Capítulo 1

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Cinco años después.

Mi mente estaba fuera de órbita. El profesor de historia movía sus manos en el aire inspirado en contar la mejor estrategia del plan Marshall. Sin embargo yo solo mantenía mi vista en el cabello de Tyler frente a mí, quien estaba concentrado por anotar lo que sea que pasara por su mente fingiendo que eran apuntes escolares.

—Entonces…—El profesor seguía hablando. Su rostro estaba iluminado y lleno de emoción.

Tyler se incorporó recargándose en el respaldo del asiento. Su brazo se cayó a un costado manteniendo entre sus dedos un pequeño papel.

Lo tomé. Cubrí la nota con el libro. Abrí el papel y leí el mensaje.

«Mi papá me dijo que yo nací por qué la farmacia estaba cerrada».

Sonreí.

Estábamos hablando de cosas estúpidas para pasar las clases sin aburrirnos tanto. Era cierto que teníamos un problema estando juntos. Nos parecíamos demasiado que no nos dábamos cuenta de cuál era nuestro límite.

«Marc y yo somos muy parecidos» Escribí. Marc era mi vecino, dos años mayor que yo.

—Todos creyeron que el plan fracasaría—El profesor estaba más que apasionado.

Bajé la mano y le entregué el papel.
Jack dejó caer su cabeza en el respaldo hacia atrás, donde estaba la paleta de mi butaca.

Sonrió y yo sonreí. Pasé mis dedos sobre su cabello y él cerró los ojos.

[•••]

—Mamá quiere hacerme una fiesta en mi cumpleaños—Solté mientras caminábamos.

Ya habíamos cruzado dos calles desde que salimos de la escuela. El cielo se estaba nublando y no faltaba mucho para llover.

—¿Y cual es el problema?—Me miró con una ceja levantada.

—Mhm—Me mordí el labio inferior—No me gustan las fiestas. No sé bailar, y tampoco hablar con las personas.

—Eso, no es un buen pretexto—Sonrió. Entrecerró los ojos negando con la cabeza.

Empezó a llover.

Ambos corrimos hasta llegar a la parada del autobús. Tyler me puso su sudadera en la cabeza y él uso su mochila como protección.

—Deberías intentarlo—Levantó la voz. 

El autobús llegó y nos subimos.

—No lo sé—Me senté junto a la ventana. Él a lado del pasillo—Mamá invitará a personas que no conozco y todos esperaran lo mejor de mí.

—Nadie tiene una bonita versión de sí mismos, no te preocupes—Me sonrió.

Llegamos a mi vecindario. Me puse de pie y pedí la parada.

—Nos vemos—Se despidió de mí.

—Hasta luego—Bajé del autobús corriendo.

Ese día tuve que darme una ducha con agua fría porque nuestro calentador se había averiado.

«Ya tengo tu regalo» Tyler me mandó un mensaje.

Estaba cepillándome los dientes.

«¿Se come?» Envié.

Me gustaba el chocolate. En especial si era mi favorito.

La tormenta se hizo más intensa. Los truenos no me dejaban dormir y la luz se había ido en mi casa y creo que en el resto del vecindario.

[•••]

—No pude dormir—Tyler estaba cansado. Sus párpados se caían y su cabello estaba despeinado.

—Debiste haberte quedado—Me llevé un pedazo de gelatina a la boca.

Estábamos en la cafetería.

—No. Estoy bien. Tenia que entregar el trabajo de química—Se encogió de hombros.

Los padres de Jack eran muy estrictos. Tanto que mandaron a su hermana mayor al colegio militar para que estudiara enfermería.

—Hablé con mi abuela—Solté moviendo el tenedor sobre la ensalada de pollo—También vendrá a mi fiesta fallida de cumpleaños.

—Genial. La volverás a ver—Me dio una palmadita sobre el hombro.

Levanté la vista para ver a Tyler. Detrás de él había un chico sentado en una mesa, comiendo papás fritas y una hamburguesa. Estaba solo. Tenia una sudadera gris y una camiseta azul marino. Usaba gorra y su perfil era lindo.

Tyler frunció el ceño, luego volteó a verlo un segundo.

Seguramente era nuevo. Tal vez estaba un grado o dos más arriba que yo. No importaba. Parecía ser tranquilo, y estaba nervioso. Quería hacerle compañía.

—¿… Tido favorito?—Cuestionó Tyler atravesándose entre el chico y yo.

—¿Cómo?—Salí de mi trance.

—Que si piensas usar tu vestido favorito—Habló con firmeza.

—Ha, sí—Bajé la vista. Seguí comiendo.

—Pero… Dijiste que no estabas muy convencida.

—¿Cuándo dije eso?—Me llevé otra cucharada de gelatina.

—Cuando te pregunté—Soltó.

—Eso no tiene sentido—Dije desviando la vista al chico.

Ya no estaba. Se había ido.

—Si tiene. Primero te preg…—Dejé de escuchar a Tyler. Estaba mirando a todas partes.

El chico había salido de la cafetería.

—Lo siento Tyler, tengo que irme—Me puse de pie y salí del lugar.

El chico estaba frente a su casillero.

Nadie Más ©Where stories live. Discover now