¿Preparados?

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Ya había pasado una hora aproximadamente desde que Marinette había salido del instituto y aún no tenía noticias de ella. Adrien se encontraba sentado en una mesa del patio, con Alya y Nino, quienes hablaban animadamente sobre el baile de egresados.
—¿Cuál creen que debería ser la temática del baile? —decía la aspirante a periodista, mientras mordisqueaba perezosamente una manzana.
—¿Temática? ¿El baile tiene que tener un tema? —contestó divertido el moreno. —Yo creo que con buena música alcanza. ¿Verdad bro?
El rubio no respondió, ni siquiera escuchó la pregunta. Sentado cerca de sus amigos, permanecía con la mirada perdida en algún punto del patio, más específicamente en la puerta de entrada al edificio, esperando cualquier señal de su compañera.
—¡Tierra llamando a Adrien!
Nada.
—¡ADRIEN! —gritó el moreno entre divertido y exasperado.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —respondió el muchacho sin dejar de mirar hacia la entrada.
—¡Uf! Si que le pegó fuerte... —soltó el Dj al ver qué nada parecía captar la atención de su amigo.
—¡Vamos Nino! —agregó Alya con picardía. —Deja de molestar a Adrien... ¿No ves que está enamorado?
—¿Eh? ¿Dijiste algo Alya?
La morena se río por lo bajo, pensando en cuál sería la próxima broma que utilizaría con su compañero, pero de pronto se percató de la llegada de su mejor amiga.
—Solo que me parece que cierta chica de cabello azabache acaba de entrar por la puerta del patio... —le contestó con intención.

Sin perder tiempo, el rubio enfocó su mirada en el punto que señalaba la morena, descubriendo a Marinette quien acababa de aparecer. Instantáneamente se levantó y se dirigió a su encuentro con el corazón acelerado. Su compañera se veía bien. Algo sería, tal vez preocupada, pero bien.
—Te tardaste. —dijo el joven al llegar a su lado. Acto seguido la rodeó por la cintura con sus brazos, sintiendo cómo la calma volvía lentamente a su cuerpo.
—Lo sé. Acompañe al maestro. Necesitaba contarme algunas...  novedades. Tenemos que hablar.
—Bien... vámonos.
—Adrien espera —lo atajó la joven de mirada azulada, comprobando que nadie los estaba escuchando. —No podemos simplemente desaparecer de instituto y nada más.
—¡Vamos Mari! Esto es mucho más importante que las clases. —El muchacho se veía verdaderamente frustrado. —Estamos hablando de la seguridad de París.
—¡Shhhh! Ya te dije que no hagas esos comentarios. Nos pueden escuchar. —El joven iba a contestar, pero ella fue más rápida y colocó suavemente su dedo sobre los labios del muchacho, haciéndolo enmudecer —¡Por favor gatito! Hablaremos cuando terminen las clases ¿Está bien?
El rubio la miró contrariado. Esa propuesta no lo convencía, tenía un mal presentimiento y no quería esperar. Sentía que perdían un tiempo precioso para prepararse. Sin embargo, de nada servía discutir con su bella y terca compañera, así que termino aceptando.

—¡Hola amiga! ¿Dónde te habías metido? —preguntó Alya que se había acercado a la pareja.
—Eh... yo... recibí una llamada de mis padres. Ellos... bueno... necesitaban que me encargara de recibir un pedido en la panadería.
—¿En horario de clases?—cuestionó Alya asombrada.
—¡Eh si! Es que ellos... no están en París... y no había nadie más que lo recibiera... y cómo la escuela está cerca de casa... —Marinette sabía que su historia no estaba resultando muy creíble así que se apresuró a agregar —Díganme ¿Me perdí de algo importante?
—Nada muy importante —contestó su amiga aún con la mirada fija en la joven azabache, como si quisiera descubrir lo que ocultaba —Solamente a este rubio oxigenado desesperado por volver a verte.
—¡Ey! —se quejó el aludido —Yo no soy ningún oxigenado... y no estoy desesperado.
Marinette sonrió mientras observaba las mejillas de Adrien teñirse de un leve color rosado. Aún le parecía un sueño poder estar con el muchacho de esa manera.
—Entonces, —continúo la morena ajena a los pensamientos de su amiga —no te importará que te robe a mi amiga después de clases.
—Claro que me importa que te robes a mi noviale contestó el muchacho con firmeza, pero sin perder su característica cortesía
La joven franco-china casi se cae de espaldas ante ese último comentario.¿Acaso había dicho "su novia"?
—Bueno pero déjame decirte que "tu novia" tiene pendiente una charla de chicas —siguió la aspirante a periodista.
—Chicos... —comenzó a decir Marinette, pero ellos ni la escuchaban
—Yo creo que la charla de chicas tendrá que esperar ¿verdad princesa?
—Ay ¡por favor! —Alya estaba empezando a exasperarse —¡llevan solo unas horas juntos y ya le dices princesa!
—¡CHICOS! ¡Basta de discutir! —gritó finalmente Marinette captando la atención de los dos jóvenes. —Alya, claro que quiero salir contigo, pero inmediatamente después de clases Adrien y yo tenemos una especie de compromiso... —La aspirante a periodista iba a protestar, pero su amiga se le adelantó —¿Qué te parece si vienes esta noche a quedarte en casa. Mis padres aún no regresan, así que tendremos la casa solo para nosotras...
será divertido.
Alya miró a su amiga con algo de resistencia pero terminó cediendo. Ciertamente tener una noche de chicas, era un plan al cual no se podía rehusar. Luego de aceptar la propuesta de Marinette con una sonrisa, clavó sus ojos en el rubio y con las manos en la cintura le dirigió una mirada desafiante.
—Será mejor que no te pases de empalagoso oxigenado, o tendrás que vértelas conmigo —y sin dale tiempo a replicar se encaminó hacia el salón, dejando a ambos jóvenes solos.

Entonces ambos conectaron sus miradas y sin palabras de por medio se fundieron en un suave y lento beso.
—Estaba preocupado. —susurró contra los labios de la muchacha —Estoy preocupado aún.
—Lo sé. Pero tienes que confiar en mi. Yo sé cómo cuidarme, y si estás todo el tiempo pendiente de mi seguridad no podrás ayudarme a vencer... a tu padre.
Adrien abrió los ojos con asombro.
—¿Mu padre? ¿Cómo es que...
—Sobre eso tenemos que hablar gatito. Pero este no es el momento ni el lugar para hacerlo.
—Lo sé, perdóname. Estoy muy ansioso... Es solo que no quiero perderte —le dijo con un dejó de desesperación en la voz.
—Y no me perderás. —Marinette revolvió su pelo con cariño y sonrió algo divertida, aún sin separarse del cuerpo del muchacho —¡Como podría alejarme de mi apuesto novio!...
Adrien enfocó sus ojos verdes en el rostro de la muchacha y descubrió la travesura que se observaba en su mirada. Rápidamente su rostro adquirió una expresión seductora.
—¿Eso somos bogaboo?
—Bueno... eso le dijiste a Alya...
—Eso es lo que quiero que seas... —confirmó el modelo acercándose lentamente a sus labios mientras cerraba los ojos —Mi novia.

Azul y verde volvieron a conectarse e inmediatamente volvieron a besarse con anhelo. Sus corazones sincronizados, sus respiraciones mezclándose en una sola y sus labios confirmando lo que ambos ya sabían... se pertenecían el uno al otro.

..................

Luego de las dos ultimas tediosas horas de matemáticas, ¡al fin eran libres! El clima era perfecto. El sol brillaba radiante en un cielo azul completamente despejado, mientras una brisa fresca contrarrestaba el calor de la tarde.

Adrien y Marinette habían optado por reunirse en las mesas externas de la cafetería en donde habían tenido "su primera cita" Hacía una rato que llevaban conversando. Marinette fue relatando todo lo que dijo el maestro sin omitir ningún detalle.
—Entonces... ¿Noroo volvió a sentir la presencia de mi padre? —Adrien se había quedado serio y con la mirada fija en algún punto de la mesa que tenía delante.
Marinette estudió detenidamente el rostro del muchacho antes de continuar hablando.
—Eso parece... —dijo al final, con cautela —¿cómo te sientes?
—¿Yo? ¿Por qué me los preguntas? —respondió él, aún algo aturdido por las noticias
—Bueno... es de tu padre de quien estamos hablando. Y yo... estoy preocupada. ¿Te das cuenta de que es muy probable que tengamos que enfrentarlo?
Aquella frase se clavó como una daga en el pecho del muchacho. Claro que lo había pensado. Desde que comenzó a sospechar que su padre era Hawk Moth, imaginaba una y otra vez cómo sería el momento en que tuviera que confrontarlo. Sin embargo no era hasta ahora que se daba verdaderamente cuenta del significado de aquellas palabras. ¿Podría realmente enfrentarse a su padre? ¿Luchar contra él? ¿Golpearlo? A decir verdad no estaba seguro. Algo abatido se dejó caer en el respaldo de la silla, tirando la cabeza hacia atrás y liberando un profundo suspiro.
—No lo se Mari. Quisiera decirte que podré enfrentarlo sin problemas pero... ¡No se que diablos pensar! ¡O que sentir! No puedo creer que mi padre haya echo todo esto, durante todo este tiempo.
La muchacha lo miró con un dejé de tristeza en el rostro. Instintivamente entrelazó sus manos con las del modelo, en un gesto de apoyo y comprensión.
—Sabes perfectamente que puedes contar conmigo gatito.
—Lo sé —le dijo el joven sonriéndole dulcemente, mientras besaba las manos de su compañera. —Pero me preocupa cómo voy a reaccionar cuando lo vea.
—Si, te entiendo. —luego agregó un poco más seria, tomando una actitud más parecida a la que tomaba cuando era Ladybug —Necesito que intentes aclarar tu mente y tu corazón. Si tu papá decide atacar, voy a necesitarte a mi lado. El futuro de Paris depende de nosotros.
—Yo siempre te protegeré bogaboo. —Adrien hablaba con seguridad aunque se podía apreciar la tristeza y la preocupación en su rostro. —Encontraré la manera.
—Gracias —contestó ella dando un leve sorbo a su café.

Un silencio reflexivo envolvió a ambos jóvenes. La charla de esta mañana con el maestro Fu, les había dado muchas cosas en que pensar. Tan absortos estaban en sus pensamientos, que ninguno de los dos notó la limosna que se detuvo en la vereda junto a la cafetería. Tampoco notaron al elegante caballero de cabello plateado que descendía del vehículo y que enfocaba en ellos su intensa mirada.

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😱

¡Oh oh! ¡Se vienen los problemas!

¿Estarán preparados? Eso lo veremos en el próximo capítulo.

Un nuevo comienzo ( Adrianette/ con contenido adulto/ en proceso)Where stories live. Discover now