Un sueño|| Saga x Camus

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Sinopsis: (Canon divergent) ¿Todo lo que soñamos debería hacerse realidad?

Advertencias: Descripciones explícitas de violencia.

—¿Qué es un sueño?

Saga dejó de limpiar su armadura y miró hacia el pequeño Camus, recostado en una de las columnas de Géminis. Tenía siete años y no hablaba durante los entrenamientos. Se sorprendió que lo hiciera en ese instante, mientras ambos estaban sentados en el umbral del templo, con la luz del sol levemente tocándolos.

—Es algo que uno ansía desde lo más profundo de sí mismo. Algo que si lo obtuviera, le traería una gran cantidad de felicidad. —Ojeó al muchacho que aferraba las rodillas al pecho y perdía la vista en el horizonte—. ¿Por qué lo preguntas?

—Aioria dijo que su sueño era tener una factoría de helado y todos empezaron a reírse. No entendí qué es lo que quiso decir. Nunca había oído la palabra antes.

Saga pasó el trapo de algodón sobre los pectorales de la armadura, limpiando el polvo en los bordes. Tenía sentido que le hubiera sucedido eso a Camus, aún no aprendía de todo el griego.

—Hay varios tipos de sueños. Algunos son más alocados que otros y sólo duran un tiempo, hasta que uno finalmente crece y se desvanecen.

—¿Por qué lo hacen? ¿Acaso se van de la noche a la mañana?

—No todos, pero los que son tan irreales suelen hacerlo. Como le pasa a Aioria. Al mes siguiente dirá que quiere ser conductor de tren y al otro que quiere ser Indiana Jones, pero como te darás cuenta, esos sueños no pueden cumplirse. Son una locura.

Camus jugó con sus dedos. El viento de la tarde le removió los desordenados cabellos rojos y rozó las pecas en sus mejillas.

—Pero algunos sí pueden ser cumplidos, ¿verdad?

Saga volteó a verlo. Una pequeña sonrisa se formó al oír el tono bajo de la voz, casi lastimero. Quizá él también tenía un sueño que temía que no fuera a cumplirse.

—Muchos de ellos, en realidad. —Lo dudó un momento, no quería incomodarlo con su siguiente acción, pero al notar que Camus continuaba con una gran tristeza en sus ojos rubíes, decidió acariciarle el cabello—. Los sueños son lo que mantienen viva a la gente. La esperanza de cumplirlo los hace salir de la cama y seguir con el mundo, sin importar qué tantas adversidades encuentren.

El pequeño se quedó callado, contemplando el panorama. Una expresión, entre dolorosa y desolada, poseía su rostro. El pecho de Saga se oprimió. Quiso abrazarlo para consolarlo, mas no sabía si eso estaba bien.

—¿Y todos llegan a cumplirlos?

El mayor apretó los labios y evitó el contacto visual. Esa era una pregunta que lo atormentaba día y noche. Aunque la había meditado desde hace tiempo, todavía no conseguía una respuesta satisfactoria. Las palabras de aliento decían que todos alcanzaban lo que anhelaban, mas la realidad demostraba que unos vivían para el sueño de otros.

A pesar de la crueldad de sus conclusiones, no pensaba compartir el sinsabor con alguien excepto sí mismo. Escarbó y escarbó en su mente. Después de un tiempo, obtuvo una respuesta que podría traer calma a Camus.

—Sólo los que se esfuerzan en conseguirlo.

El niño se giró a su dirección. Los grandes ojos rubíes honraron su nombre gracias a los rayos del sol: parecían dos gemas. Además, en esa posición le daba más gusto observarlo. Ya no se aferraba a sus piernas, como si deseara hacerse diminuto. Aquello hizo sonreír a Saga. Sin embargo, duró muy poco. Un ligero mohín se formó en los labios de Camus.

One shots de Saint SeiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora