5

622 102 40
                                    

Poco menos de tres meses pasaron desde el día que comenzaron a burlarse de Eri y habíamos mentido por primera vez a nuestros padres, porque a pesar de que nunca lo dijimos en voz alta los considerábamos eso, nuestros padres.

Habíamos conocido también a la mamá de nuestro papi, por lo que notamos él era idéntico a ella, a excepción de los rulos y las pecas. Nos cuidó varias veces cuando él estaba ocupado con su trabajo, habíamos comenzado a llamarla "abuelita" sin que los mayores lo notaran. Los cuatro ex alumnos de él también nos habían visitado varias veces, algunas de esas veces nos trajeron dulces. También conocimos a una pareja de hombres que eran amigos de nuestros padres, uno parecía idiota y el otro era molesto, papá los llamaba "pelos de mierda" y "Pikachu" pero sus nombres eran Kaminari Denki y Kirishima Eijirou.

Nuestros compañeros también habían descubierto que en realidad teníamos dos papás y eramos adoptados, nos molestaban bastante. Eri lloraba siempre que no la veían y en casa intentaba sonreír siempre. La maestra no notaba o escuchaba lo que nos decían, así que nosotros intentábamos soportar y mantener nuestras notas, las cuáles eran bastante buenas al tener a nuestros padres quienes nos ayudaban siempre y eran muy inteligentes.

A Eri hoy nuestro papi le había hecho dos coletas y estaba muy feliz por los cumplidos junto a los halagos que le habían dicho papá. Pero esa felicidad se fue cuando un idiota paso a su lado y tiró de una de ellas.

-Monstruo. -el susurro fue bastante bajo pero alcanzamos a oírlo.

Lo ignoramos y nos sentamos en nuestros lugares, ya nadie había vuelto a hablarnos intentando ser nuestros amigos y nosotros no intentábamos ser lo tampoco, los odiábamos a todos.

Eri y yo nos encontrábamos haciendo una tarea en grupo, sólo nosotros dos, cuándo el aviso del receso sonó. Sacamos nuestros bentos, pero no alcance a llevarme un bocado de arroz a la boca cuándo escuché un comentario bastante estúpido.

-No sabía que los monstruos también comieran arroz. -su sonrisa era desagradable a la vista.

-Y yo no sabia que los simios hablaban. -fruncio su ceño y yo sonreí.

Eri tocó mi hombro y yo moví mis hombros con desinterés. Me importaba muy poco si el idiota se enojaba, me tenían harto con sus ofensas hacia Eri.

-¿Te crees mucho verdad? Sólo son unos tontos que eran huérfanos. -mi sonrisa no se borró por su comentario.

-Pero nos adoptaron, en cierto modo fuimos planeados, no podría decir lo mismo de ti. -escuché como Eri me llamaba pero no le presté atención y baje de mi silla.

-Al menos mis padres son normales. -lo miré mal y el me sonrió con burla.

-Mis padres también lo son. -todos comenzaron a reunirse alrededor de nosotros y algunos reían.

-Mi mamá dice que no lo son, dos hombres no deberían estar juntos, es raro. -todos susurraban diferentes cosas y escuché a Eri sollozar.

-Entonces tu mamá es una idiota, mis padres son muy buenos con nosotros y se quieren mucho, al igual que a nosotros. -la persona frente a mi comenzó a reír.

-Son unos raros, los vi una vez que los trajeron aquí, ¡dan asco! Deberían morirse. -la sola idea me entristeció y no dudé en tirarme sobre mi compañero de clase.

Me molestaba que hablaran mal de Eri y de mi, lo ignorábamos pero que dijeran que nuestros padres deberían morir era imperdonable.

Lo golpee varias veces en la misma mejilla hasta que me cansé, me paré y los miré a todos.

-¿Alguien más tiene algo que decir sobre nuestros padres? -mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no de tristeza, sino de enojo- ¡Ustedes no saben que se siente que tus papás se mueran así que cierren la boca! Al próximo que diga algo así también lo golpearé.

Nuevo Comienzo Where stories live. Discover now