8. Estoy perfectamente.

7 2 1
                                    


Necesitaba hacer un cambio y volver a ser la Raiza de antes así que volví a casa decidida y saqué toda la ropa del armario, absolutamente todo.

Cuando estaba en medio de la salvaje selección el timbre sonó y me apresuré por encima de los bultos de ropa y me tropecé en el camino pero termine por abrir.

- ¿Hola?- preguntó Denver al ver la pinta que tenía.

- pasa, estoy seleccionando mi ropa, ayúdame- le dije corriendo a mi habitación donde brinqué por encima de la ropa.

- ¿Cómo podría ayudarte?- preguntó viendo el desorden.

- trae bolsas, empacaremos lo que hay que donar y haremos espacio para más ropa- le indique señalando por todos lados y el me miró con cara de perdido.

Asintió y fue por las bolsas que ya sabía dónde estaban y empezó a doblar ropa, alguna incluso tenía la etiqueta así que acordamos que la venderiamos en internet.

- entonces ¿A que se debe el ánimo?- preguntó.

- decidí que tengo que hacer algo para cambiar el rumbo actual de mi vida- respondí re haciendo la coleta de caballo que tenía.

- entonces cambiaras el rumbo de tu vida vendiendo y donando el 80% de tu ropa y comprando más- dijo como si no fuera un plan muy convincente.

- ajá, también voy a hacerle algo a mi cabello y empezaré a ensayar para un recital al que me invitaron a participar- respondí emocionada.

- está bien- respondió separando la ropa ordenadamente mientras yo seguía tirando cosas.

Cuando terminamos de organizar todo dejamos las bolsas en la sala y nos tiramos al sofá.

-¿Quien demonios tiene tanta ropa?- preguntó.

-parece que las chicas- respondí sacando un par de cervezas- ¿Quieres una?- pregunté y el asintió así que se la lancé para que la agarrara en el aire.

Destape la mía y me senté junto a él subiendo los pies a la mesa de centro.

- iba a preguntar cómo te sientes pero parece que bien- comento subiendo los pies a la mesa junto a los míos.

- en realidad me siento terriblemente mal pero  no me puedo quedar sintiéndome mal, tomé el consejo de un par de personas y me agendé con el psicologo- respondí tomándome la mitad de la lata de un trago.

Asintió y se quedó mirándome por un momento.

- no has dormido.

- ni un poco, el café con coca cola es alimento de dioses- dije encogiéndome de hombros.

-¿Has intentado tomando algo para dormir?

- claro que no, vamos, ayúdame con los zapatos- dije tomando otro par de cervezas del refrigerador y yendo al armario.

Estuvimos otro rato bebiendo cerveza relajadamente, organizando cosas y charlando, sentía que hace tiempo no estaba tan relajada.

- entonces fue bastante chistoso porque me caí pero de una manera bien elegante- termine de contarle una historia de cuando estaba en la escuela.

- puedo imaginarlo- dijo mirándome caía fijamente.

-no me hagas ojitos macho- lo regañe señalandolo con mi cerveza.

- no estoy haciendo ojitos, solo estoy pensando que estás un poco ebria- se burló y yo me hice la idiota.

- ja ja.

- vamos, acuéstate a dormir- sugirió dándole golpesitos a la cama.

Lo miré y me reí, se veía muy chistoso tratando de hacerme ir a dormir pero yo no era una niña y aún así me sentía lo suficientemente cansada para seguir en pie así que gatee sobre la cama y me lance como toda una estrella de mar.

-¿No te vas a poner pijama?- preguntó señalando mis jeans.

- no quiero, estoy ebria y cansada, llevo una semana soñando con bebés muertos- respondí cerrando los ojos y los escuché reír.

- descansa- susurró y me puso una manta pero después de que se fuera me sentí intranquila y grité esperando que estuviera en la sala- ¿Qué pasa?- preguntó llegando asustado.

- ¿Puedes quedarte? Fastidiame el cabello o algo- dije aún en la posición de Patricio estrella.

- está bien, pero necesito que te muevas un poco- dijo riendo y yo asenti y me convertí en una estrella menos estrella para que pudiera acomocodarse.

Empezó a acariciarme el cabello y puso algo de música extraña que me relajó y me ayudó a dormir.

Cuando desperté estaba completamente sola y en la barra de la cocina habían un par de platos cubiertos con una nota autoadhesiva.

"Necesitas alimentarte para poder seguir, ten un buen día".

Sonreí un poco como idiota y me senté a desyaunar, Adison estaba brincando junto a mí y lo cargué para que se quedará quiero antes de que saliéramos a trotar un poco.

En la tarde después de ducharme por segunda vez en el día fui a la peluquería.

- corto y negro- dije y la chica que se había parado detrás de mí me miró como si estuviera loca.

- está largo y castaño, el negro es difícil de quitar ¿Estás segura?- preguntó.

- estoy segura- respondí asintiendo y ella suspiró  aceptando el cambio.

Un par de horas después estaba saliendo con mi cabello negro despampanante a la altura de mi nuca. Después me fui de compras decidiendo cambiar completamente mi estilo y volví a casa con varias bolsas en las manos dónde un Denver con las manos en los bolsillos esperaba recostado en la puerta.

- Diablos, lo del cambio era en serio- dijo al verme detallando todo sobre mí y parando  en el cabello y los hombros descubiertos.

- era muy en serio, pasa- le dije con una sonrisa abriendo la puerta y entrando frente a él.

Miró un poco al rededor y se dió cuenta que las bolsas de la noche anterior ya no estaban.

- las entregaste- comentó señalando las bolsas.

- si, así es... ¿Quieres acompañarme a comer algo?- le pregunté dejando las bolsas sobre la cama y sacando algo para ponerme.

- si, está bien- contestó viéndome andar por ahí como si nada- ¿Segura que estás bien?- preguntó.

- estoy perfectamente- respondí con una sonrisa.

Raiza #2Where stories live. Discover now