47

6.4K 1K 246
                                    



El festival en Beijing tenía varios años sin mostrar fuegos artificiales. Jeongguk se encontraba observándolo todo desde la sala vacía y sintió que el ambiente estaba más tranquilo que nunca, como si de repente estuviera en pausa. Encontró que había hecho la cosa más estúpida del mundo, y por consiguiente perdió su tesoro más querido.

Jeongguk no sabe a dónde irá Taehyung. No sabe si tiene amigos nuevos o una casa a la que ir a refugiarse. Lo único que posee, son número antiguos que se encuentran en la libreta de direcciones. Jeongguk incluso pensó que Taehyung podría estar con el médico, pero por primera vez, era incrédulo y contradecía deliberadamente sus ideas tan pronto como le llegaban.

Discretamente, llega el día de Año Nuevo. 1 de enero del 2015. Debería haber sido el decimoquinto aniversario de Jeongguk y Taehyung. Cuando mira hacía el pasado, no pude decir que fue un decimoquinto año de amor o el decimoquinto año de una fuerte amistad. No sabe si podría llamar a lo que tenían una relación... Pero necesita a Taehyung más que al aire que respira.

Jeongguk fumó sin parar por una noche entera y, al iluminarse el cielo, se levantó del sofá y su cuerpo alto se tensó de golpe. Miró el reloj, eran las siete en punto. Llamó a la persona encargada de la administración del edificio de departamentos y le preguntó si podía verificar las cámaras de seguridad. Le dice que puede ir a verlas dentro de una semana.

La camisa de Jeongguk estaba arrugada, manchada y no podía importarle menos cuando salió sin un abrigo. Jeongguk sabe que las cámaras de seguridad solo pueden confirmarle que Taehyung se ha ido, pero de igual manera llama a la Oficina de Li para que pueda agendarle una cita con la estación de policía.

Los oficiales consiguen mostrarle las grabaciones... Y las grabaciones le muestran a Yeonjun.

El corazón de Jeongguk se estremeció, y finalmente supo que había cometido un error irreparable. ¡Qué estúpido fue!

Jeongguk pensó que Yeonjun tenía un carácter absolutamente pasivo como para atreverse a ir a su casa y romper en mil trocitos la tranquila rutina de su vida. Le gritó que lo haría, claro. Estaba despechado... Pero no esperaba que lo hiciera de verdad. La molestia de Jeongguk incrementa. Siente dolor, y una inexplicable ira que le provoca temblar.

Taehyung es lo único de Jeongguk que otros no pueden tocar. ¡No tenía el maldito derecho de hacer eso! ¡Quiere que se lo regresen! Quiere abrir la puerta de su casa y mirar al hombre frente a él, sentado en un sillón, con el rostro delgado y las pestañas infinitas. Quiere mirar sus labios rosas y escuchar su voz amable decir: «Gguk-ah, finalmente estás aquí. Te extrañé». Cuando se encuentre con él, entonces será feliz de nuevo y las penas se disiparán en un instante. Quiere ver el calor de sus ojos, la nitidez de sus cejas.

¡Joder! ¡Maldita sea y maldito sea Yeonjun!

Jeongguk entró por la puerta de una casa diferente, los ojos fríos observaron al hombre que estaba parado en la cocina. Cerró la puerta y luego caminó sin quitarse los zapatos.

—¿Hablar con Taehyung fue interesante para ti? —Su voz era suave, pero era tan escalofriante como un trueno. Yeonjun se dio la vuelta con un brinco angustiado... Jeongguk paso a paso, absolutamente enojado, se acercó—. Ya te lo había advertido en Francia la última vez. Te dije que te alejaras de Taehyung . ¿Crees que eres muy valiente como para hacer lo que se te dé la gana? —Jeongguk no tiene ninguna señal de piedad en su semblante. Los ojos que le miran, son claros y confusos—. Si no puedo encontrar a Taehyung rápido... Vendré aquí, y te mataré.

Se dio la vuelta dispuesto a salir, pero encontró entonces su viejo joyero abierto sobre el buró.

Y allí estaba su anillo.

Los pasos de Jeongguk se detuvieron y miró el anillo durante mucho tiempo. La cara que antes parecía adolorida y lastimada estaba completamente pálida. Cuando Yeonjun observó el anillo, su cara finalmente se convirtió en una máscara de miedo.

—... Gguk-ah... Yo... Escúchame, ¿de acuerdo? Te voy a explicar...

La primera vez que se acostó con Jeongguk fue porque él estaba borracho, el hombre se despertó tarde. Intoxicado y casi vomitando sobre el suelo de un motel. En ese momento, no sabía que Jeongguk tenía un amante. Le gustaba Jeongguk y sentía mucha curiosidad por el anillo viejo y sin valor en el dedo del hombre. Llevó a Jeongguk a dormir y se lo sacó con cuidado utilizando su boca... Se quedó dormido después de verlo fijamente por un rato.

Cuando despertó la cama ya estaba vacía, y su mano aún sostenía el anillo.

Ahora a Jeongguk no le importan los innumerables errores ocasionados por un anillo. Jeongguk se inclinó para recogerlo, soplando cuidadosamente el polvo sobre él y usándolo de nuevo, solemnemente, en el dedo anular. El corazón lo siente extrañamente pesado, y el alma que le ha estado flotando durante mucho tiempo no puede encontrar un lugar para reasentarse. Está demasiado perdido como para pensar en algo inteligente que decir. Exclama:

—Mira, voy a perdonarte por el simple hecho de que has estado conmigo durante algunos años... Pero no me muestres tu cara de nuevo.

Jeongguk caminó una vez más hacía la puerta, pero Yeonjun fue más veloz y lo abrazó por la espalda. Con un llanto muy débil y casi inocente, dijo:

—Gguk-ah... ¡No me dejes!... Me equivoqué, nunca más volveré a hacerlo. Siempre que recuerdes venir a verme, puedes tener a alguien más en tu corazón... Tú... ¡No puedo soportar estar sin ti! Haré cualquier cosa. ¡Lo que quieras! ¡Me gustas mucho!...

Jeongguk suspiró, y se volvió para tocarle el pelo.

—No te equivoques, tengo a alguien más en quién pensar. Todavía eres joven. Siempre puedes conocer a alguien que te guste más que yo.

Yeonjun, al ver a Jeongguk dar la vuelta sin ver atrás, siente que ha perdido toda esperanza.

✤✤✤✤✤✤

Jeongguk se sentó en el banco de un parque, frotando suavemente el anillo en su mano mientras recordaba el anillo faltante en el dedo de Taehyung en la cena del día anterior. Sabía claramente ahora, que Yeonjun había tenido todo que ver.

Recuperó su propio anillo, pero no recuperó a Taehyung.

El timbre del teléfono interrumpió los pensamientos de Jeongguk. Presionó un botón, vio que era Hoseok y dijo:

—¿Sí?

—El próximo lunes me casaré así que siéntete dichoso porque te estoy invitando.

Hoseok sonrió, estaba tan feliz que no había podido escuchar la frialdad del tono de Jeongguk. Contestó inmediatamente.

—Taehyung se ha ido... No sé a dónde fue.

—¿Cómo que se fue? —Hoseok se quedó en silencio por un momento y luego respondió— ¿Se fue solo? ¿Tiene amigos cerca o...?

La relación de Jeongguk y Hoseok es demasiado profunda. No hay palabras que no se digan, ni frases que estén dispuestos a ocultar uno del otro. Jeongguk le cuenta:

—Estaba muy pegado con un médico recientemente, y el hombre parece tener la facilidad de convencer a Taehyung para que haga de todo...

—¿Un doctor? —Hoseok siente curiosidad por saber cómo un hombre como Taehyung que no sale a menudo, ahora se hace amigo de un doctor. La entrecortada voz de Jeongguk suspiró:

—Definitivamente no es un médico común. ¿Cuándo viste tú qué un doctor de cabecera tenga un Ferrari y pueda enviar orquídeas de dos millones a sus amigos? Probablemente no sea demasiado viejo, y esté en sus treinta.

Hoseok se quedó estático con el celular contra el oído. Lo que pensó, lo asustó así que se apresuró a decir, casi como si gritara:

—Un Ferrari y dices que le encanta tener flores... Hombre, ¿no es ese Kim Namjoon? ¡Namjoon es un experto en el tratamiento de la leucemia!

Los 10 años en que más te amé Where stories live. Discover now