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Los dos hombres gritaron y lucharon hasta que cayeron sobre el suelo. Seokjin se siente sorprendido cuando su hermano logra aventarlo fácilmente contra la mesa de café en el centro de la sala. Para él, sigue siendo un niño sin importar lo mucho que creciera últimamente.

Se levantó y se atrevió a contraatacar gritando:

—¡Eres un infeliz! ¡Caprichoso! ¿Sabes cuánto dinero perdí? ¡Fueron tres días! ¡Tres días de 20 jodidos millones cada uno! ¿Crees que tengo tanto como para gastarlo en ti? No me importa lo que hagas o con quién te vayas o con quién te acuestes, ¡pero no me metas en esto! ¡Menos si tiene que ver con Jeon Jeongguk ! ¿No te he tratado bien en este tiempo? ¡Piensa como se sentiría papá!

Namjoon se separó y se quedó sin aliento mientras trataba de encontrar alguna pizca de compostura dentro de su cuerpo. Seokjin era demasiado manipulador, desde siempre. Para ganar sus peleas, desenterraba a las personas más queridas en el corazón de Namjoon con el fin de arruinarlo. Incluso si Taehyung era el "esposo"de una persona tan poderosa como Jeongguk, ahora está tan metido dentro de su alma, que no puede verlo como menos que una intensa luz blanca. Algo hermoso y radiante.

Seokjin no tiene entonces, ningún derecho para hablar de él.

Iba a responderle de la misma manera desmoralizante, pero de repente vio a su hermano mirando detrás de él con una expresión absolutamente sorprendida en la cara. Puede jurar que escuchó como el aire se le atoraba en la garganta y entonces, tuvo inevitablemente un mal presentimiento.

Taehyung está parado en el pasillo, detrás de un adorno de maderas de bambú. La habitación está fría y lleva únicamente una pijama delgada. El rostro de Taehyung estaba pálido, y sus ojos ligeramente entrecerrados hacen imposible que Namjoon pueda ver con claridad las emociones en su interior. Nadie puede saber cuánto tiempo lleva allí.

—¿Quién eres?

Seokjin frunció el ceño y se arregló el traje que Namjoon había logrado desordenarle. No puede evitarlo, se siente incómodo.

El corazón de Namjoon era caótico. Una desordenada masa de sentimientos. Cuando dio un paso hacia adelante, se detuvo, volteó el cuerpo y le dijo suavemente a su hermano:

—Él es Taehyung.

Taehyung levantó su cabeza ligeramente, sus ojos estaban un poco vacíos:

—Namjoon, acabo de ver a través de la ventana, las plantas en el jardín crecieron un poco. ¿Ya las viste? Las hojas son inmensas.

Seokjin estaba un poco sorprendido. Nunca hubiera pensado que este era el Taehyung causante de tantos conflictos. Al principio pensó que, si podía retener a Jeongguk y podía seducir tan intensamente a su hermano, entonces seguro era un ser exquisito con un encanto arrasador... Como esas mujeres que te llevaban a la cama sin hacer el más mínimo esfuerzo.

No esperaba que fuera así.

Sus cejas estaban elevadas de una forma melancólica, sus ojos parecían solitarios y su rostro estaba inmensamente pálido. La memoria de Seokjin siempre ha sido buena y de repente recuerda que Namjoon dijo una vez que el amante de Jeongguk era su paciente. Si ese era el caso, ¿eso significa que tiene cáncer?

Seokjin se siente ridículo. Esta es la primera vez que se enfrenta con algo así. Él es un hombre de negocios, un hombre que hace cálculos claros e interpreta los valores que se pueden intercambiar en el mercado, como si fueran fichas de dominó. Seokjin no sabe demasiado de las relaciones humanas y no entiende qué beneficios puede aportarle a su hermano un amorío como ese. Gasta esfuerzo, gasta dinero, seguramente no lo puede tocar y está seguro de que no tiene muchas esperanzas de salir con vida.

Seokjin no pudo nunca comprender a Jeongguk . Un niño escandaloso se vuelve un adulto escandaloso, piensa... A Namjoon, por el contrario, no le importa lo que opine su hermano. No puede ver a nadie excepto a Taehyung. Namjoon se acercó a Taehyung y le rodeó el cuerpo con un abrazo gentil pero angustiado. Dijo:

—Veamos si los dos perros se levantaron ya, ¿de acuerdo? Si están dormidos, los despertamos y salimos todos juntos de excursión.

Los reflejos de Taehyung le provocan ocultar su cabeza en el pecho del doctor y cubrir las lágrimas que no puede contener. Él tiene miedo de que lo ame de esa manera porque lo está dañando. Escuchó lo necesario, los puntos clave... Y ahora tiene pavor. Sabe que no le queda más que aguantar, volver de piedra el corazón que todavía le quiere tanto y aferrarse al hombre que lo salvó del frío invierno de Beijing. No puede dar la vuelta, no puede dudar. No puede regresar.

Seokjin frunció el ceño y murmuró:

—Namjoon. Vuelve a Beijing conmigo.

No importa lo que pasara, no puede ver a su hermano herido. Triste por un futuro que no va a sonreírle.

Namjoon no escuchó, en cambio abrazó con mucha más fuerza a Taehyung y dijo:

—No voy a dejarle.

El tono de Seokjin es increíblemente suave ahora:

—Hermano, podemos traerlo con nosotros. Puedo ayudarte a cuidarlo, tú conoces a más expertos en Beijín...

Namjoon no lo soltó, la voz temblorosa viajó desde la suave curva del cuello de Taehyung:

—Prometí quedarme en el sur. No le gusta ir al hospital, no le gusta la nieve en el norte. El viento cálido está en el sur. ¿Por qué lo llevaría de nuevo a morir congelado?

Los 10 años en que más te amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora