• Demonios •

1.4K 260 32
                                    

El tenue olor a cafeína se vuelve más y más fuerte a medida que mis pasos se acercan al lugar. Detrás de mí, puedo distinguir dos voces bastante conocidas que logran alterar mis nervios en segundos.

-¡Elisabeth!-Teodoro grita detrás de mí. Un viejo compañero de la primaria de Isabella. Chico alto, delgado, con una nariz un tanto larga y unos cabellos marrones como el roble.

Ignoro su repentino grito, sabiendo claramente que todos en el pasillo nos están mirando por el alboroto.

-No nos ignores, perra-la risa grotesca de Sofía me hace detener mis pasos y darme vuelta para verla. Sofía la Rue, un nombre demasiado extravagante para alguien tan simple.

Teo llega primero, me recibe con una de sus carismáticas sonrisas y un abrazo demasiado fuerte que me hace sonar algunos de mis tensos huesos.

-Si haces eso, romperás a la princesa... -Sofía da una sonrisa burlona, haciéndome rodar los ojos, no pienso ocultar mi fastidio tras un telón de buenas amigas.

Ella sabe que no la soporto y sé que ese sentimiento es mutuo.

Me separo de Teodoro, no soporto estar en contacto físico con personas que no sean de un círculo muy cercano a mí. Claramente, la única que pertenece a ese círculo es Isabella.

-Buenos días, chicos-saludo y de inmediato comienzo mi camino a la cafetería.

Ellos comienzan a hablar de sus vacaciones, lo aburridas que fueron, pero, a la vez, muy entretenidos. Yo solo asiento a todo lo que me preguntan y niego si me piden más detalles de algo.

-¿Fuiste a ver a tu madre en vacaciones? ¿Qué tal ha estado esta vez?-escucho cómo Sofía se emociona por el cotilleo que le dirá Teodoro.

-No me puedo quejar, creo que ya se está acostumbrando a la idea de tener un hijo homosexual y que no es una simple fase mía -Teo da una pequeña sonrisa al finalizar, pero podía ver lo mal que le hacía hablar de aquello.

Al llegar a la cafetería, noto con facilidad la presencia de Isabella. Ella se encuentra revolviendo su plato, pensativa, ausente y sola. Los chicos insisten en ir conmigo hasta su lugar; me niego, pero ellos me siguen sin hacerme caso.

-Oh, hola, ¡cuánto tiempo!-Isabella les sonríe a los chicos, mis cejas se unen al notar la falsedad y dolor de su sonrisa.

-Hola, Isabella-ambos se abrazan con una calidad que me desagrada.

-¿Por qué estás tan sola, Bella?-pregunta sin interés Sofía.

-He estado esperándolos, hace mucho que no estamos juntos-esta vez se esmera más en su sonrisa.

-Isabella, luego tenemos que hablar -proclamo al instante de escuchar cómo intenta fingir.

-Hola, chicas. Espero no les moleste que nos sentemos con ustedes-la presencia de Austin aparece de la nada y se sienta con nosotros sin pedir permiso.

-A mí sí me molesta-hablo sin rodeos, aunque dudo de que se haya escuchado, ya que Sofía habla sobre mis palabras.

-¡Por supuesto que no!-quedo en blanco al oír el grito de Sofía. Austin le sonríe y guiña un ojo.

-¿Y tu hermano, Austin?-pregunta confundida mi gemela.

-Pues, no lo sé. Se fue primero, pero me dijo que vendría a la cafetería-comienza a ver por encima de los alumnos que aún están parados-. Oh, lo encontré... ¡Jackson!-grita el idiota, llamando la atención de todos en la cafetería.

-A eso se le llama una genética perfecta-balbucea Sofía mientras observa a Jackson venir desde lejos.

-Hola-saluda secamente.

CULPABLE | COMPLETA ✔️ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora