• Venganza •

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Narrador omnisciente

Al entrar a la casa, lo primero que busca Isabella son a los guardias, pero ninguno aparece. Luego recuerda que Adam le había advertido que llevaría a sus hombres al hospital en donde se encontraba Elisabeth, según él, para poder protegerla.

Aquel estúpido comentario le molestó, en verdad lo hizo. Casi grita con todas sus fuerzas lo hipócrita que se oía al salir de la boca de quien abusó de ella por años. Pero Isabella se tragó sus lamentos, no era el momento de su padre, ni de Daniel. No. Primero iría por Jackson y Bred, luego seguirían ellos dos.

Jackson la sigue desde atrás, sin poder contener una enorme sonrisa de felicidad. Todo esto lo excitaba y divertía en partes iguales, ya que era la primera vez que llevaba un plan tan grande como lo era este por su propia cuenta. Sin tener a Austin detrás de él, buscando cualquier error que pudieran tener sus juegos retorcidos.

—Jackson.

Detiene sus pasos y casi choca con la espalda de Isabella por andar distraído, frenan frente a las escaleras mientras quedan unos segundos en silencio. Borra su sonrisa y se obliga a lucir triste y confundido.

—¿Ocurre algo, Isa? —Toca su hombro, pero siente cómo su cuerpo se tensa al instante. Esto le hace fruncir el ceño mientras ve cómo ella da un paso hacia adelante, sube un escalón y queda más arriba que él.

—Puedes esperar aquí hasta que me cambie o puedes ir a mi habitación. Creo que tardaré un poco, me bañaré primero. —Su sutil invitación recae en los hombros de Jackson, y, como si fueran dos diablillos, le aconsejaron cosas totalmente diferentes.

El abre su boca para responder, pero siente su celular vibrar en su bolsillo trasero del pantalón, aparta por un momento la vista de la grandiosa e imponente Isabella que tiene frente a él mientras procura apagar el celular.

—No tardes —pronuncia en un murmullo profundo, haciendo un leve eco en la enorme casa. Es lo último que dice antes de retomar su paso.

Por alguna extraña razón, Jackson la sigue; esto le preocupa un poco, pero de todas formas camina tan rápido como puede hacerlo sin llamar la atención del individuo que se encuentra en la planta alta. Llega a su puerta, pero no puede evitar observar la de Elisabeth. Siente que esta la llama, no sabe si ir o no, tiene un conflicto en su cabeza.

Quiere ir para cerciorarse si aquella extraña arma aún sigue disponible en aquel cajón secreto que tiene Elisabeth, pero su conciencia le grita que no. Así que decide callar su voz, que le gritaba un no rotundo. Camina con lentitud hacia la puerta que tiene a unos metros para abrirla y buscar el arma que sabía que Elisabeth había guardado para una ocasión especial.

Y esa ocasión es esta: su venganza.

Jackson tarda más de lo que debería, pero los mensajes de Bred son depositados en su bandeja de entrada cada cinco segundos. Él no tiene el tiempo ni la paciencia para leer o contestar esos mensajes. Ahora mismo solo piensa en Isabella, y que ella caerá en su trampa. Sube un escalón, pensando que la diversión estaba por comenzar. Pero esta es esfumada tras oír su tono de llamada.

Bred está llamando. Gruñe en voz baja, este sonido se traslada como eco en la enorme y vacía habitación. La frustración es demasiada, él duda si responder o no, cansado de no poder llegar con su juguete a su habitación. Pero termina cediendo, retrocede un escalón y se aleja de las escaleras para no ser escuchado.

—¿Holaa? —Alarga la última letra con total relajación mientras escucha la respiración acelerada del tatuado.

—¡¿En dónde mierda estás, Jackson?! —Una pequeña risa se le escapa al momento de oirlo gritar.

CULPABLE | COMPLETA ✔️ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora