La cueva del Peloponeso

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Los hermanos Hook negaron. Cuando volvamos los pondré a estudiar, esto es ridículo.


Angélica buscaba en todos sus libros algo que pudiera informarle sobre lo que descubrió de Medusa, durante toda la tarde y hasta entrada la noche, en la cama Marina la seguía degustando una pieza de pollo.

—No vas a encontrar nada ahí.

Angélica cerró el libro y llevó su mano hasta la frente, fastidiada. Primero le dice todo aquello sobre su hija y ahora no la ayuda a terminar de entenderlo.

—¿Por qué? —Marina no comprendió a que se refería, soltó el hueso que mordisqueaba y lo dejó en el plato— No lo entiendo, ¿Por qué yo?

—Eres fuerte, y ves lo mejor en las personas.

Angélica se mofó, sabía que no era toda la verdad, pero es una sirena, claro que no le diría todo lo que la hizo elegirla para cuidar y criar a su hija. Tampoco sabía porqué había insistido en hacerle los hechizos de protección cuando era apenas un bebé.


Harriet se molestó por burlarme de que se asustó por una ardilla que pasó sobre su cabeza de un árbol a otro, me quitó el sombrero y lo lanzó lejos, fuera del camino. Se ríeron por ello, me metí al bosque a recogerlo, había caído sobre una enorme roca, lo levanté y debajo había una pequeña luz azul, como una flama flotante, parecía que me llamaba, intenté agarrarla y desapareció.

Me pusé el sombrero y di media vuelta, un susurro me llamó, suave y apenas audible, no vi nada, lo debo estar imaginando. Empecé a andar para volver al camino, de nuevo el susurro me detuvo, a mi lado, a pocos metros, la pequeña luz estaba ahí, como si tuviera brazos y me pidiera seguirle. Dos pasos para acercarme y desapareció de nuevo.

Que idiota, ¿como se me ocurre hacerle caso a una flamita azul? ¿Cómo me podría estar llamando?

Harriet me llamó, llegó desde el camino, se veía preocupada. La flama apareció varios metros más adelante, llamándome de nuevo, riendo, me retó a alcanzarla, a atraparla.

—¡Chicas!

La flamita se extinguió, no fue hasta que estuvimos juntos los tres de nuevo que se apareció, donde solo yo pude verla.

—¿Qué sucede?

—Algo intenta que lo siga —intenté explicar, no me entendieron—. Es como una llama azul.

—¿Y la llama te llamó? —se burló Harriet.

—¿Su pelaje era azul? ¿Si la atrapamos nos volveríamos ricos por su lana azul?

—No un animal, una llama de fuego, como de este tamaño —le mostré con mi mano, lo que hizo que se rieran más—. Olvidenlo.

Cuando se quedaron en silencio escuché el susurro de nuevo, esta vez también lo escucharon, se asombraron, miré en dirección a donde la vi por última vez, estaba ahí, escondida tras una pequeña roca. Me burlé que no me creyeron, nos pidió que la alcancemos, la seguí, Harriet me detuvo de la muñeca, preguntándome que hago sin decir nada, me encogí de hombros y me soltó, escuché sus pasos seguirme, no muy lejos, llegué junto a la flama y esta se esfumó, apareciendo unos pocos metros más adelante.

—¿Por qué seguimos una luz mágica?

—¿Crees que nos lleve con las esas que dijiste?

Una fila de llamas apareció frente a nosotros, camino hacia una cueva, nadie dijo nada, solo las observamos, un montón de susurros nos incitaban a ir. Sentí como si algo me jalara, magnético, sentí la boca seca, tragué en seco y las seguí, a pesar de que me pidieron que me detuviera, apenas me acercaba lo suficiente para tomar una, se extinguía, la siguiente se reía y me retaba a atraparla.

El destino de Medusa || Harry Hook  #PGP2020Where stories live. Discover now