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Wolf acompañó a (T/N) hasta la entrada del hotel, donde estaban los aparcacoches. Una multitud de flores cubrían las paredes rojas del edificio y llenaban de fragantes aromas el aire.

(T/N) podía sentir cómo la inspeccionaba él mientras esperaban el coche. La oferta no era el único problema. Y tampoco lo eran sus valores y su moralidad. Lo que más le preocupaba era su falta de experiencia. No sabía cómo iba a manejar un hombre como aquél.

" Pero no saldríamos en serio. Todo es una farsa, en realidad no tengo que tocarlo, besarlo ni tener contacto físico con él ", pensó ella.

Sólo pensar en la personalidad hizo que comenzara a sudar, estaba claro que necesitaba más experiencia.

- Si me da algo de tiempo, podría pensar en su oferta con más detenimiento - le dijo después de un rato -. Si lo hago, puede que diga que sí - añadió, mirándolo a los ojos durante un segundo -. Pero no quiero sentirme presionada. 

Respiró profundamente antes de hablar de nuevo.

- Si acepto, ¿Cómo funcionaría el acuerdo?

Él no mostró ni una señal de satisfacción en su rostro.

- Haremos un contrato que incluirá una generosa compensación económica. Es probable que pierda algún día de trabajo por asistir a estrenos y fiestas. Después empezaríamos a dejarnos ver juntos en público.

Hacía que sonara sencillo, pero no lo era; ella no era el tipo  de persona al que se le invitaba a esa clase de eventos. Ella había sido criada por su padre, su abuelo y sus cinco hermanos mayores. Había sido la única mujer de la casa y creció sintiéndose un chico más.

- ¿Y por qué crees que la gente va a creerse que... estamos juntos? - le preguntó ella, dejando de un lado sus recuerdos -. No soy... el tipo de mujer con el que suele salir.

- Muchos actores salen con maquilladoras, directoras de reparto, etcétera.

Ella vaciló un segundo.

- Algunos lo hacen, pero tú no.

- No debería creerse todo lo que sale en las revistas del corazón.

Quizás tuviera razón, pero había visto las fotos de las mujeres con las que había estado. Le gustaban las estrellas de cine, las modelos y las chicas de portada. Solía dejarse acompañar por féminas que tenían más escote que cerebro. Esa parte de la anatomía humana no era su fuerte.

Ya en el instituto había aprendido que había dos tipos de chicas: las listas y las guapas. No parecía posible tener ambos atributos. Como ella no tenía aspecto de animadora, decidió dedicarse a cultivar su cerebro.

- Los dos sabemos que no soy lo bastante guapa como para que se crean que sale conmigo.

- Podría serlo si se cuidara más - le dijo él -. (T/N), parece que ni siquiera lo intenta...

Ella bajó los ojos, no sabía adónde mirar.

- No lo intento porque sé lo que soy y quién soy. No necesito maquillaje, extensiones de cabello, un bronceado o uñas de porcelana para fingir que soy otra cosa.

- ¿Qué otra cosa?

- Una muñeca. No quiero serlo, quiero que se me respete y me tomen en serio. si cambio...

- Hablamos de cambiar su peinado, no su alma.

Ella levantó la cabeza al oírlo.

- Es lista - añadió -. Y seria. Así que lo siento, pero no podrías ser una muñeca con esas cualidades.

Debería haberse sentido halagada, pero sólo se sintió más confusa. Cada vez que él la miraba, sentía calor por todo su cuerpo, un ardor que no hacía sino acrecentarse.

- No quiero que se rían de mí - añadió después -. La gente puede ser muy cruel. Sé que a las revistas les encanta sacar los defectos de los famosos en fotos poco favorecedoras.

- Antes de que salgamos juntos, algunos estilistas la asesorarán sobre su imagen y atuendo. Tengo unos cuantos profesionales que le harán más sencilla la transición.

- ¿Cuándo ocurriría eso? - preguntó ella, intrigada.

- En cuanto firmes el contrato.

Intentó imaginarse cómo sería ser asesorada por los estilistas más importantes de Hollywood, Pero no podía hacerse la idea. Había perdido casi diez kilos desde que llegó a Los Ángeles, pero aún se veía como la típica chica robusta de rancho que había llevado botas vaqueras antes que tacones.

- Una atractiva actriz sería mucho más fácil de presentar al público - le dijo en voz baja.

- No me apetece elegir a una chica que sólo se muera por darse a conocer como actriz...

- Pero en la vida real...

- Esto es la vida real, y sé que soy responsable de los trabajos de mucha gente. Sólo quiero hacer esta nueva película y hacerlo sin complicaciones emocionales.

Ella tardó un poco en digerir lo que le decía.

- No quieres que nadie se enamore de ti.

- Eso es exactamente lo que quería decir.

Por fortuna, un pequeño coche apareció en ese instante. El aparcacoches salió y le sostuvo la puerta abierta. Wolf la acompañó hasta el vehículo, y ella entró. 

ᴘᴀsɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴄɪɴᴇ (ᴋᴀʀᴍᴀ ᴀᴋᴀʙᴀɴᴇ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora