13. El asunto de sus ojos.

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-Despierta- me sacudió alguien y yo abrí los ojos asustada.

-¿Qué?- pregunté sentándome y mirando a mi al rededor, estaba en mi habitación, todo estaba apagado pero Denver estaba a mi lado.

- estabas teniendo una pesadilla y te removías- explicó y yo a sentí.

- lo siento, iré por algo de beber, sigue durmiendo- respondí y él asintió y se acomodó.

Fui a la cocina y me serví un vaso de agua para después dirigirme al escritorio donde la caja envuelta estaba justo donde la había dejado, en realidad Denver no le había prestado mucha atención.

Al abrirla con cuidado ví una caja de alguna marca extravagante que dentro tenía una cartera envuelta en papel seda y una bolsa de terciopelo para guardarla dentro.

"Combina perfecto con el collar, aquí está mi número 304*******"

Bufé y dejé todo como estaba antes de volver a cerrar la caja, sí, era una cartera muy bonita y sobria pero primero yo no era de llevar cosas ostentosas y segundo aceptar algo que viniera de él sería condenarme.

Sin hacer ruido salí y baje al auto donde puse la caja junto a la bolsa con las flores y el collar, cuando volví a subir me senté en las escaleras y llame a Mike, supuse que por ser sábado en la noche estaría trabajando.

-¿diga?- contestó y de fondo escuché el ruido del bar.

-Mike, soy Raiza, quería preguntarte algo- dije yendo al grano.

-claro, dime.

-más temprano dijiste que escuchaste a los tipos de Fernando hablando sobre Denver.

- Raiza, no es algo en lo que te deberías meter- respondió.

-solo dime qué decían por favor, es solo curiosidad.

-hablaron de la golpiza que le dio Denver hace un par de semanas, nadie sabe en realidad que pasó pero el tipo se puso como una cabra y molió a Fernando... a todos nos impresionó que el tipo no le encajara un tiro en la cabeza o algo así- me contó pero yo seguía sin entender por qué lo había llamado con tanta urgencia un fin de semana en la noche

- hay algo más- le dije.

-en realidad... es sobre ti, parece que Fernando está interesado.

-lo sé, por favor no le digas nada a Denver, necesito resolver esto sola- respondí y hubo un silencio en la línea.

- esa es gente peligrosa Raiza- dijo preocupado.

- lo sé pero tengo miedo de que Denver se meta en problemas y no puedo decir nada a la policía.

- te amenazó- suspiró y yo asentí aunque no me viera.

- me hice la fuerte y ahora no deja de enviarme cosas, pienso devolverle todo.

- Cuídate por favor... Denver me contó lo del bebé, en serio lo siento- terminó y y o suspiré.

- ¿habló contigo?

-fue mas como que se sentó a llorar y balbucear sobre el tema- dijo tratando de ser divertido y yo recosté mi frente en las piernas recogidas.

-creo que estás trabajando, gracias por responder- respondí evitando el tema.

- pásate por aquí alguna vez.

Nos despedimos y colgué acostándome literalmente en el pasillo y mirando a la luz que parpadeaba levemente, de cierta forma me sentía en una especie de encierro, como si solo pudiera ir en linea recta, sin posibilidades de tomar otras opciones. 

Como yo lo veía tenía únicamente dos opciones: sentarme a llorar por esa opresión constante en mi pecho o levantarme y avanzar tratando de no mirar atrás, en realidad mi único problema actual era que un mafioso me pretendía porque le parecía ruda pero en realidad me moría de miedo por dentro.

Un rato después simplemente me acosté junto a Denver que al sentirme a su lado me abrazó entre-dormido, Según Mike había llorado pero al verlo me parecía un poco difícil de creer que lo hiciera, se había comportado muy centrado y tranquilo y había estado realmente pendiente de mí así que se me hacía un poco difícil creer que hubiera llorado. De todas formas Mike y él tendrían que ser muy buenos amigos para que se descargara con él. 

Me preguntaba en qué momento se habían retorcido tanto las cosas, yo solo lo escuchaba tocar su violín y ahora estaba durmiendo a mi lado sin estar realmente seguros de por qué. Decidí simplemente ignorar todo, ignorar a Fernando o cualquier otra cosa, seguiría con mi vida, las clases, lo que haría un persona normal y si Denver quería estar en mi vida sería como un par de personas de nuestra edad, sin tanto drama ni problemas de mafiosos o bebés muertos o deudas de honor, simplemente un par de chicos que se gustan.

Desperté con Adison lamiendo mi mano y el otro lado de la cama vacío.

-Pensé que habías muerto, estabas en coma- comento Denver divertido cuando salí a la cocina.

-exagerado- me burle tomando una taza de té que definitivamente no era suya, él era un chico más de café.

- Denver- lo llamé y él me miró interrogante pero no supe muy bien qué decir cuando vi sus ojos miel clavados en mí.

-¿querías decirme algo?- preguntó con una sonrisa.

-¿por qué siempre estás en la cocina?- pregunté de vuelta tratando se zafarme del asunto de sus ojos.

Soltó una risa y me abrazó después de darle la vuelta a la barra.

-eso es porque quiero asegurarme de que te alimentes bien mientras esté de guardia- respondió aún en el abrazo, se había duchado pero no tenía su típico olor a menta sino que desprendía el olor de mi muy masculino jabón de rosas y almendra.

Entonces tocaron la puerta y yo me puse nerviosa pensando en que fuera otra entrega del mafioso pero recordé que iban a cambiar la cerradura así que volví a respirar y abrí.

- ¿visita?- preguntó el moreno junto a mí.

-van a cambiar la cerradura- le respondí sin darle ninguna explicación. 

La persona que lo estaba haciendo terminó de instalarla y se aseguro de que funcionara bien.

-¿desea poner clave o huella?-preguntó y Denver me miró como si fuera una exageración.

- huella por favor, la de los dos- respondí señalándolo.

-¿hay alguna razón especial?- preguntó cauteloso siguiendo las instrucciones del chico.

-nada, solo quiero estar segura con eso de que vivo sola- respondí haciéndome la idiota.

Raiza #2Where stories live. Discover now