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- Se equivoca, es exactamente lo que quiero y necesito - le dijo con voz profunda.

Sus palabras la sorprendieron, pero fue su contacto lo que hizo que le temblaran las rodillas.

- Ya sé que no soy Miss América, pero no tiene por qué ser cruel conmigo...

- ¿Cruel? - la interrumpió él -. Estoy halagándola, la he elegido para que haga el papel de mi amante. No se lo pediría a cualquiera.

- Y ¿se supone que debo sentirme halagada por eso?

- Sí.

Ella apartó la mano. No le gustaba la prepotencia con que hablaba, como si quisiera dominarla a ella y todo el mundo.

- Ahí es donde se equivoca usted - le en dijo con lágrimas en los ojos -. Porque no me siento halagada por que haya decidido que juegue un papel en su vida. No soy un accesorio, señor Akabane. ¡Ni para usted, ni para nadie!

Inspiró con dificultad y miro a su alrededor; todo el mundo los observaba.

- La gente nos está mirando - le dijo ella -. Por favor, suélteme y deje que me vaya.

- La soltaré, pero quiero que se siente y termine esta...

- Esto ya ha terminado - repuso ella, furiosa.

- No, no lo está. Siéntese - le dijo Wolf -. Ahora. Por favor... - añadió con algo más de suavidad.

(T/N) se sentó de nuevo y él se inclinó sobre la mesa.

- No deje que el orgullo se interponga, señorita (T/A). Su jefe me dijo que era lista y ambiciosa. Esto le dará la oportunidad de darse a conocer por sí misma.

- ¿Darme a conocer como qué? ¿Su falsa novia? - preguntó, mirándolo con incredulidad -. Cree que debería entusiasmarme su propuesta porque sólo soy una chica normal. Soy ambiciosa, pero no tanto como para salir con usted y fingir ser su novia para conseguir que me asciendan. Me horroriza que pueda ganar respeto en la profesión sólo porque me vean con usted por la ciudad. Las cosas no deberían funcionar así.

- Quizás no, pero son así.

- ¿Y no cree que es inmoral, que está mal?

- No, me parece práctico.

- Para usted, ¡que es el que sale con mujeres casadas! - exclamó, levantándose de golpe y alejándose de la mesa.

Sorteó las mesas, intentando contener las lágrimas, y fue hacia el lavabo de señoras. Comenzó a llorar antes de tener tiempo de cerrar la puerta del baño. Recordó que por cosas así su padre no quería dejarla ir a California, y era también lo que sus hermanos le habían predicho que pasaría. Todos le dijeron que era demasiado joven e inexperta para sobrevivir en una ciudad sin escrúpulos como Los Ángeles. Ella estaba dispuesta a trabajar duro para demostrarles que se equivocaban, pero hacer de novia de Wolf Akabane no estaba entre sus planes.

ᴘᴀsɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴄɪɴᴇ (ᴋᴀʀᴍᴀ ᴀᴋᴀʙᴀɴᴇ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora