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Cuándo llegamos a nuestra nueva casa nos sorprendimos al ver que cada uno tenia una cama, todo era blanco, pero Izuku-san nos dijo que nos comprarían cosas de nuestro gusto si queríamos. Se lo veía algo nervioso. Ése día fue tranquilo, nos mostró cada parte de la casa, el jardín estaba descuidado porque según el peli verde se la pasaban mayormente trabajando, pero si lo deseábamos lo renovaríamos entre todos, aunque si eso incluía flores el viejo no participaría porque las odiaba.

De éste corto día comprendí algo, el peli verde no cocinaba. El se dedicó a pasar tiempo con nosotros. Por la noche, antes de dormir, nos arropó a ambos con los cobertores y nos dio las buenas noches, Eri se durmió al instante, a mi me costó un poco más.

No tenia idea de que hora era, pero me desperté al escuchar los quejidos y sollozos de Eri. Quise despertarla o calmarla, pero no lo logré, así que fui hasta la otra habitación y decidí despertar al viejo.

Intenté despertarlo sin gritar y no funcionó, así que lo moví mientras le gritaba. No tardó en despertar, pero se veía de mal humor, aunque fue peor cuando vio la hora. Le expliqué que Eri estaba teniendo pesadillas y se levantó yendo hacia la habitación que compartíamos con mi hermana.

Acarició su cabello intentando calmarla pero cuándo vio que no funcionaba la alzó en brazos apoyando en su propio hombro la cabeza de Eri y comenzó a volver a su habitación. Pero se detuvo cuándo le pregunté si pensaba dejarme ahí solo, pareció pensarlo y aceptó que durmiera con ellos sólo si no lo pateaba al dormir. La acostó junto a Izuku-san con cuidado de no despertarlo y yo junto a ella, el viejo se acostó junto a mi y me llegó un recuerdo de cuando mamá y papá nos dejaban dormir con ellos. Esperé unos minutos y cuándo me pareció que estaba dormido me acerqué a su cuerpo acomodándome para por fin volver a dormir.

A la mañana siguiente desperté junto a Eri en la gran cama solos, me senté frotando uno de mis ojos y escuché sonidos fuera de la habitación.

Me bajé de la cama lentamente y fui hacia la cocina, ahí estaba el viejo con una taza en su mano mientras preparaba algo en una sartén. Cuándo me vio dejó la taza en la mesada y caminó hacia donde yo estaba levantándome para sentarme sobre la mesada cerca de donde él estaba.

-¿Tu hermana? -siguió bebiendo lo que me pareció que era café y cocinando.

-Eri todavía duerme. -bostece frotando una vez más mi ojo.

-Ya veo, no la despiertes, Deku me pidió que los dejara dormir todo lo que quisieran. -puso los huevos revueltos en un plato y me volvió a levantar, pero cuando iba a dejarme en el suelo fruncio el ceño y no lo hizo- No andes descalzo por la casa y si no te pones las pantuflas ponte medias mocoso.

Me llevó a la habitación donde me obligó a ponerme medias y me mando a cepillarme los dientes. Al volver a la cocina había otro plato más con huevos revueltos y un vaso de jugo.

-¿A esto llamas desayuno viejo? -me senté y lo miré con burla.

-Cierra la boca mocoso, por si no viste son las 11, así que come todo. -rodé los ojos y comí un poco, no estaba mal.

Estaba mirando cómo lavaba todo cuándo escuché el llanto de Eri, me bajé apresurado de la silla y corrí a la habitación. Encontré a mi hermana sentada en la cama cubriendo sus ojos mientras lloraba. Me senté a su lado y la abracé.

-Ya no llores Eri. -pero comenzó a llorar aún más.

-P-pero Kota-nii no estaba cuando desperté... -suspire y acaricié su cabello, estaba acostumbrado a consolar a Eri.

-Estaba desayunando con el viejo, no llores. -se detuvo unos segundos aún temblando por el llanto y me miró.

-¿C-con Katsuki-san? -asentí y volvió a llorar aunque ahora no sabía porqué- ¡Y-yo también quería desayunar con K-katsuki-san!

Nuevo Comienzo Where stories live. Discover now