Capitulo 9

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Era un hermoso día soleado, por lo que Lali se disponía a ir al parque a trotar. Su teléfono móvil sonó, al ver que se trataba de su madre, decidió contestar la llamada antes de salir.

— Hola mamá, ¿Cómo estás?

— Enojada contigo — musitó con molestia — ¿Cómo es posible que hace más de dos semanas no sé nada de ti?

Maria Jose o Majo como le dicen, era conocida por su carácter, al igual que su hija, no dudaba en decir las cosas de frente cuando algo no le gustaba.

— Vale mamá, tienes toda la razón, he estado muy ocupada, sin embargo, se que no es excusa. Cuéntame ¿Cómo estás? — continuó antes de que su madre refutase.

— Estoy bien hija, pero te extraño, ¿Cuándo vas a venir?

— Espero ir pronto, yo también te extraño. No sabes cómo me hacen falta tus mimos.

No importaba la edad que ella tuviese, cuando visitaba a su madre, está la mimaba y consentía como si aún fuese una pequeña.

— Trabajas demasiado hija, si mal no recuerdo, el año pasado no tomaste vacaciones.

— Lo sé, pero este año será diferente, lo prometo — esbozo una pequeña sonrisa.

— Sabes que te estaremos esperando con los brazos abiertos.

— Gracias mama, y ¿Cómo esta Frederick?

Luego de la muerte de su padre, su madre había quedado devastada. Dos años después había conocido a Frederick, un Alemán que estaba de visita en la ciudad por motivos de negocios.

Se conocieron en un café, Majo lo había ayudado a elegir una tarta y él había quedado flechado por ella, por lo que uso como excusa el hecho de no conocer la ciudad para pedirle ayuda como guía

Su estadía se prolongó y comenzó a cortejarla. Sin embargo Majo se sentía mal por tener sentimientos hacia otro hombre que no fuese su difunto esposo, pero había sido la misma Lali quien la había animado a darse la oportunidad de volver a amar, pues veía que él era un buen hombre. Y no se había equivocado, ya tenían más de tres años juntos

— Él está bien cariño, dedicado a su trabajo como siempre. Por cierto, trata de venir para la fecha del Oktoberfest, la empresa de Frederick estará presente y nos gustaría que nos acompañes.

— Ok mama, haré todo lo posible, lo prometo.

— Gracias hija. Bueno, imagino que tendrás tus planes para hoy, así que no te ocupo más. Solo llámame más seguido, te quiero.

— Yo también te quiero mama, espero verlos pronto, saludos a Frederick.

Tras colgar la llamada, soltó un suspiro. Adoraba a su madre, y hablar con ella siempre era reconfortante. Tomo sus cosas y se dirigió al Campo de San Francisco, siempre que quería ejercitarse o despejar la mente iba allí, era un lugar hermoso en el que se permitía conectarse con la naturaleza.

***

— Vamos campeón, levántate — dijo Peter mientras acariciaba el cabello de Bruno — es un hermoso día.

— ¡Quiero dormir! — musitó el pequeño mientras un bostezo salía de su boca.

— No seas flojo, ¿Acaso no quieres aprender a manejar tu nueva bicicleta?

— Siiiiii, bicicleta

Bruno se incorporó, lleno de felicidad, se levantó y comenzó a dar brincos por toda la cama

— Bueno alístate entonces, desayunamos y nos vamos, ¿Te parece?

— ¡Sí!

Una vez listos, Peter tomo la bicicleta del pequeño, la monto en el auto y se incorporaron en la carretera.

El Viudo Joven (Laliter)Where stories live. Discover now