Ellos saben que eres más que todos juntos. Solo buscan hacerte sentir mal porque algún día llegarás a pisarlos—Habló acomodándose más.

—… Te necesitaba ahí y tú nunca estuviste—Las fotografías de China me gustaban, pero el viaje era costoso.

Tyler puso su mano debajo de la mía, sobre el libro, luego levantó la cabeza de mi hombro para besar mi mejilla.

—Te lo compensaré, lo prometo princesa—Volvió a recargar su cabeza en mi hombro.

Nadie Más ©Where stories live. Discover now