Capitulo 25

1.5K 73 40
                                    

Dos días después Peter estaba desesperado, había intentado dialogar, pero ella se negó. La amaba, la adoraba y la necesitaba, por ello se había propuesto reconquistarla, pero ella se lo estaba poniendo difícil.

Esa mañana al interceptarla cuando salía de casa de su madre, dispuesto a conseguirla fuera como fuera, se le acerco, y sin importarle su reacción la asió de la cintura y la abrazó. Lali permaneció inmóvil por unos segundos, permitiéndole aspirar su perfume.

Intentando prolongar aquel momento acerco la boca a su oído y susurró – Te quiero.

Aguantando las ganas de besarlo, movió su hombro de manera brusca para que él se separara, le dio una mirada fría y espetó:

- Es una pena, porque yo no te quiero a ti.

- Mientes, se que sientes lo mismo que yo.

- No miento, te quería pero ya no.

Triste por oír aquellas palabras, decidió desnudar su corazón

- Soy un tonto, un idiota y todo aquello que quieras que sea, pero soy un hombre arrepentido y enamorado, que está dispuesto a dar todo por ti y no descansare hasta que te enamores nuevamente de mí y me quieras de vuelta.

Lali cerró los ojos, estaba a punto de derrumbarse, pero tomado fuerzas musitó:

- Punto número uno: está más que demostrado que tu y yo no podemos estar juntos, punto número dos: ya no te quiero y punto número tres: Santiago y yo nos estamos dado otra oportunidad. – mintió, quizás diciéndole esas palabras el terminaría de darse por vencido y se marcharía. – así que si realmente me quieres déjame ir.

Como pudo se soltó de su agarre y continúo su camino, ya no tenían más de que hablar. Peter, sin darse por vencido, mientras la veía alejarse gritó:

- No lo voy a permitir. No permitiré que me olvides, que me reemplaces o que dejes de quererme.

Sentado en la zona más apartada de la barra del bar del hotel, donde solo se oían los murmullos de los que allí estaban, llevaba un par de horas tomando. Intentaba aclarar su mente, no quería regresar a Oviedo sin ella, de solo pensarlo le faltaba el aire, sus pensamientos lo estaban consumiendo. La había perdido, por su idiotez, por su insensatez. Se sentía hundido en la miseria, cada minuto que pasaba sin ella era insoportable y ya no había nada que hacer Lali, no lo perdonaría.

Ya no te quiero...

Si de verdad me quieres déjame ir...

Santiago y yo nos estamos dado otra oportunidad...

Esas palabras resonaban en su mente, una y otra vez. ¿Cómo había permitido que sus miedos absurdos lo separaran de la mujer que amaba? Lali era la dueña de su corazón, de su alma, con ella conoció el verdadero significado del amor, la entrega, la pasión, la complicidad. No quería darse por vencido, pero lo que ella le había confesado a tempranas horas, lo estaba haciendo dudar.

De pronto vio que alguien se sentaba a su lado, tanto espacio disponible que había en la barra y justo se fueron a sentar allí, se había dirigido a esa zona con la intención de estar sin compañía, por lo visto ese no era su día.

- Buenas noches, sírveme lo mismo que el caballero está tomando.

Al percatarse de quien se trataba se enfadó aun mas, ¿Qué hacia ese tipo allí?

- ¿Qué haces aquí? – preguntó Peter al recién llegado. – ¿Vienes a vanagloriarte?, que sepas aunque esté contigo, ella me ama a mí, su cuerpo y su corazón me pertenecen. – dijo balbuceando sus palabras.

El Viudo Joven (Laliter)Kde žijí příběhy. Začni objevovat