Capitulo 23

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Una semana había transcurrido desde aquella discusión, una semana donde no se dirigían la palabra más que para tocar algún tema laboral. Los últimos días habían sido tensos, Peter había castigado a Bruno por haberle ocultado la citación de la escuela, no podría jugar con su videojuego, ver televisión o andar en bicicleta durante dos semanas. Sin embargo eso era lo que menos perturbaba al niño, lo que lo tenía realmente afectado era la ausencia de Lali, a pesar de que ella lo visitaba todos los días en la guardería, no paraba de recriminarle a su padre el hecho de que no pasara las noches en su hogar. Extrañaba jugar con ella, que lo acostara a dormir y le leyera sus cuentos infantiles.

El niño no era el único que sufría, tanto Peter como Lali habían tenido unos días terribles, por las noches apenas podían conciliar el sueño, los recuerdos y la ausencia del calor corporal del otro les impedía descansar. Los últimos meses se habían comportado como una verdadera familia y no sería fácil desacostumbrarse, y más porque aun separados el amor que se tenían crecía cada día mas.

Era lunes y tenían la reunión trimestral, Edgar Monsanto junto a su secretaria harían acto de presencia. Lali llego más temprano de lo normal a la empresa, quería asegurarse de que todo estuviese listo para la presentación. Una vez que verifico que todo se encontraba en orden en la sala de juntas, se dirigió a su oficina a enviar unos correos que tenía pendiente. Estaba concentrada tecleando en su ordenador cuando sintió que alguien llamaba a su puerta, alzo la vista y vio que se trataba de su jefe. De inmediato se levantó para saludarlo.

Conversaron durante casi media hora, como era de esperarse le pregunto sobre la salud de su madre, a quien consideraba una gran amiga, no tocaron ningún tema laboral puesto que para eso estaba convocada la reunión. Edgar al notar que ella reflejaba una tristeza en sus ojos, pregunto si se debía a un mal de amores, al no tener una respuesta se dio cuenta que así era. Como siempre, aunque ella no lo pidiera le dio un consejo.

- El amor es la emoción más pura y bonita que puedas sentir, aunque a veces duela y las promesas e ilusiones se rompan, nos quedan los recuerdos y las enseñanzas de lo vivido.

Sin poder evitarlo, los ojos de Lali se empañaron, esas palabras le habían llegado al alma.

- Tu eres una mujer excepcional y si quien te está causando este malestar tiene más de dos dedos de frente, no tardara en darse cuenta del terrible error que cometió. – continuó. – y si no lo hace, me avisas para ir a patearle el trasero.

Lali sonrió ante la ocurrencia de su jefe.

- Solo recuerda que la vida sigue mujer bonita. – se puso de pie, dejándole un beso en su frente y se marchó.

Minutos más tarde se encontraban en la sala de juntas, con todo listo para iniciar la presentación. Lali suspiro al ver la manera descarada en la que Antonia jugueteaba con la corbata de Peter, al parecer el Sr. Lanzani había vuelto a sus andadas, estaban en su sitio de trabajo y aun así no perdía la oportunidad de coquetear con aquella mujer. Era un descarado. Dio gracias cuando Edgar Monsanto irrumpió en el lugar, obligándolos a separarse.

La presentación comenzó y mientras cada jefe de departamento hacia su intervención, Edgar se percató de la tensión que existía entre Lali y Peter, además que este último tenía la misma mirada triste con bolsas debajo de los ojos, que tenía ella. – así que es a Peter a quien debo patearle el trasero. – pensó.

Al salir de la reunión fue a la oficina de Peter a conversar con él. Toco la puerta, tras escuchar que el índico que pasara, lo hizo. Para su sorpresa allí se encontraba su secretaria. Tenía más de cinco años trabajando con Antonia, no podía negar que era eficiente, de lo contrario ya no trabajaría para él, pero no podía negar que era una mujer liberal a la que le gustaba disfrutar de la vida y del sexo masculino, cosa que no le había molestado, hasta ese momento.

El Viudo Joven (Laliter)Where stories live. Discover now