12

221 33 2
                                    

El hombre que nos sacó amenazados de casa nos obligó a subirnos a un auto, en el cual nuestro papi nos sentó a cada lado suyo y apoyamos la cabeza en sus muslos, por varios minutos nos acarició el cabello, pero como seguíamos nerviosos, comenzó a cantar. El hombre que manejaba rió un poco pero luego se escuchó la voz del peliverde que de a momentos desafinaba o su voz temblaba, pero que en ningún momento dejó de acariciarnos el cabello.

Cuándo el auto se estacionó nos levantamos a mirar hacia afuera, pero no fue agradable, era un lugar sucio y abandonado. El hombre abrió violentamente la puerta del auto y tomándome de un brazo me bajó, logrando que nuestro papi bajara apresurado con Eri en brazos dando un pequeño tropezón.

Soltándome del agarre corrí a esconderme detrás del mayor aferrándome a su ropa.

—Si no quieres que los arrastre, más te vale que se apuren. –aún con Eri en brazos tomó mi mano y con una cálida sonrisa me hizo seña para que caminara, pero a pesar de eso, su mano temblaba.

Nos encerraron en una habitación oscura y con olor a humedad, no podíamos ver nada, por lo que nos apegamos al mayor quien nos sentó en sus piernas y nos abrazó dulcemente.

—Papi, Eri tiene miedo y no quiere estar aquí, ese hombre fue malo con Kota-nii...

—Eri, es obvio que papi tampoco quiere estar aquí, callate. –el abrazo se volvió un poco más fuerte y lo escuché suspirar.

—Kacchan vendrá por nosotros, cómo la última vez, no se preocupen, nada les va a suceder a ustedes, lo prometo. –al igual que en el auto comenzó a cantar, ésta vez una canción totalmente diferente.

Pasamos en esa posición mucho tiempo, en el cual el mayor intentaba distraernos contándonos cosas al azar de cuándo tenía nuestra edad, o de cuándo estaba en preparatoria, sobre como se había hecho amigo de nuestros tíos y cosas así.

De un momento a otro la puerta se abrió, el hombre entró, agarró a nuestro papi y se lo llevó sin decir nada, dejándonos solos en completa oscuridad.

Tomándonos de las manos nos sentamos lo que creíamos lo más lejos posible de la puerta, sin poder evitar llorar. En algún punto nos quedamos dormidos, sin soltar nuestras manos en ningún momento.

Pegué un pequeño salto al oír como la puerta se abría y sin mirar abrace a mi hermana, ni siquiera soltándola cuando la puerta se volvió a cerrar.

—¿Eri? ¿Kota? –dejé salir un pequeño sollozo y el mayor parece haberse guiado por eso porque casi al instante pude sentir sus brazos rodearnos– Todo está bien, ya estoy aquí de nuevo y pude traer algo de comida.

No preguntamos nada, sólo tomamos lo que el mayor nos entregó. Parecía ser pan, aunque tenía mal sabor. En el lugar solo escuchábamos el sonido de cómo mi hermana lloraba y el cómo con dificultad tragabamos el pan.

—Perdón niños, no quería que se vieran envueltos en esto, perdón. –me di cuenta como temblaba cuando sus brazos nos rodeaba y acariciaba mi cabello lentamente— Pero estoy seguro que su padre vendrá.

POV Katsuki

Todo el maldito proceso de lo que me tenían que entregar fue molesto. Urgente y una mierda, si lo hubiera sido hubieran enviado todo por correo electrónico ahorrandome el viaje y la espera.

Sólo quería llegar a casa con mi familia, descansar con ellos y quizás más tarde leer lo que estaba en la carpeta que me habían entregado.

Pero cuando faltaba poco por llegar mi celular sonó mostrando el nombre del pelos de mierda en la pantalla. Atendí sin muchas ganas, pero me pareció raro escuchar tartamudear al pelirrojo. Mis dudas fueron aclaradas cuándo a lo lejos vi las patrullas fuera de mi casa, lo que causó que acelerara y me bajara del auto apenas estaba frente a mi hogar.

Habían dos personas en la puerta de mi casa cubiertas con una sábana blanca, en la cual se habían formado unas cuantas manchas carmesí, haciendo que todo mi cuerpo sintiera un frío abrumador. Quise acercarme a ver si alguno de los dos era Izuku, pero una mano me detuvo, note que era Kirishima y demostraba estar preocupado.

—Tranquilo Katsuki, no es él. –sentí un enorme alivio al escuchar eso, pero la incomodidad seguía ahí– Pero tampoco pudimos encontrar a Izuku o tus hijos dentro, se los han llevado Katsuki, lo lamento mucho.

Todo bajo mis pies pareció desaparecer y caí al suelo, todo mi cuerpo temblaba. No terminaba de comprender que esto estuviera pasando de nuevo, y esta vez no sólo era mí esposo, sino que también se habían llevado a mis hijos. El solo imaginar que les harían daño hacia que sintiera una opresión en el pecho.

—Encuentralos... –levanté la vista observando a la persona frente a mí que todavía parecía estar incómoda, aunque al verme su rostro demostró sorpresa, quizás por verme en este estado, quizás por las lágrimas rodando por mis mejillas o quizás por otra cosa– Por favor, sólo encuentralos, has que regresen a salvo conmigo Kirishima, por favor tráeme de vuelta a mi esposo e hijos.

Él se agachó para estar a la misma altura y apretó mí hombro con su mano mostrando una expresión decidida.— Los traeré a salvo Katsuki, traeré a Izuku y mis sobrinos de vuelta, lo prometo.

Después de eso todo fue complicado, me llevaron a la comisaría donde me hicieron varias preguntas e informándome que estaban revisando cada cámara de seguridad posible que pudiera haber captado a la persona que se llevó a mí familia. Por segunda vez en mí vida recé –como cuándo Izuku resultó herido–, para que mí familia fuera rescatada sana y salva.

Pov Kota

No sabíamos cuánto tiempo había pasado desde que estábamos ahí, pero nuestro papi hacía lo posible por distraernos, y nosotros intentábamos no llorar.

—¿Alguna vez les conté bien como fue que conocí a su padre? –ambos le contestamos que no al mismo tiempo y escuché su risa algo temblorosa, pero su mano seguía siendo igual de cálida y amorosa– Verán, les he dicho que estuve casado con otra persona antes, pero esa persona era muy mala conmigo, siempre estaba diciéndome cosas feas y siendo cruel, hasta que un día descubrí que él estaba con alguien más...

»Su tía Ochako y su tío Tenya me aconsejaron que me divoricara de esa persona, porque era muy violenta y ya no era amable conmigo, así que me dieron el número y dirección de un abogado, quién resultó ser su padre. Cuándo lo conocí lo confundí con su secretario y en ese momento su padre no contaba con tanta paciencia como hoy día, y se enojó aún más cuando no le respondí por estar admirando sus ojos, el carmín de sus ojos siempre me gustó muchísimo. Así que empezamos mal, pero terminó siendo mí abogado, a pesar de su ruda forma de hablar y su tosca forma de ser él me ayudó en todo momento, logro que pudiera divorciarme y que esa mala persona fuera a la cárcel.

—¿Cuándo empezaron a estar juntos papi? –también quise preguntar eso pero no me animé, por suerte mí hermana era muy curiosa.

—Pasamos por muchas cosas antes de poder estar juntos, –sentí como besaba mí frente y me acercara mucho más a él– después de todo, su padre es terco y yo no quería escuchar las cosas que él quería decirme, tenía miedo, de que no quisiera estar conmigo como yo con él. Pero cuando logramos hablar, dimos un gran paso, no teníamos una relación formal, pero su padre era muy bueno y cariñoso conmigo, por ese tiempo conocí a sus tíos Denki, Eijirou, Mina y Hanta, ellos fueron muy amables conmigo desde el principio.

» Luego pasaron cosas malas y terminé secuestrado como ahora, esa persona me lastimó mucho y quedaron muchas cicatrices. Esa persona quiso que yo olvidara a su padre, pero yo siempre supe que él iría por mí, que me sacaría de ahí.

—¿El viejo fue a buscarte y te saco de ahí? –oí su risa una vez más y eso logró calmarme un poco, porque esta ya no temblaba.

—Si cariño, su padre me saco de ahí, aunque luego pasaron cosas tristes al final pudimos estar juntos y no he dejado de amarlo cómo desde un inicio lo hice. –una risa y un golpe en la puerta nos sobresaltó, pero aún así el peliverde no nos soltó– Así que estoy muy seguro que nos sacará de aquí y podremos volver a casa una vez más. Veremos películas, saldremos a pasear o cenar, dormiremos los cuatro juntos de nuevo y su padre nos abrazara a todos juntos una vez más, yo sé que Katsuki vendrá.

Nuevo Comienzo Where stories live. Discover now