• Fin del juego •

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Jackson Williams

Ciertamente su llamada me tomó por sorpresa, pero esta queda opacada por completo al oírla hablar y sollozar.

Exigía algunas explicaciones, pero todo lo que me daba eran vagas palabras. No era suficiente. Yo quería más, lo quería todo. Siempre quise saber qué tanto puede llegar a ocultar una persona tan frágil y rota como lo es ella. Porque eso es Elisabeth Jones, ella es frágil, mucho más que Isabella. Está rota por donde la mires; y, aunque sus intentos de ocultarlo son buenos, siempre se termina quebrando y mostrando su verdadero rostro. Y es debido a eso que mi interés crece a cada segundo que pasa en esta conversación.

—Jackson...

—Tranquila, debes calmarte. —La abrazo con algo de fuerza y la cubro del frío viento que pasa entre nosotros. Ella se acurruca en mi pecho, hunde su rostro en este y llora en silencio. —¿Qué ha pasado? —repito por milésima vez, acariciando su coronilla y mirando hacia adelante, viendo la calle oscura y vacía.

—Ella me ha contado todo.

—¿Todo?

—Todo. Y es una verdad monstruosa... me aterra el solo pensar que ella tiene razón, y que toda mi vida es una maldita mentira.

Me abraza, apretuja mi ropa y se hunde en mi pecho, llora y murmura respuestas algo imprecisas para las preguntas que le he hecho. Esto me deja más intrigado que nunca, algo frustrado también. Por fin estaba por conocer la verdad detrás de tantas mentiras por parte de todos los Jones. La dejo descargarse por algunos largos minutos, no quería presionar, aunque mis ansias eran descomunales.

"Pronto", me repito para calmarme. La paciencia jamás fue una virtud mía, pero tendría que tenerla si quería saber qué cosas eran verdad y qué cosas eran mentiras. 

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Ya eran casi las cuatro de la mañana, la charla con Isabella se prolongó más de lo que mi paciencia aceptaba, por lo que tuve que excusarme y recomendarle que se vaya a dormir. Fuimos caminando hasta nuestras respectivas casas, y dejamos atrás aquel asiento de mármol en donde la llevé para hablar con tranquilidad. El mismo asiento en donde estaba Elisabeth el día de su accidente.

Me recuesto en mi cama, pensando en lo ocurrido. Admito que todo esto no estaba en mis anteriores planes, nunca pensé que sería Isabella quien me contaría todo por voluntad propia, siempre creí que yo debía quitársela de algún modo; ya sea de un modo bueno o malo.

Desde nuestra llegada aquí, todos mis planes se pusieron de cabeza. Todo lo que pensé que podría hacer se derrumbó, se quemó y quedaron cenizas. Pero de esas cenizas renació algo mucho mejor. Más oscuro y perverso. Algo que siempre quise sentir, aunque sabía que no debía. Mi mente no puede controlar lo que siente mi corazón, es algo extraño, nuevo y excitante. No logro comprender cómo esta persona logró hacer renacer algo que pensaba que se había destruido hace años. Las ganas de tener un propósito para seguir viviendo, para avanzar y ser alguien diferente. ¿Un demonio mejor, tal vez?

Suspiro cansado, tengo un lío en mi cabeza. Sé lo que quiero, pero todavía no sé si podré conseguirlo. Todavía no sé toda la historia completa que alberga la casa Jones, y toda su singular familia. Estoy cerca de averiguarlo y va ser por mis medios, ya que es obvio que mi hermano mayor se niega rotundamente en compartir lo que él sabe.

Austin está demasiado ocupado con sus asuntos. Y esos asunto se llaman "Elisabeth". Esa chica es mi mayor obstáculo, de eso no tengo duda alguna. Jones es cerrada a todos. Es orgullosa, terca en cierto punto, pero puede doblegarse con facilidad. Eso es posible porque, después de todo, ella es un ser humano.

CULPABLE | COMPLETA ✔️ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora