• Engaños, engaños •

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Isabella Jones

La parálisis duró más de lo que imaginé. No culpo a mi cuerpo, ya que eran las tres de la madrugada y el sonido de unas pisadas ligeras me habían despertado. Además del ruido de mi picaporte al ser bajado con tanta lentitud que su chillido metálico fue inevitable. Desde la noche anterior he comenzado a cerrar mi puerta con pestillo, creo que fue una muy buena idea. No sé quién ha intentado entrar a mi habitación, o, por lo menos, intento no saber quién fue.

No negaré que el miedo reina en cada rincón de mi cuerpo, absorbiendo mi buen juicio y mi humor. No estoy lista para aceptar las crueles palabras que Elisabeth ha dicho esa noche, quiero seguir creyendo en lo que he visto con mis propios ojos toda mi vida.

A un padre amoroso, una madre bondadosa y una familia sana y feliz. Pero, ¿y si mis ojos me engañan? Recuerdo que John, mi antiguo psicólogo, me ha comentado que hay veces que nuestros propios ojos nos engañan, distorsionan la verdad para volverla una mentira dulce, pero que, posteriormente, se volverá una verdad amarga. ¿Acaso es a esto a lo que se refería?

No solo mi familia me ha engañado, si no que yo también lo estoy haciendo. Me he mentido a mí misma haciéndome pensar que tengo una familia normal. Creyendo en que yo misma soy normal, olvidando cada problema que hay a mi alrededor, perdonando cada herida que mis "seres queridos" me han hecho, creyendo en el oscuro pozo sin fondo de las mentiras.

La cuestión aquí es: ¿quiero salir de esta burbuja? ¿Quiero saber la verdad? ¿Podré soportarla? No, no lo creo, pero aún así...

—¿Isabella?.... —Parpadeo varias veces al volver en mí—. Isabela...

Su canturreo intenta llamar mi atención y lo logra, pero, al mismo tiempo, me asusta por su voz tan impaciente.

—Ah, perdona, Jackson. Me he distraído por un momento... —Finjo una risa casual, al mismo tiempo que me levanto de la cama.

—Eres pésima mintiendo, Isa.

—No es por ser presumida, pero me considero una de las mejores en ese oficio. — Contraataco con algo de diversión.

Escucho una leve risa de su parte.

—Bueno, no puedes engañar a alguien que ha mentido toda su vida. Yo sí soy un experto en esto... Pero, claro, no quiero presumir de esta virtud.

Reímos, pero estas melodías se apagan lentamente y quedamos en un silencio entre nosotros. Al decir esas palabras el día anterior, las cosas se pusieron algo extrañas e incómodas entre nosotros. Yo no he dicho nada al respecto, no me han salido las palabras en ese momento. No pude decirle, "Tú también me gustas, Jackson", no logré corresponder sus sentimientos, y creo que Jackson notó eso.

Aún intento saber la razón por la que esas palabras no salieron de mi boca. Lo vi algo tenso y ansioso al darse cuenta de ello, pero no dijo nada más; lo cual agradezco.

—Voy a esperar...

—¿Qué?

—Voy a esperar hasta que puedas corresponder mis sentimientos.

Quedo con la boca abierta ante esto. Nuevamente, y como si se volviera una molesta costumbre, Jackson me deja sin palabras. Mi corazón palpita, siento mi estómago revolotear y logro sentirme aliviada y feliz; pero, aun sintiendo todo esto, las palabras siguen sin salir de mi boca.

—Lo sé. Gracias.

Maldigo en mi mente. Esas palabras sonaron más frías y cortantes de lo que imaginé. Intento cortar el silencio incómodo que he creado por error, pero mi voz no logra emitir palabra alguna, hasta que escucho unos golpes en mi puerta y luego la voz de una de las amas de llaves.

CULPABLE | COMPLETA ✔️ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora