CAPÍTULO TREINTA Y DOS

32 2 0
                                    


La bestia en mi interior se removió inquieta. ¿Cómo es que Rosse no lo veía? Su energía iba hacia mí como si necesitara nutrirme con urgencia.

De haber podido indagar en la mente de la otra muchacha hubiera podido quedarme tranquilo. Estaba casi seguro de que su amiga había podido percibir algo en el aire que nos rodeaba.

Rosse había asumido que podía leerle la mente a todo el mundo. Y claro que podía, pero no en esta forma. Comunicarse telepáticamente es una cualidad exclusiva de la bestia. Y era debido a esta extraña conexión que se había formado entre nosotros que podía hurgar en sus pensamientos como si estuviese con mi verdadera apariencia de dragón.

-La quiero -exigió la bestia ignorando mi preocupación-. Quiero que nos pertenezca. ¡Ya no lo resisto!

-Aún es muy pronto -razoné con calma. Ever nos seguía mirando a Rosse y a mí-. Debe darse cuenta por sí misma.

-Llevo casi dos mil años esperando por ella -se quejó la bestia con voz seca-. Supongo que podré esperar un poco más hasta que eso ocurra.

Una leve acumulación de energía en el aire llamó mi atención.

Ever estaba a punto de mencionar algo referente al flujo de energía que iba desde Rosse hacia mí, estaba casi seguro de que la rubia podía ver o sentir algo. La bestia siseó divertida como si lo que estaba especulando no tuviese ni pies ni cabeza.

Pero de todas formas interrumpí, no quería arriesgarme a que la chica mencionara algo o si no iba a tener que explicar muchas cosas y aún no era el momento propicio para ello.

-Las reglas no cambian -advirtió la bestia en tono autoritario. Obviamente se refería al hecho de tener que entregar información sin obtener nada a cambio.

-Es un proceso largo -comencé a explicar adelantándome a lo que iba a decir la rubia-. Cada uno lo experimenta de forma diferente. En especial la parte de entender que tienes dos vidas, o varias, si es que ya has viajado a varios mundos. Nuestros cerebros sólo absorben e intentan hacer encajar todo ahí dentro para nutrirse de las experiencias.

Rosse se quedó pensando en mis palabras. Al parecer tenía curiosidad de mí, o más bien de lo que era visitar varios mundos, que era una información valiosa que yo poseía.

-¿Si quieres puedo compartir esa experiencia contigo? -ofrecí mentalmente.

-¿A qué te refieres? -preguntó Rosse.

El dragón se puso inmediatamente en alerta, olisqueando la oportunidad de hacer un convenio con Rosse. Pero por alguna razón que no logro comprender desistió de hacerlo.

-Tendrás que leer el diario de Niguel y buscar tus propias respuestas -rugió la bestia en la cabeza de Rosse. Sentí el esfuerzo por no sonar demandante en cada una de sus palabras. La bestia se estaba reprimiendo. Me hubiera puesto a reír, pero la bestia se enojaría conmigo. La última vez que eso ocurrió no pude realizar hechizos correctamente en todo un año-. La información de cortesía ya se acabó niñita.

-¿Quién es el que habla? -preguntó Rosse llena de curiosidad. Su urgencia por información me causó una sed desesperada.

Respiré hondo absorbiendo una gran cantidad de energía de ella. ¿Cómo era que no se daba cuenta? ¿A caso sus niveles de reserva eran limitados? Si continuaba junto a ella posiblemente hallaría la respuesta.

Sólo me limité a levantar las manos en señal de rendición, no diría nada más por el momento, al menos hasta que Rosse atara algunos cabos por si sola y comprendiera las consecuencias de sellar un convenio conmigo. Supongo que los dragones no éramos diferentes a otras criaturas después de todo.

COVEN 1Where stories live. Discover now