- Capítulo 49 -

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Los periodistas no podían creerse lo que escuchaban. Les había merecido la pena el viaje. Todos hicieron fotografías y tomaban notas mientras (T/N) contemplaba a su marido, atónita, desde el podio donde estaba el micrófono. Los periodistas gritaban preguntas sin cesar.

Él la tomó de la mano y llevó a la suite que tenían reservada en el hotel.

- Escúchame – le dijo cuando llegaron allí e hizo que ella se sentara -. Voy a decirte esto sólo una vez más y quiero que me escuches y creas. No hay nada entre Neyleth y yo, sólo somos amigos. Sólo eso, a pesar de las historias que han creado siempre.

- Pero Neyleth dijo que...

- No importa lo que haya dicho. Yo te estoy diciendo la verdad, y es a mí a quien tienes que creer. Yo soy tu esposo, al que acudes cuando necesitas algo, cuando estás preocupada, cuando tienes dudas. ¿De acuerdo?

Ella se mordió el labio inferior hasta saborear su propia sangre.

- Neyleth no es feliz. Ha luchado durante años por salir de las drogas y el alcohol. Es depresiva, y cualquier cosa que diga ahora es porque está sufriendo.

(T/N) comenzó a llorar. Lloraba porque él no parecía entender lo que una mujer necesitaba. No sólo quería que él le fuera fiel físicamente, también necesitaba su compromiso emocional.

- ¿Por qué lloras? – dijo, abrazándola.

- Porque tengo miedo. No puedo competir por ti.

- No tienes que hacerlo...

- Pero siento que es así, siento que podría perderte en cualquier momento.

- Si te sientes así, vas a hacer que ocurra – repuso, soltándola y poniéndose en pie -. Escúchame (T/N), estoy aquí y quiero que esto funcione – añadió, abrazándola de nuevo y secando sus lágrimas -. No estás sola. Quiero estar contigo.

Y entonces hicieron el amor con tanta pasión y ternura que ella se dio cuenta de hasta qué punto lo quería; era perfecto para ella. Sólo echaba de menos que se pusiera siempre de su parte.

A la mañana siguiente, se levantaron con muy malas noticias. Los productores se echaban atrás y se cancelaba la película; querían que todos volviesen a casa. Que Neyleth perdiera los estribos delante de la prensa había sido la gota que había colmado el vaso.

(T/N) intentó a hablar de ello con Karma, pero él no quería. Se pasaron la tarde viendo Lukasa, y al día siguiente volvieron a California y a su casa de Malibú. Era muy extraño estar en una casa tan lujosa después de estar en África. Llevaban menos de un día allí cuando Neyleth comenzó a llamar.

Ella trataba de recordar las palabras de Karma y lo sincero que había parecido, e intentó que no le afectara, pero las llamadas no pararon. Lo llamaba llorando a casa y al móvil. Él tomaba el teléfono, se retiraba a su despacho y tenía largas conversaciones con Neyleth.

Karma le explicó que Neyleth estaba disgustada por lo que había pasado y que el público los olvidara o la odiaran a ella por lo que había hecho y cualquier problema que hubiera en el matrimonio.

Pasaron las semanas, las llamadas continuaron y Karma parecía distante. Aún hacían el amor, pero estaba ajeno en muchos sentidos; se había evaporado la intensidad emocional. Eso la destrozaba.

Una noche, después de hacer el amor, él se quedó dormido. (T/N) se levantó y fue a la cocina, allí vio el móvil de Karma; odiaba ese aparato, era como una línea directa con Neyleth. Vio que tenía una llamada perdida, era un número de Nueva York, el de Neyleth. Buscó entre las llamadas recibidas en el día y comprobó que todas eran del mismo número, el de Neyleth. En el apartado de llamadas remitidas se repetía el mismo panorama.

ᴘᴀsɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴄɪɴᴇ (ᴋᴀʀᴍᴀ ᴀᴋᴀʙᴀɴᴇ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora